lunes, marzo 19, 2007

Las mujeres y sus derechos, ¿mérito o cuota?


Decía el otro día que discutir sobre discriminación positiva ya me aburre. Txus me preguntaba si no será que mi postura es demasiado inmobilista. Es que he oído los argumentos (siempre los mismos) de decenas de personas en contra y no me han hecho cambiar de opinión ni lo más mínimo. Yo misma he repasado mis argumentos y he repasado los de las personas que se oponen y resulta que lo tengo totalmente claro. ¿Inmobilismo? ¿Es inmobilismo tener claro que cierto colectivo tiene ciertos derechos? No, es un convencimiento fruto de una reflexión bastante intensa y prolongada en el tiempo. Pero, como es decía, estoy harta de repetir siempre lo mismo (que quienes creen que la mujer puede ascender por méritos propios están admitiendo que si el 2% de las mujeres son directivas es porque sólo es 2% tiene capacidades para ello), así que os pego un artículo publicado en la tribuna libre de El País. Lo firma Maribel Montaño, secretaria de Igualdad de la CEF-PSOE, condensa mis principales argumentos y añade uno nuevo: que existen cuotas de otro tipo que nadie cuestiona. Os lo pego porque para consultarlo hay que tener subscripción.

Las mujeres y sus derechos, ¿mérito o cuota?
¿Deben las mujeres acceder al empleo o a puestos de responsabilidad y decisión por sus méritos o por cuotas? Se trata de un debate bien interesante, que provoca pasiones y que tiene una indudable actualidad ante la aprobación parlamentaria de la Ley de Igualdad efectiva entre mujeres y hombres, que el Gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero, en cumplimiento de una promesa electoral, ha promovido.

Veamos. Un puesto de trabajo o de responsabilidad debe estar ocupado por quien tenga el mérito y la capacidad suficiente para ejercerlo, con independencia de su sexo. Parece una afirmación incontestable, pero ¿es lo que está ocurriendo?

El pasado curso académico, salieron de nuestras universidades un 60,5% de licenciadas mujeres frente a un 39,5% de hombres. En términos generales, el expediente académico de ellas es más brillante y superan en mayor número las pruebas de acceso al empleo público. El mérito y la capacidad existe entre la población femenina, incluso en mayor cantidad.

¿Están las mujeres presentes en el empleo o en puestos de responsabilidad de manera igualitaria y en función de sus criterios?

La tasa de ocupación femenina es del 42,52%, frente al 65,29% masculina (datos EPA); de cada 10 contratos temporales, ocho son ocupados por mujeres; el 78% de los contratos a tiempo parcial es de mujeres; las empresas del Ibex 35 sólo tienen un 2,5% de mujeres en sus consejos de administración; las mujeres representan el 13,7% del total de catedráticos de universidad y el 3% de los doctorados honoris causa; el 70,8% de los empresarios son hombres, frente al 29,2% de mujeres; sólo el 6,6% de mujeres gana más que sus parejas.

Eso sí, el 83% de las personas que cuidan a un dependiente son mujeres; por cada hombre que abandona su puesto de trabajo por razones familiares, lo hacen 27 mujeres, que emplean diariamente una media de cinco horas en el trabajo doméstico, frente a una hora y 37 minutos de los hombres.

Para ocupar un puesto de trabajo o de responsabilidad, a las mujeres no les basta con esgrimir el pasaporte de su preparación. Sólo caben dos alternativas:

- O ellas aún no tienen mérito y capacidad suficientes, como parece sostener el PP cuando argumenta contra las cuotas, y habremos de esperar pacientemente a que los adquieran, cual cae la fruta madura, eso sí, dentro de algunos siglos.

- O ellas sí tienen mérito y capacidad, como sostenemos desde el PSOE y además, y lo más importante, derechos, pero hay razones que explican este curioso diferencial de oportunidades, no menos curioso aunque haya acompañado siempre a la historia de la humanidad.

A simple vista, parece que las mujeres se dedican a sostener diariamente la práctica totalidad de las necesidades de atención que, como conjunto de la sociedad, mujeres y hombres tenemos. Esta circunstancia, que se enmarca en un modelo social patriarcal, que reparte desigualmente roles y poder, se alza como un techo, no sé si de cristal, desde luego de un material difícil de romper.

¿Es necesario intervenir desde los poderes públicos para equilibrar esta desigualdad y por tanto ampliar el disfrute de sus derechos a las mujeres? Sí. No sólo es necesario sino que la Constitución española nos mandata en su artículo 9.2, a promover las condiciones, remover los obstáculos y facilitar la participación. Parece difícil encontrar una mejor fundamentación jurídica a las políticas de acción positiva.

El sistema de cuotas no sólo es legal, es legítimo. Usamos cuotas para todo, de manera natural, sin que hasta ahora nadie las haya cuestionado.

