lunes, marzo 05, 2007

Hoy viajo a Cuba...



...con dos películas y una canción: Comandante, Looking for Fidel y Candela.

Esta semana por fin he visto las dos películas documentales sobre Cuba que ha rodado Oliver Stone. Con Comandante Stone logra hacer un sorprendente retrato del carismático líder intercalando preguntas sobre su ideología y los momentos clave de la Revolución (inicios, Playa Girón, crisis de los misiles, caída de la URSS...) con otras intimistas y de lo más originales: qué actriz le gustaba de joven, si ha visto Gladiator o Titanic, si ha bebido con Yeltsin (a lo que responde que no se atrevería a competir con él), y si siente amor hacia su intérprete, la cuál termina siendo la tercera protagonista del filme, ya que traduce simultáneamente todos los diálogos.

El documental introduce imágenes de archivo que muestran, frente al mandatario octogenario que se aferra al poder, algunos de sus discursos más lúcidos y convincentes de los inicios de la Revolución. Un ejemplo es el pronunciado con motivo de la guerra de Angola: "Algunos imperialistas se preguntan por qué ayudamos a los angoleños, qué intereses tenemos allí. Están acostumbrados a pensar que cuando un país ayuda en algo es porque está interesado en petróleo, cobre, diamantes u otro recurso natural. No buscamos ningún interés material. Es lógico que no lo entiendan. Porque se guían exclusivamente por criterios nacionalistas, chauvinistas, egoístas. Estamos atendiendo a un deber internacionalista cuando ayudamos al pueblo de Angola".

Stone, que con muchas de sus preguntas evidencia tener una opinión sesgada hacia la realidad cubana, se muestra -o al menos así lo veo yo- gratamente sorprendido al comprobar de primera mano la envidiable calidad del sistema educativo y de la sanidad pública en Cuba, dos puntos en los que Estados Unidos no destaca precisamente.

Frente a esa atmósfera llena de complicidad y sentido del humor, Looking for Fidel es un documental tenso y lleno de contradicciones. Su objetivo es analizar los sucesos del 2003, cuando varias personas fueron ejecutadas por el gobierno cubano por secuestrar aviones a punta de pistola. La comunidad internacional, e incluso personalidades cercanas a Fidel como el escritor Saramago, criticaron duramente una medida excesiva que vulneraba claramente los derechos humanos.

En esta ocasión, Stone se muestra más implacable con Castro, quien muestra su mejor y su peor cara: recurre a argumentos irrefutables como que las ejecuciones ocurrireron en pleno inicio de la guerra de Irak, cuando la mafia cubana de Miami pedía a Bush que actuará igual con la isla caribeño. En un cara a cara con varios condenados a cadena perpetua, los acusados sin querer le dan la razón al dejar claro que lo que les llevó a secuestrar un avión fue la situación económica y no la política (es decir, son delincuentes, no disidentes) y a la vez reconocen que en Cuba tienen cubiertas sus necesidades básicas. Sin embargo, se muestra testarudo, orgulloso y ególatra al decir que no da más libertades porque no le va a dar el gusto a Bush de salirse con la suya o cuando afirma no respetar a Amnistía Internacional incluso cuando Oliver Stone le muestra que AI denuncia muchas más vulneraciones cometidas por el gobierno estadounidense que el cubano.

El cineasta busca también la otra versión de los sucesos con testimonios de la mujer de Raúl Rivero y los disidentes y opositores más activos y populares como Osvaldo Payá o Elizardo Sánchez. Looking for Fidel termina con una inquietante cita de Benjamin Franklin: "Quienes renuncian a la libertad esencial para obtener seguridad temporal no merecen ni libertad ni seguridad". ¿Se refiere Stone con ella a Bush o a Fidel? Yo creo que a ambos y estoy de acuerdo.

Os preguntaréis cómo dos películas tan controvertidas y de máxima actualidad pasaron desapercibidas. Pues, aunque parezca que Estados Unidos es un ejemplo de libertad de expresión y Cuba es el único lugar junto con un puñado de países árabes tercermundistas en el que se censura, lo cierto es que Stone ha denunciado una campaña de boicot impulsada por la mafia de Miami. En cambio, Fidel Castro no aprovechó la oportunidad que le dió el cineasta de cortar las partes del documental que le desagradaran.

En definitiva, sea cuál sea vuestra opinión respecto al sistema político cubano, os recomiendo que veáis ambas cintas (disponibles tanto en Emule como en Ares).

Por último, os doy a conocer mi pieza de salsa (o son cubano, no tengo muy clara la diferencia) preferida. Cada vez que la escucho me parece que me transporta a La Habana que, para quien no lo sepa, es desde siempre el lugar que más me ilusiona conocer. Es una de tantas obras maestras que podéis escuchar en el disco de Buena Vista Social Club.

24 comentarios:

Anónimo dijo...

Voy a empezar por el final. El análisis que yo hago de que el señor Fidel no cortara la cinta es distinto al tuyo. Que quede claro que no he visto los documentales, pero por lo que cuentas, da la sensación de que hay mucha entrevista con el barbas y por eso no corta ningún cacho.
Fidel Castro es un hombre absolutamente convencido de todo lo que hace y dice, y es por eso que cortar una parte de lo que ha dicho no le entra en la cabeza. Gracias a esa convicción (o por su culpa, depende de como piense cada uno) sigue en el poder, y sigue habiendo una Cuba comunista.
Sobre el papel, el comunismo es un sistema casi perfecto, en el que se busca el beneficio común y todas esas cosas que se nos enseñan de pequeños. El problema es que en la práctica cuanto más tenemos más queremos, y muchos de los que tienen 10 no dudan en quitar 5 a quien sólo tenía 5 para tener ellos 15. Siendo asi, tienes que adoptar un sistema que se aproveche de eso como es el capitalista.
Aunque pueda sonar fatalista, creo que tenemos el mundo que nos merecemos. Si todos fueramos buena gente, sin maldad, de esos que comparten siempre que es necesario y todas esas cosas la vida sería perfecta si viviesemos una anarquia.
Desgraciadamente, todos somos como somos, y tenemos lo que nos merecemos. O al menos, lo que se merecían los que estuvieron justo antes que nosotros. De nosotros depende que lo que hereden los siguientes sea mejor, o peor.

Anónimo dijo...

