jueves, diciembre 21, 2006

Dilemas periodísticos


Esta semana me ha ocurrido algo inédito en mi corta carrera: dos entrevistas que he realizado han suscitado dos textos de opinión críticos con mis entrevistados. Es algo que no esperaba que ocurriera tan pronto y que pensaba que cuando llegara me alegraría porque significaría que mis textos tienen repercusión, luego se leen y se tienen en cuenta.
En vez de sentir eso, se me ha llenado la cabeza de dilemas éticos. ¿Si yo busco una respuesta con mi pregunta y esa respuesta buscada genera polémica, no tengo yo parte de culpa? ¿Si acorto demasiado por falta de espacio una explicación, no es injusto criticar a la entrevistada, cuyas palabras han sido descontextualizadas?
Es una obviedad que por mucha ética tengamos y por mucho que nos esforcemos por ser imparciales y neutrales, durante el proceso de crear un producto informativo hay un montón de elementos que lo alteran: hacer unas preguntas u otras, destacar unas respuestas u otras a la hora de acortar, darles forma con términos distintos a los empleados, titular con una frase o con otra, la eventualidad de que una simple corrección gramatical por parte de los correctores altere el sentido original de una frase...
Es complicado y al principio es inevitable sentirse reponsable de todo esto, sobre todo teniendo en cuenta que por ahora tengo que tener contentas a todas las fuentes porque todavía no son muchas. Supongo que me contestaréis lo que todo el mundo: que es parte de mi trabajo, que no me puedo sentir responsable de respuestas ajenas, que no puedo quedar bien con todo el mundo... Pero las periodistas que leáis esto ¿no os habéis sentido nunca así?

2 comentarios:

Anónimo dijo...

No veo qué problema hay en que una entrevista genere polémica, no veo por qué tienes que hablar de ‘culpa’, un concepto tan religioso y tan poco relacionado con el periodismo.
Otro problema es que cortes tanto una respuesta que finalmente no se entienda o se entienda mal. Hay que ser fiel a lo que la persona entrevistada desea expresar.
La entrevista es un género creativo desde el primer momento, desde que se selecciona a la persona con quien vamos a conversar. No te digo ya cuando se produce esa conversación y la tenemos que llevar al papel. Otra cosa es que luego venga el editor y donde tu escribes A él ponga B, y las cosas ni sean iguales ni siquiera ciertas.
Sí es cierto que a veces impresiona saber que tal polémica se ha generado a partir de un texto con tu firma y, dependiendo de la talla de la polémica, puede incluso producir pánico. En esos momentos, solo hay que preguntarse si hemos hecho las cosas bien. Si la respuesta es positiva, se debe recuperar la calma inmediatamente.

Anónimo dijo...

Hola. He leido la entrada y me siento identificada. Hhe sentido esa sensación que describes. Lucía dice que siempre hay que poner lo que el entrevistado quiere expresar pero mi dilema es el siguiente. No todo el mundo se expresa con claridad y yo a la hora de transcribir el texto tengo que ordenar esas ideas y en ese trabajo puedo cambiar palabras para concentrar la idea del entrevistado. Opino que hay que ser muy sutiles. Un sinónimo poco acertado, una frase rotunda o un adjetivo delante o detrás de un nombre puede transformar la idea inicial.
Mi problema es que dispongo de unas horas para meditar y aceptar las palabras correctas, el tiempo no me permite profundizar demasiado. ¿Cómo hacer? ahora creo que este asunto nos va a perseguir toda la vida aunque ojalá, significaría que tenemos trabajo.
Felices Fiestas
PD: me encanta la foto de la entrada de Amelie.