Las usamos en los partidos políticos, en las empresas, en las propias familias. Cuando por ejemplo, un partido político elabora una lista electoral suele cambiar algunos de sus miembros (cuota de renovación), suele presentar personas de distintas edades (cuota de edad), cuenta con personas que representen diversos lugares del territorio (cuota de territorialidad), y así sucesivamente. Y nadie se ha preguntado si los entrantes tienen más mérito y capacidad para acceder a esos puestos que los salientes. Simplemente, se han hecho las sustituciones y renovaciones en el mundo de la política, de la empresa, de los sindicatos, de las asociaciones, de las instituciones y organizaciones, en general.

Pero cuando las mujeres esgrimen su condición de mitad de la población, entonces el sistema que antes funcionaba deja de valer, y aparece un nuevo requisito, un pasaporte expedido especialmente para ellas: el famoso mérito y la no menos famosa capacidad.

La Ley de Igualdad efectiva entre mujeres y hombres deja atrás los exámenes a las mujeres para acceder a sus derechos, y establece no una cuota, sino dos: la cuota de los hombres y la cuota de las mujeres, la doble cuota natural de la demografía, que por cierto, es una palabra que se parece mucho a democracia, quizá no por casualidad.

La Ley de Igualdad Efectiva entre mujeres y hombres, fundamenta y legitima el derecho de los hombres a disfrutar del 50% del empleo, de los cuidados familiares y del poder. El resto es todo nuestro.

11 comentarios:

Álvaro dijo...

"(que quienes creen que la mujer puede ascender por méritos propios están admitiendo que si el 2% de las mujeres son directivas es porque sólo es 2% tiene capacidades para ello)".
No voy a entrar mucho en debate, porque no sé por qué me da que tú (June) y yo no vamos a llegar a ningún acuerdo. Quienes creemos que la mujer puede ascender por méritos propios, no creemos que sólo el 2% ciento tenga capacidades, sino que se han puesto muchas trabas para que haya más mujeres directivas. Hay que luchar porque esas trabas se eliminen y que haya tantas mujeres y hombres en puesto directivos como se lo merezcan. Yo no estoy a favor de la discrimanación positiva, ya que se corre el riesgo de que al final se eliga a alguien por ser mujer, rubio, gay, moreno, gordo, alto, delgado, bajo... por lo que es y no por lo que vale.

Anónimo dijo...

Pues...casi que nada que decir ni que objetar a este articulo. Explica bastante bien el concepto de discriminacion positiva.

Anónimo dijo...

Y añado, me encanta pensar en un mundo en el que se valore a cada uno por lo que es (por el hecho de ser persona) en lugar de por lo que vale o por lo que le hace ganar a su emrpesa...si ya se, seré un ingenuo pero que le voy a hacer...me gustaria que fuera asi

Anónimo dijo...

Voy a intentar darle la vuelta. Aunque seguro que no consigo convencerte jur jur jur.
Lo que LOS DOS intentamos conseguir es que nadie que se merezca algo sea relegado a un segundo plano por su condición sexual o genero ¿no?
Pues la discriminación positiva actual, puede perfectamente discriminar negativamente.
Imaginate que quiero hacerme un hueco en una empresa, en la que van a entrar a prueba 100 personas. Tengo la gran suerte de ser el número 98 en conocimientos, por lo que debería estar tranquilo porque habiendo 100 plazas, lo justo es que no me quede fuera por ser hombre.
Ahora bien, como mi puesto de trabajo ha sido históricamente de hombres, del los 97 que tengo por delante, 54 son hombres (educación, predisposición cultural, interes en esa profesión... la razón que tu quieras).
Como la empresa aplica la discriminación positiva, me jodo, y los 4 hombres que eran mejores que yo, yo mismo, y los que estaban igual de contentos en los puestos 99 y 100 nos quedamos fuera por nuestro género. Precisamente lo que se quería evitar.
¿Eso es justo? Yo veo bastante más normal que entren los 100 mejores, y si son las 100 mujeres, pues enhorabuena, igual que si son todos hombres.

Anónimo dijo...

Yo insisto en el concepto de que me parece injusto que exista un sistema por el que unos merezcan mas que otros o que puedan aspirar a merecer más que otros.
Es que simplemente rechazo la meritocracia para cosas tan serias como el sustento de una persona.

Hay vida fuera del mundo de la empresa y la competencia, aunque claro, si hablamos desde este y entramos en lo justo e injusto ya cada uno puede tener su opinión

Anónimo dijo...