Off Topic: Recibo una media de 100 correos al dia, entre los que hay muchisimos de trabajo, tios y tias desnudos, chistes que no hacen gracia a nadie y muy de vez en cuando, alguna cosita de estas.
Si te interesa puedo reenviarte todo lo que me llega y haces tu la selección ;)

Álvaro dijo...

Hola a todos:

Bueno, yo poco bueno tengo que decir de un señor como Fidel Castro, por no decir nada. Un dictador de los pies a la cabeza, que por ser de izquierdas, parece que es menos dictador. Comparar Cuba con EE.UU, es, cuanto menos, rídiculo, porque EE.UU con todos los defectos que tiene, es una democracia y George Bush por mucho que quisiera no va a poder seguir en el poder eternamente. Fidel sí, hasta que se muera.

Un saludo.

Os invito a todos a mi blog: http://amatia1985.blogspot.com

Anónimo dijo...

No me voy a dedicar a refutar los conceptos simplistas y cuadriculados de "dictador" y "democracia".

El sistema cubano está sometido a un férreo bloqueo que le impide desarrollarse y por ello es imposible predecir cómo sería Cuba con libertad para importar y exportar. Lo que ocurre es la pescadilla que se muerde la cola: Fidel utiliza el bloqueo como excusa para no dar más libertades ni dejar el poder y EEUU utiliza la falta de libertades como excusa para no levantar el bloqueo.

Otro rasgo del que hablan muchos intelectuales es el siguiente: las personas ignorantes se someten con más facilidad a una situación de precariedad que las personas cultas. En Cuba el sistema educativo es excelente (no lo digo yo sino la UNESCO) y se ha erradicado el analfabetismo. Los cubanos viven la frustración de no tener una vida a la altura de su nivel intelectual.

Además, para que el comunismo funcionara tendría que vivir en una burbuja para que los ciudadanos no envidiaran la imagen irreal que dan los países capitalistas: el lujo, el consumismo... Es lo que dice Txus, el ser humano es ambicioso. Cuba es uno de los pocos países en los que toda la ciudadanía tiene garantizadas sus necesidades básicas pero poca gente se conforma con ello. Lo triste es que cale más la ambición materialista que la convicción de vivir en un país en el que nadie muere de hambre (de nuevo, no lo digo yo, lo reconoce muy a su pesar la ONU).

Los medios de comunicación son una trampa mortal. No puede ser que por culpa de esa imagen idílica que muestra la televisión, un cubano que tiene la comida, la vivienda, el trabajo, la educación y la atención sanitaria aseguradas emigre lleno de sueños e ilusiones a EEUU para encontrarse en el paro, con un alquiler desorbitado y sin servicios sociales que le amparen.

Y esa es básicamente mi opinión sobre Cuba.

Álvaro dijo...

¿Alguien me podría decir una diferencia entre Augusto Pinochet Y Fidel Castro? Es que a mí me parecen la misma mierda, pero es que ahora parece que Cuba es un paraiso de libertades y de bienestar y yo no me he enterado.... Será que habrá que ir a vivirlo....

June Fernández dijo...

Yo te la puedo decir. Durante la dictadura de Pinochet "Unas 3.200 personas murieron a manos de agentes del Estado, de las que 1.192 permanecen como detenidas desaparecidas. Más de 28.000 opositores fueron torturados, según datos oficiales, y alrededor de 300.000 debieron exiliarse por razones políticas", publicado en El País.

No he encontrado en el mismo periódico, uno de los más duros con el gobierno de Castro, datos similares ni tampoco buscando en Google. Si aportas estadísticas provinientes de fuentes fiables e independientes en las que se detalle número de asesinados, secuestrados y torturados en Cuba igual cambio de idea.

Por cierto, algo de lo que no se suele hablar mucho en los medios: Cuba es el país que más atentados sufre, atentados que perpretan los llamados disidentes de Miami, un eufemismo para no llamarles por su nombre: delincuentes, mafiosos y terroristas. Algún día os daré los datos, que los tengo en un libro.

Álvaro dijo...

Los cubanos exiliados en Miami (EEUU) recordaron este sábado, con más de 10.000 cruces blancas, a sus familiares y amigos que fueron fusilados por la dictadura castrista o desaparecieron en el mar intentando huir del régimen. En una explanada de un parque de esta ciudad estadounidense, las cruces conmemoran a las víctimas de la dictadura que implantó Fidel Castro desde que asumió el poder en 1959 hasta hoy, según los organizadores del llamado "Memorial Cubano: un pueblo unido en el dolor".

(EFE) En el evento, que se efectuó por quinto año consecutivo, se dieron cita familiares y amigos de los fallecidos y, entre ellos, Miriam de la Peña, madre de uno de los cuatro pilotos de "Hermanos al Rescate", que murió tras el derribo de dos avionetas de esa organización por cazas MiG cubanos. "Han sido once años de una lucha constante en búsqueda de justicia, de conocer la verdad de lo que sucedió ese día", declaró la madre de Mario de la Peña.

El derribo se produjo el 24 de febrero de 1996 en el espacio aéreo internacional, según una investigación de la ONU, mientras que La Habana ha asegurado que las aeronaves se adentraron en su espacio aéreo. Blanca Rojas, hija del teniente coronel Cornelio Rojas, fusilado en 1959, también asistió al evento para rendir tributo a su padre.

"Se siente mucha emoción y mucho dolor porque, con estas cruces, estás viendo los crímenes que ha cometido Fidel Castro", dijo Rojas. La cubana comentó que su padre fue "una de las primeras víctimas del régimen comunista en Cuba". "Lo fusilaron sin juicio alguno por haber sido militar", explicó.

Otro de los asistentes al acto, Ruiz Linares, se declaró orgulloso de conservar el certificado de defunción de su padre, Sixto Linares, asesinado en 1963 en Camaguey (Cuba). "Para mí es un amuleto", dijo el cubano, que tenía doce años cuando murió su padre.

Aseguró que "lo asesinaron porque éramos contrarrevolucionarios. Yo he vivido orgulloso de eso toda la vida y si mi padre hubiese seguido con vida, seguro que no hubiera cambiado". Renatos Gómez y Francisco García, organizadores del "Memorial Cubano", dijeron en una conferencia de prensa que el evento es "un proyecto del exilio" y el resultado del "esfuerzo de personas anónimas". Al finalizar el acto, los organizadores prendieron la "Llama del dolor", que permanecerá encendida durante tres días en memoria de las víctimas.

Álvaro dijo...

Ahora preguntaros cuántas vidas no hubieran sido sesgadas en Cuba si Fidel se hubiera jubilado en 1975, el mismo año que se retiró Pinochet. Siguen siendo la misma mierda los dos...

Decir que El País es duro con la represión en Cuba, es decir mucho... pero bueno...

Álvaro dijo...

Hace unos días uno de los portavoces extraoficiales del Gobierno, Enric Sopena, denunciaba escandalizado la obsesión de la ultraderecha (para Sopena no existe derecha si no es ultra o neocon) en comparar las dictaduras de Castro y Pinochet, para apresurarse a aplicar su tradicional benevolencia para juzgar al régimen de Castro.

No hay nada más doloroso que entrar a comparar dictaduras, todas despreciables y crueles, pero no hay nada más humillante para las víctimas que la exoneración, ignorante o no, de sus verdugos. Empezaré dándole la razón, por una vez, a Enric Sopena: entre Castro y Pinochet no hay comparación. La dictadura de Pinochet duró 17 años, la de Castro va para los 48. Pinochet renunció voluntariamente al poder convocando un referéndum sobre su gobierno en 1988, Castro morirá en la cama tras nombrar un heredero que continúe la dictadura. Pinochet dejó a Chile en condiciones de convertirse en la Suiza de América, Castro arruinó una de las economías más solventes del continente americano. Pinochet asesinó a unos 3.000 prisioneros políticos, y más de 30.000 chilenos tuvieron que exiliarse. Castro tiene documentados más de 10.000 asesinatos entre fusilamientos (5.725), ejecuciones extrajudiciales (1.206) y fallecimientos en prisión por diversas causas (1.216) y ha empujado a al menos 75.000 a morir en el océano, y obligó a más de dos millones de cubanos al exilio. Por desgracia también en crueldad el tirano del Caribe supera cualquier dictadura latinoamericana de la segunda mitad del siglo XX.

Mejor haría Sopena si, en lugar de andar comparando dictaduras, se decidiera de una vez a denunciar todas aquellas dictaduras que hoy siguen aplastando a los pueblos, sin peros, porqués o sinembargos. Estoy seguro que la labor no resultaría tan sencilla, ni tan lúcida; incluso puede que en el intento pudiera terminar sufriendo las consecuencias en sus propias carnes, como muchos de sus colegas, demócratas, que están en prisión solamente por elegir vivir en libertad. La historia ya condenó a Pinochet; esperemos que pronto condene al dictador cubano aunque en España todavía queden algunos juntaletras empeñados en salvar a Castro.


El texto es de Rafael Rubio.

Anónimo dijo...

De las cruces blancas hablé en otra entrada (http://junefernandez.blogspot.com/2007/02/vctimas.html) así que no me repito. Cuba antes de Fidel era una dictadura. Puede que a ti te interese el supuesto progreso económico en el régimen de Batista, que mantenía una relación de neocolonialismo con EEUU. Puedo aceptar que para ti sean igual de dictadores Batista y Fidel pero lo que es innegable es que con Batista una gran parte de la población (creo que un tercio) era analfabeta y había desnutrición. Me parece escandaloso que haya a quien no le parezca demasiado importante que en un país absolutamente todas las personas tengan comida, techo, escuela, trabajo y hospitales a su disposición. Pero bueno, ya me he cansado de decir obviedades y un buen amigo de la blogosfera me ha recomendado que no me estrese.

Álvaro dijo...

"en un país absolutamente todas las personas tengan comida, techo, escuela, trabajo y hospitales a su disposición". Te recomiendo que vayas a Cuba o hables con alguien que ha estado allí para darte cuenta que lo acabas de decir no es verdad. No pretendo que te estreses, pero lo siento, no puedo darte la razón.

Por cierto, yo en ningún momento he hablado de Batista...

Una recomendación, un libro: Fidel, el dictador favoirto de Hollywood.

Anónimo dijo...

"Castro arruinó una de las economías más solventes del continente americano" decía el texto que nos has pegado. No me hace falta ir a Cuba (que, por cierto, es mi gran sueño), basta con leer informes de la ONU en los que se dice que Cuba es el único país de latinoamerica en el que no hay desnutrición ni analfabetismo. Hay escasez pero no desnutrición, nadie se muere de hambre. No te busco los enlaces porque tengo que trabajar. Otro día lo miro.

Álvaro dijo...

Resulta muy difícil hablar sobre la economía cubana porque los únicos datos fiables de que disponemos son los que suministran gobiernos y agencias extranjeros, en la medida en que registran transacciones entre sus respectivos países y Cuba. Hay datos sobre el endeudamiento exterior frente a Rusia y los antiguos regímenes del este de Europa y frente al resto de los países del mundo; sobre turismo, inversiones extranjeras y remesas de exiliados; sobre exportaciones e importaciones de Cuba y poco más. De estos escasos datos se deduce que Cuba sigue aumentando su deuda exterior, que no paga siquiera los intereses y que, si lo hiciera, aumentaría dramáticamente la pobreza del país. El régimen castrista sigue viviendo, por tanto, del ahorro del resto del mundo, que se transfiere a Cuba a través de múltiples canales.

En este momento, la principal ayuda y la más novedosa es la de Venezuela, —que suministra petróleo a precios por debajo del mercado—. En segundo lugar, los exiliados cubanos, principalmente los residentes en Estados Unidos, siguen remitiendo dólares a sus familiares para que no pasen hambre. En tercero, hay un grupo de empresarios extranjeros que compran en Cuba activos capaces de generar exportaciones, como Tabacalera con el tabaco, los hoteleros mediante compra o gestión de hoteles, la telefónica mexicana y la canadiense Sherrit con la minería de níquel y cobalto. En cuarto lugar están los nuevos créditos concedidos por gobiernos occidentales, los cuales, por criterios puramente políticos, caen en la tentación de intentar comprar la voluntad del tirano o de vender a su electorado la solidaridad con un régimen que se autodeclara “bloqueado”. A medida que se van agotando las posibilidades de obtener inversión exterior, aumenta la dependencia de las remesas de los exiliados. Finalmente, hay que señalar el estancamiento, o desplome, según los casos, de las exportaciones de mercancías por debajo, incluso de las cifras de 1959.