Pero bueno, yo es que estoy harta de oir paranoias de discriminación a los hombres. Hoy decía Rosa Montero que está en contra de la Ley de Igualdad porque obvia el maltrato a hombres. Aquí lo urgente es que 66 mujeres al año son asesinadas, lo urgente es que son las mujeres las que sufren más paro y precariedad. Me pone mala que siempre que se intente hacer algo por las mujeres salga alguien diciendo, "¿y los hombres qué?". Vamos a solucionar ésto, si no es con discriminación positiva vamos a pensar otro método eficaz, y cuando ya no haya que lamentar que las mujeres sean con diferencia más pobres, más discriminadas, más paradas y más explotadas, ocupémonos de los casos anecdóticos, que no digo que no tengan también su importancia.

Anónimo dijo...

La solución no es discriminación positiva. Es simplemente no discriminar!
Necesito las 10 personas con mejores notas en economicas, pues los cogemos, y si son 8 hombres y 2 mujeres no pasa nada, igual que si son 8 mujeres y 2 hombres...

Anónimo dijo...

Pero Txus, todo el mundo queremos eso, la cuestión es que no pasa. Lo que hay que decidir es cómo obligar a las empresas y las instituciones para contratar a mujeres sin discriminarlas como hacían hasta ahora. Si no, ¿me quieres decir por qué el 90% de las enfermeras son mujeres y en cambio el presidente de la Federacion de Colegios de Enfermería es hombre? ¿Por qué es aplastante la mayoría de licenciadas en periodismo y no hay ninguna directora de periódico (entre los grandes? ¿Por qué hay más universitarias y en cambio siguen siendo poquísimas las catedráticas y las decanas? Es que ahora va a parecer que lo de la discriminación positiva es un capricho sin fundamento. Las mujeres soportamos más paro y precariedad y eso es lo que hay que solucionar. Y repito que me parece alucinante que después de siglos de discriminación se intente atajarla y a la gente le preocupe que, por una vez en la historia de la humanidad, algún hombre pueda verse perjudicado. Un poco de solidaridad, hombre. Y repito que me parece increíblemente machista pensar que el nivel va a bajar por contratar a más mujeres.

Y os digo a los dos, a Macía y a Txus, que propongáis medidas que elimen esas trabas.

Tico, muy interesante tu reflexión sobre los valores del capitalismo. Esta claro que el problema es que se parte del concepto de competitividad en vez de hablar de derechos fundamentales, así de claro. En la universidad es recurrente el debate sobre la funcionarización. Frente a los que creen que fomenta el absentismo, algunos exclaman que esa idea supone una escasa confianza en la profesionalidad, en que un docente e investigador trabaja por responsabilidad y vocación, no por competitividad o por ambición de ascender y ascender. Pero, como dice mi padre, ese es otro taller.

Anónimo dijo...

Vamos a ello:
"¿me quieres decir por qué el 90% de las enfermeras son mujeres y en cambio el presidente de la Federacion de Colegios de Enfermería es hombre? "

Machismo puro y duro. De acuerdo contigo

"¿Por qué es aplastante la mayoría de licenciadas en periodismo y no hay ninguna directora de periódico (entre los grandes?"

Esta con otra pregunta: ¿Cuándo se licenciaron esos directores?¿En esa epoca también eran mayoria las licenciadas sobre los licenciados?

" ¿Por qué hay más universitarias y en cambio siguen siendo poquísimas las catedráticas y las decanas? "

Porque los catedráticos de hoy son los licenciados del ayer, cuando las mujeres no iban a la universidad. Las licenciadas de ahora serán catedráticas en unos años, y entonces el porcentaje de catedráticas será igual al porcentaje actual de licenciadas.


"Es que ahora va a parecer que lo de la discriminación positiva es un capricho sin fundamento. Las mujeres soportamos más paro y precariedad y eso es lo que hay que solucionar. Y repito que me parece alucinante que después de siglos de discriminación se intente atajarla y a la gente le preocupe que, por una vez en la historia de la humanidad, algún hombre pueda verse perjudicado. "

No es eso lo que me preocupa, sino intentar compensar al discriminado discriminando a quien le discriminó (toma trabalenguas). No puedes condenar a muerte a quien asesina, porque te pones a su altura.

"Un poco de solidaridad, hombre. Y repito que me parece increíblemente machista pensar que el nivel va a bajar por contratar a más mujeres."

Yo no he dicho nunca eso... He dicho que debería ocupar cada puesto quien se lo gane, independientemente de si es hombre o mujer.

Anónimo dijo...

Y una chorradilla que se me ha ocurrido asi de ponto...

...¿coger al más capacitado (o al que parezca estarlo debido a sus titulos y curriculum) no es también una forma de discriminar??

Anónimo dijo...

De chorradilla nada. Entre una persona brillante y otra mediocre sobresaldrá la brillante sean cuáles sean sus circunstancias. Entre dos personas brillantes o dos mediocres, el trabajo se lo llevará la que haya tenido dinero para hacer un master sin necesitar beca, el que no ha tenido que compatibilizar estudios con trabajo... Así que gracias por esa reflexión, aunque quienes creen en el libre mercado no verán el problema.