Las exportaciones. Si de las partidas de ingresos eliminamos las que no dependen del funcionamiento de la economía sino del favor político, la caridad y la venta de activos capaces de generar ingresos por una sola vez, nos encontramos con que sólo el turismo y las exportaciones de mercancías son recurrentes y reflejan la capacidad económica de la isla.

El turismo comenzó en 1990, tras haberse negado Castro a permitirlo durante treinta años por temor a perder el control total sobre la población. Continúa creciendo, pero opera como un sector desvinculado del resto de la economía cubana —gestionado, básicamente, por cadenas españolas—; su unidad de cuenta es el dólar, los turistas son extranjeros y un pequeño grupo de la nomenclatura cubana; y lo más significativo, se abastece básicamente desde el exterior.

Del resto de las exportaciones, hay que destacar el aumento de la producción de níquel y de cobalto, en las minas compradas por la canadiense Sherrit; el retroceso en cantidad y calidad de las ventas de tabaco, en rama y en forma de habanos, a pesar de que Tabacalera es ya propietaria del 50% de la empresa elaboradora y comercializadora estatal, y el desplome del azúcar, que con cifras de alrededor de 4 millones de toneladas anuales, está un 40% por debajo de las producciones medias de antes del castrismo y un 60% de las cifras máximas alcanzadas a finales de los años setenta. El café ha desaparecido. Finalmente, siguen estancadas a niveles de finales de los ochenta las capturas de pescados y mariscos, y las ventas de cítricos no han evolucionado como se creía. Quizá la única novedad es la producción y venta de algunos productos farmacéuticos, —hablamos de 25-30 millones de dólares anuales— y que el gobierno norteamericano relaciona con la intención de producir armas biológicas.

Otro renglón de ingresos del que desconocemos casi todo es el narcotráfico y el lavado de dinero. Castro mandó asesinar a sus compañeros traficantes cuando fue descubierto por la DEA. Es seguro que esta actividad, dadas las conexiones con la guerrilla terrorista de las FARC colombianas, no ha desaparecido y que, con los ingresos extraordinarios que consigue, se acumulan fondos para la financiación del terror o para nutrir las fortunas personales de los líderes.

Estos datos son los únicos fiables para saber qué ocurre en la economía cubana; el resto de los que se manejan son oficiales, de nula o escasísima fiabilidad, aunque, como siempre ocurre en estos casos, se puede, a pesar de todo, como veremos, sacar algunas conclusiones.

Los precios. Los dos informes oficiales más recientes que conozco, ambos publicados por el Banco Central de Cuba —La economía cubana en el periodo especial (1999-2000 y el Informe económico 2000”—, rebosan de datos inútiles sobre la economía cubana. No se diferencian en exceso de los que publican institutos similares en otros países del mundo, pero tenemos la certeza de que sus cifras, excepto parcialmente en sus relaciones con el exterior, son falsas. Para empezar, Cuba nunca liberalizó sus precios interiores, con lo que las estadísticas de base utilizan precios oficiales fijados en algún momento de los últimos cuarenta y dos años.

En 1976 se intentó poner al día los precios. En lugar de liberalizarlos, y permitir que se fijaran libremente en el mercado, se trató de modificarlos por criterios políticos. Para comenzar, se recopilaron los precios conocidos. Las autoridades se encontraron con 8 millones de precios de otras tantas mercancías y servicios, —aunque muchos de ellos correspondían a los mismos bienes descritos de forma diferente—. Ante el temor, manifestado públicamente, de que actividades básicas, como la producción de azúcar, dejaran de ser rentables si se aplicaban precios de mercado, se optó por modificar un puñado de precios no sustanciales; y por recopilarlos todos, para que los agentes económicos supieran lo que tenían que pagar, o cobrar, cada vez que intercambiaban algún bien. La recopilación ocupó 29 volúmenes de más de 300 páginas cada uno y dado que —según declaraciones oficiales— era muy caro hacer una edición para todos los agentes económicos, se optó por imprimir sólo 200 ediciones completas, que teóricamente tendrían que consultar los interesados en las correspondientes sedes del Poder Popular.

En ese momento comenzó la guerra de Angola, a la que siguieron la de Etiopía, Yemen, Nicaragua, Panamá, la caída del muro y la desaparición de la URSS. Pero el sistema de precios oficiales continuó. Al mismo tiempo, desde hace unos años, hay precios en dólares, pero no se utilizan en la elaboración estadística, y sólo se informa que el tipo de cambio interno es de 22 pesos por dólar. Por otra parte, durante los interminables años del castrismo, en repetidas ocasiones, coincidiendo con momentos de crisis y cambios de orientación económica y política, los máximos dirigentes cubanos —Raúl Castro en particular— han reconocido que los datos oficiales estaban falsificados, pero esta confesión no se tradujo en la modificación de las estadísticas históricas.

Para curarse en salud y lograr comparaciones más o menos favorables la referencia estadística más importante de ambos informes es la que corresponde al desplome de la economía en 1990, cuando se retira la ayuda soviética. Los más de treinta años anteriores del castrismo no existen ya estadísticamente. Finalmente, aunque, según las autoridades, a partir de 1992 ha tenido lugar un crecimiento continuado del PIB, nunca se llega a afirmar que se ha recuperado el nivel de producción y de renta de 1990. La realidad, a pesar de todo, se cuela en las estadísticas.

Álvaro dijo...

PIB y renta per capita. Según datos oficiales, el PIB cubano alcanzó en 2000 un total de 27.000 millones de pesos corrientes (17.000 millones de pesos constantes de 1981). Esta cifra se puede comparar con la deuda exterior, que es la resultante de sumar 11.000 millones de dólares en moneda convertible reconocida por el gobierno castrista, más 25.000 millones de antiguos rublos convertibles con la desaparecida URSS; más 2.000 millones de rublos, también convertibles, con países del este de Europa; más 2.000 millones de dólares más con otros proveedores y suministradores. Convirtiendo los antiguos rublos al tipo de cuatro por un dólar, llegamos a una cifra total de endeudamiento exterior de más de 20.000 millones de dólares.

¿Es mucho o poco ese endeudamiento exterior? En relación con las exportaciones de mercancías y con los ingresos por turismo, que entre ambos alcanzan 3.600 millones de dólares, es una cifra abrumadora, pues con los ingresos netos de esos dos rubros sólo se podrían pagar los intereses de la deuda y amortizar anualmente el 10% del principal, pero sin importar absolutamente nada. Desde una perspectiva económica internacional, una relación de uno a cinco entre exportaciones y deuda se considera una catástrofe.

Por turismo se ingresan alrededor de 2.000 millones de dólares, pero no se sabe cuál es el resultado neto de la actividad, porque el aprovisionamiento de los hoteles es básicamente extranjero, y, además, hay que pagar a los operadores y permitirles un beneficio sobre su actividad. Los ingresos por exportaciones de bienes sólo alcanzan 1.600 millones de dólares. Hace 25 años, a precios subvencionados por la URSS, sumaban más de 5.000 millones de dólares. Y antes del castrismo, en 1959, alcanzaron los 700 millones de dólares, lo que equivaldía a unos 4.500 millones de dólares de hoy.

Los envíos de exiliados no aparecen en las cuentas del Banco Central de Cuba, aunque en la partida de transferencias corrientes netas del exterior, 850 millones de dólares, se podrían recoger parte de estas remesas. Según fuentes norteamericanas, estamos hablando de que las familias cubanas en la isla reciben entre 800 y 1.000 millones de dólares anuales. Las subvenciones venezolanas en forma de petróleo barato, se calcula que pueden suponer cerca de 1.000 millones de dólares. A esto hay que añadir un promedio de 500 millones de dólares anuales por inversiones extranjeras en bienes nacionales, (en total, en 10 años, según el Banco Central de Cuba, las inversiones extranjeras han alcanzado 5000 millones de dólares). Estos son los datos básicos que explican la miseria en que vive la población.

Para mantener el nivel de pobreza imperante en la Isla, con hambre pero sin desnutrición severa, con educación, pero sin medios pedagógicos, y teniendo que explotar el trabajo de los escolares y permitir la prostitución de la juventud, hacen falta, al menos unas importaciones anuales de cerca de 6.000 millones de dólares. Y, como vimos en el artículo precedente, Cuba ingresa 4.100 millones de dólares. Sin la ayuda de Chávez el país se endeudaría en 2.000 millones de dólares más anualmente. Con el petróleo barato venezolano el desbalance anual es de 1.000 millones de dólares, que es, más o menos, lo que recogen las estadísticas oficiales.

No cabe duda de la capacidad vendedora de Castro. A lo largo de los años ha engañado a los soviéticos, a los países socialistas extranjeros (excepto China, que no se dejó), a los banqueros occidentales, a las compañías estatales suministradoras de seguros de crédito a la exportación de los países occidentales, al gobierno de Franco, al de Suárez, Felipe González y José María Aznar, al resto de los gobernantes europeos, a los principales suministradores de Cuba, a la Argentina de Campora y a la de Videla, y, ahora a la Venezuela de Chávez, (aunque éste engaña, a su vez, a la población venezolana, porque dice que Cuba paga, a cambio del petróleo servicios médicos y educativos). Agotados los suministradores de créditos, ha convencido a hoteleros, tabaqueros, mineros y “telefónicos”.

Pero lo que de verdad ha volcado la balanza, permitiendo que la población cubana se mantenga en un estado razonable de salud —ya que no de otras cosas— han sido las transferencias de los exiliados. Sin ellas estaríamos hablando ahora de una tragedia todavía mayor. Son los exiliados los que han roto el embargo norteamericano. Y la lluvia de dólares que recibe el régimen castrista por esta suma de millones de decisiones individuales no ha servido económicamente para nada. Ha permitido sostener el nivel de vida de los que lo reciben, pero no ha propiciado cambios en la política del castrismo. Igual que los eventuales beneficios de un levantamiento del embargo de los Estados Unidos se traduciría en un aumento de los dólares recibidos por el Gobierno, que permitiría vivir un poco mejor a la población y mucho mejor a la clase dirigente, pero no servirían para sanear la economía.

Las razones de la pobreza. Cuba es pobre porque a Castro le resulta más fácil controlar a la población cuando la preocupación general es cómo llegar al día siguiente. Cuba es pobre porque cada vez —y son bastantes— que se ha producido una mejora en las condiciones de vida, ya sea por un alza del precio del azúcar, o por una mayor ayuda internacional, o por el éxito de los pequeños negocios individuales, o por la mayor productividad de los campesinos cuando se les ha dado libre acceso a los mercados para parte de su producción, Castro ha intervenido para doblegar las iniciativas personales, para aplicarles impuestos ( por cierto, el único legado de las ideas Solchaga) expropiatorios, para que fuera evidente, para todos, que la isla era suya, que sólo él tiene iniciativa y capacidad de decisión. Y hace mucho tiempo que decidió mantener un poder omnímodo y marginar —excepto para perseguir, encarcelar y expulsar del país—, a cualquier cubano que se atreviera a tener una postura ética que contradijera sus mandamientos, o demostrara tener alguna iniciativa económica que pudiera traducirse en ahorro y cierta sensación de independencia.

Álvaro dijo...

Si difícil es analizar el presente, porque los datos fiables que tenemos son escasísimos, opinar sobre el futuro es tarea imposible. Sólo se puede aspirar a hacer un catálogo de los datos negativos y positivos que podrían producirse una vez que muera Castro o sea desalojado del poder.

Entre los factores negativos quizá el más importante sea la desaparición del Estado de derecho, en toda su extensión, y de la economía de mercado. No hay justicia, el código penal es un catálogo de arbitrariedades y desafueros, han desaparecido los títulos de propiedad, los Registros mercantiles y los catastros. No hay jueces con una formación adecuada y, sobre todo, la sociedad cubana ha olvidado cómo dirimir sus diferencias de una forma legal; todo se reduce, desde hace mucho tiempo, a decisiones autoritarias.

La destrucción de las clases dirigentes. Generación tras generación de dirigentes cubanos ha sido perseguida por Castro. Se ha utilizado, y se sigue utilizando, el asesinato, la prisión y la expulsión del país. Más de cuarenta años de política sistemática de persecución de todo el que disiente en aspectos políticos, culturales, sociales o económicos, deja una huella terrible en el paisaje.

El empeoramiento del nivel educativo. Todos los países del entorno de Cuba tienen hoy niveles parecidos de alfabetización y educación general. Cuba ya no es una excepción por su nivel educativo en Latinoamérica, como lo era antes del desgraciado triunfo de la revolución castrista. Peores profesores, ausencia de disciplina, desprestigio del sistema, carencias de materiales educativos, escasísimas posibilidades de una mejor formación profesional, carencia de estímulos; todo ello contribuye al deterioro de la calidad de la educación y de la formación en general.

Una población estancada. Es difícil crecer cuando la población se estanca o retrocede. Históricamente, en los pocos casos en los que ha ocurrido, cuando deja de crecer la población, y no hay corrientes inmigratorias, el crecimiento se paraliza. La población envejece, las necesidades sanitarias son cada vez mayores y sólo con una economía cada vez más productiva, se puede mantener o mejorar el nivel de vida.

El renacimiento del populismo y la extensión de la corrupción y el narcotráfico en Latinoamérica. Aunque son fenómenos diferentes, si Cuba consiguiera una transición o un golpe de estado democrático, se encontraría con un entorno político mucho menos favorable que el de hace unos pocos años. El fracaso de los experimentos políticos teóricamente liberales en Argentina, en Perú y Ecuador, la concesión a la guerrilla terrorista colombiana de una parte del territorio del estado por el incalificable Pastrana, la llegada al poder de Chávez, la extensión del narcotráfico en México y las incompletas reformas en Brasil, dibujan un entorno dificilísimo para los próximos años en Iberoamérica. Desgraciadamente para los cubanos, su tirano es apoyado por Chávez y sus petrodólares, y ha sido una referencia constante para Pastrana en sus tratos con la guerrilla terrorista.

El reparto de la economía entre las mafias internas. Castro decidió repartir en vida el botín de las empresas públicas entre los posibles sucesores, empezando por el ejército, para evitar. Desconocemos hasta qué punto está avanzado el proceso, pero es evidente que la transición a un régimen democrático va a ser mucho más difícil, porque los interesados en mantener las actuales estructuras de poder, o similares, son mucho más numerosos que antes. Probablemente ya no se trata sólo de los allegados más íntimos, de la familia y un estrecho círculo pretoriano. Es posible que una parte sustancial del ejército y la policía esté disfrutando ya del manejo de grupos de empresas en beneficio propio.

La destrucción de la infraestructura y el deterioro del parque de viviendas. Por increíble que parezca, Cuba sigue viviendo, en parte, de las infraestructuras construidas antes de la revolución. Y lo que más llama la atención es como siguen prestando servicios instalaciones construidas antes de 1959. Durante el castrismo sólo se invirtió unos pocos años, entre 1972 y 1982. El resto del tiempo no se ha invertido; se ha reparado parte de lo heredado y se han construido algunas industrias con tecnología soviética, que después ha sido imposible reparar.

La privatización de empresas públicas. En las transiciones a la democracia, o a la economía de mercado, una tradicional fuente de recursos para el presupuesto ha sido la venta de empresas públicas. Además de ingresos, se lograba algo más importante todavía: la modernización de los sectores privatizados que, en la medida en que invertían según las leyes del mercado, conseguían una mayor eficacia y una mejoría general de la economía de todo el país.

También aquí se ha adelantado el genio malévolo de Castro a lo que pudiera ocurrir tras su desaparición. Se ha privatizado, en porcentajes variables, el tratamiento y comercialización del tabaco, la producción de níquel y cobalto, la escasa producción de petróleo y gas, la red de teléfonos, la producción de cemento, la red de hoteles, parte, incluso de los servicios bancarios —en la medida que existen—, y un grupo de pequeñas y medianas empresas con capacidad para generar divisas. Con ello, el régimen castrista ha logrado ingresos presupuestarios, (5.000 millones de dólares), pero ha perdido el beneficio más importante, el impulso modernizador. Por otra parte, —excepto en casos muy concretos, en los que la actividad desarrollada por empresas privatizadas tiene mucho más que ver con la economía exterior que con la nacional cubana, como la minería y el tabaco—, ha prostituido al capital foráneo, convirtiéndolo en explotador y acostumbrándolo a operar en condiciones no de mercado, sino de explotación de una población condenada a la sumisión.

El endeudamiento exterior. Su enorme volumen, alrededor de 20.000 millones de dólares, desproporcionado en relación al tamaño de su PIB y sus exportaciones, constituyen un obstáculo enorme al desarrollo económico. A esta cifra hay que sumar, además, las reclamaciones norteamericanas por las propiedades expropiadas a sus ciudadanos —incluidos los cubanos nacionalizados norteamericanos— sin ningún tipo de compensación. El tamaño de la deuda es tal que Cuba es el único país del mundo que no renegocia la deuda vencida, pues sabe que, por extensos que sean los plazos de carencia y bajos los intereses que se acuerden, no conseguiría liquidarlos nunca, ni por un mínimo espacio de tiempo.

No obstante, si cualquier gobierno democrático cubano planteara su condonación o aplazamiento, la respuesta de la inmensa mayoría de los países afectados sería positiva. Esa sería la aportación a la democracia de los acreedores; mucho más que la concesión de nuevos créditos, que serían escasos y que sólo se concederían tras un largo período en el que el gobierno cubano pudiera demostrar, en la práctica, que era merecedor de la confianza internacional.

Esta terrible acumulación de datos negativos, causados la mayor parte de las veces por la maldad del déspota, son un obstáculo enorme para que Cuba pueda volver a ser un país en el que vivir no sea una constante humillación y una angustia diaria.

Álvaro dijo...

Existen, afortunadamente, otras circunstancias positivas que mitigan y pueden incluso llegar a saldar el balance negativo de más de cuarenta años de castrismo.

La educación. Cuba tiene una tradición cultural que no se ha perdido definitivamente, como atestiguan las publicaciones, las creaciones empresariales, las obras de arte y las aportaciones intelectuales de los cubanos tan pronto se liberan de la opresión del castrismo. La experiencia de países del este de Europa, como la República Checa y Hungría, es que, donde hubo cultura y educación, es mucho más fácil construir un estado de derecho y una economía de mercado que en los países que nunca han disfrutado de estas tradiciones.

Los disidentes. Ellos son el mejor activo de la Cuba actual y de la Cuba post-castrista. Sin ellos no habría ninguna esperanza. Al margen de lo que representan para el resto de los cubanos, y de cualquier ser humano con un mínimo de dignidad, es de destacar la multiplicación de grupos disidentes de las más diversas ideologías.

La proximidad a Estados Unidos. La situación geográfica de Cuba es el gran activo de su economía. El desarrollo de la industria del azúcar tuvo lugar porque la demanda norteamericana de ese producto crecía imparablemente durante la segunda mitad del siglo XIX y primera parte del siglo XX. Después, el azúcar cubano tuvo un cupo especial, a precios privilegiados, dentro de las importaciones norteamericanas. Otras industrias se vieron igualmente favorecidas por la proximidad: el tabaco, el incipiente turismo y la producción hortofrutícola y ganadera, entre otras.

No sólo se beneficiarían estas industrias. La tecnología norteamericana, la proximidad de los grandes puertos del sur de los Estados Unidos y las masivas inversiones que podrían tener lugar, justifican que la proximidad geográfica sea el primero de los activos de la economía cubana.

Los exiliados cubanos asentados en Estados Unidos. Los envíos de los exiliados cubanos en Estados Unidos es la principal fuente de divisas del castrismo. Además de generadores de transferencias, una situación que presumiblemente se mantendría en caso de reformas democráticas, el exilio cubano ha conseguido unos niveles de formación, acumulación de rentas y capacidad de influencia política que lo distinguen del resto de las colonias de emigrantes de otros países instalados en Estados Unidos. El idioma común favorecerá la transferencia de tecnología; el conocimiento del país y los lazos familiares permitirán canalizar una enorme cantidad de pequeñas y grandes inversiones; y el influjo político asegurará que Cuba volverá a contar con un trato diferencial en muchos mercados, agrícolas y no agrícolas, que permanecen cerrados para otros muchos países.

La potencialidad turística y agropecuaria. Ya hemos mencionado estas industrias como las más beneficiadas por la proximidad y apertura del mercado norteamericano. Cuba podría especializarse, como estaba empezando a hacerlo antes de 1959, en productos que demanda el mercado norteamericano, abandonando, en muchos casos, el cultivo del azúcar, que sólo es rentable en contadas ocasiones, tierras determinadas y trabajadas con maquinaria especializada.

La dolarización. Los residentes en Cuba hace mucho tiempo que hacen sus cuentas en dólares norteamericanos. La legalización de la tenencia de dólares ha sido una de las pocas medidas positivas de los últimos años del castrismo, aunque nada asegure que cualquier día no se vuelva a prohibir su circulación. Si no se produjera una vuelta atrás, la economía cubana contaría, en caso de cambios democráticos, con la solución de uno de los mayores problemas de cualquier país, como instrumentar su política monetaria. Cuba debería renunciar a tener una moneda nacional propia. Los posibles efectos negativos de depender del dólar se atenuarían en el caso cubano, porque su economía estaría firmemente integrada en la norteamericana, con 2 millones de cubanos viviendo en Estados Unidos, con inversiones potencialmente enormes de ese origen y con la mayoría de sus ingresos por ventas de bienes y servicios en esa moneda. Por otra parte, la dolarización de derecho sería una recuperación de la plena convertibilidad del antiguo peso cubano, de antes de 1959, que siempre estuvo respaldado por dólares en las reservas del banco central.

Ayuda financiera pública norteamericana e inversiones desde ese país. Una cuba democrática contaría con ayuda alimentaria, en un primer momento, además de con subvenciones a fondo perdido para educación, sanidad y la reconstrucción de la administración pública y de parte de las infraestructuras, así como con la apertura de muchos mercados de bienes y servicios norteamericanos.

Más importante serían, sin duda, las masivas inversiones privadas que podrían producirse. En artículos especializados se ha mencionado que la inversión norteamericana, sólo en turismo, podría superar los 3.000 millones de dólares anuales durante bastante tiempo. Las nuevas inversiones tendrían por objeto desarrollar otras potencialidades, compitiendo abiertamente con terceros y confiando en el desarrollo de la propia economía cubana y en su integración con las de los países más próximos, en especial con la de Estados Unidos.

Álvaro dijo...

Pocas economías en el mundo funcionan tan mal como la cubana. En su caso, se unen los problemas de las antiguas economías del socialismo real —el falseamiento de estadísticas, la fijación administrativa de precios, la falta de criterios de inversión— con los propios de los países africanos descolonizados. El descenso del nivel de vida que se sigue produciendo en Cuba sólo es similar al que tuvo lugar en las ex-colonias europeas en África, tales que Argelia, Zimbabwe, Angola o Guinea Ecuatorial. Comparte con estos países africanos la falta de nuevas inversiones en infraestructuras, la asombrosa duración de las que dejaron construidas los colonizadores y el sustancial aumento de la población que, en Cuba, se ha doblado desde 1959, aunque han huido, o han sido expulsados de la isla, más de un millón de personas. Y tal y como hicieron los países socialistas, y siguen haciendo muchos de los africanos, ha reducido su nivel de vida hasta poder vivir con las importaciones que puede comprar con la generación de divisas que logra exportando. El comercio exterior marca el nivel de vida, porque es el escenario en el que de verdad se compite. Y, en este campo, Cuba exporta menos hoy que lo hacía, en términos cuantitativos, en 1959, antes del castrismo.

Se puede ser optimista de cara al futuro, siempre que se produzca una decidida transición política a la democracia. Sin democracia no habrá más que miseria. El análisis de los múltiples factores negativos que podrían pesar en una Cuba democrática podría hacer caer en la desesperanza. Sin embargo, la mayor parte de esos aspectos negativos los comparte con una pléyade de países, latinoamericanos y africanos, que intentan, a pesar de todo, salir del subdesarrollo. Comparte con los latinoamericanos la corrupción, el poder de los narcotraficantes, el endeudamiento exterior, la destrucción de las clases dirigentes y la extensión del populismo. Con los países africanos comparte el deterioro educativo y la desaparición del estado de derecho. Y con los países socialistas y ex-socialistas, el reparto entre las mafias de las empresas públicas.

Tiene, sin embargo, más potencialidades que casi ningún país iberoamericano. Ninguno tiene un movimiento disidente como el cubano, sólo comparable al de la República Checa durante el socialismo. Ninguno tiene una población emigrante instalada en Estados Unidos de un tamaño y éxito semejante. Ninguno puede tener las “rentas de localización” de que podría disfrutar en un futuro la República de Cuba. Y con ninguno se ha mostrado tan abierto los Estados Unidos de América.

Si Castro consiguiera morir en la cama, el cambio sería más difícil. En la experiencia histórica las transiciones políticas hacia la democracia ocurren cuando hay golpes de estado o, si los dictadores mueren pacíficamente, cuando la población tiene un cierto nivel de vida, la corrupción es limitada, hay instituciones que reconocen el derecho a la libertad no política y a la propiedad y el inmediato entorno internacional está constituido por países democráticos; y aunque es verdad que Cuba está cerca de Estados Unidos también lo está de Venezuela, Haití y México. Si a Castro le sucediera una clase política mafiosa, el país viviría mejor en todo caso, aunque al turismo en expansión le acompañarían una prostitución todavía mayor de la que hoy existe y un narcotráfico que es cada vez más poderoso en países cercanos.

Si los militares cubanos, —al menos una parte—, apoyaran un golpe de estado, ahora o a la muerte de Castro, contarían con una excepcional clase política, los miles de disidentes que continuan viviendo en Cuba y que, a riesgo de sus vidas y libertad, han sido capaces de enfrentarse al castrismo, defendiendo valores democráticos desde todos los posibles puntos de vista políticos. La existencia de esta clase política es la única garantía que tiene Cuba de que su futuro puede ser diferente. Si esto ocurriera, si se impusieran los valores democráticos, los retos económicos, por no hablar de los políticos, serían formidables, pero habría esperanza.

La historia no está escrita de antemano ni nada es inevitable. Lo que ocurra en un futuro en Cuba dependerá de cómo y cuándo desaparezca Castro y de cómo el movimiento disidente y el exilio exterior sean capaces de coordinarse y convencer al resto de los cubanos —en especial a los que hoy detentan el poder en segundos niveles— de que la Cuba que ellos proponen será más próspera y pacífica que la que proclama la revolución castrista.

Álvaro dijo...

Lo que os acabo de copiar y pegar es uno de los mejores análisis que yo he leído sobre Cuba.
Un saludo

Anónimo dijo...

Vaya bombardeo, pensaba que estabas poseído o que era un castigo divino por ser medio roja. Uf, me has abrumado, en serio. Lo he mirado todo por encima pero lo leeré con más detenimiento.

Sólo un inciso, por muy populista que sea Chávez, quienes intentaron quitar del medio a un presidente elegido en las urnas mediante un golpe de estado no debieran da lecciones de democracia. Osvaldo Payá, mítico opositor de Castro, fue uno de los que dio su apoyo a los golpistas.

Yo te recomiendo "¿Por qué no me enseñaste a vivir sin ti?". Es el diario de José M. Medem, corresponsal de TVE en Cuba. Es un libro que no le gusta a casi nadie porque el autor critica con la misma dureza a Castro, a los llamados disidentes y al gobierno de EEUU. No aportará tantos datos como el análisis que nos pegas pero da pinceladas de la realidad cubana desde dentro.

Y por último, me alegro que la UPV tenga a un estudiante de Periodismo tan inquieto y con tantas ganas de leer, aprender, debatir... No creo que tú y yo estemos de acuerdo en algo (como mucho en cine, por lo que veo) pero yo siempre he dicho que entre el de derechas y el apolítico me quedo con el de derechas.

Álvaro dijo...

Bueno, reconozco que algo poseido si que estaba...jeje. Pero creo que Lucifer ya salió de mi interior. No, tranquila, no es ningún castigo divino por ·ser roja", como tú dices. Es más, hacía tiempo que no encontraba a nadie que defendiera sus argumentos mejor...
Ah, y antes de leer tu último comentario, pasé por el blog de Lucía y te dí la razón en una cosa... jeje

Bueno, un saludo.

Anónimo dijo...

Si los dos estais de acuerdo en que el otro defiende bien sus argumentos... ¿no podría ser que hubiera un punto intermedio?.
No conozco la situación actual de Cuba, no he estado allí y me fío poco de lo que oigo, porque cada uno cuenta lo que quiere (como habéis dejado bien claro vosotros) y es por eso que mi "analisis" (absurdo llamarlo así despues de leer los vuestros) ha sido más hacia comunismo-capitalismo que hacia Cuba-Usa.
Como sistema, El comunismo es "mejor". Con mejor quiero decir que en un sistema comunista no corrupto el nivel de analfabetos y de muertos de hambre será menor, como June afirma que pasa en Cuba, pero también será menor el número de ricos.
Sobre la dictadura... pues está claro que es inadmisible, y el hecho de que uno defienda que es igual que la de Pinochet y la otra diga que no tienen nada que ver deja bastante claro que tienen similitudes, y diferencias.
Personalmente, opino que si en Cuba no hubiera estado Fidel los últimos años, el país funcionaría "mejor", habría más gente con más dinero... pero tambien habría mucha más gente con menos, ¿es eso "mejor"?.
No defiendo que haya que colocar a un dictador e implantar el comunismo dictatorial en todos los paises para que el número de analfabetos o muertos de hambre disminuya, sólo digo que por muy mal que esté hecho, tiene algunas ventajas.
Para uno de vosotros, las ventajas son más importantes que los inconvenientes, para el otro, no. Personalmente opino que hay un camino mejor, que lo ideal sería que Castro (o cualquier otro) fuera reelegido cada 4 años, y por supuesto que siguiera siendo una Cuba comunista, aunque eso quizá sea más romanticismo que fruto de un analisis objetivo.

Anónimo dijo...

uufff. Señor Macia le llamo al orden.
La proxima vez si linkea ese artículo en vez de copiarlo íntegro se lo agradeceria enormemente. Es realmente dificil leer ese tocho aqui. (preparate ahora jeje)

Una vez dicho esto: se esta partiendo (una vez mas...que aburrimiento) del dogma Comunismo=dictadura; capitalismo=democracia y eso es una manipulacion histórica (como casi todo lo que dice la derecha neoliberal)

Existe la figura de la democracia socialista y muchas "democracias" capitalistas al uso funcionan más como dictaduras en el sentido de que los dos grandes partidos asumen discursos identicos ante cosas tan esenciales como la pertenencia al bloque atlantico, el regimen laboral, ...y todo lo referente a la misma economía que es algo que ni se contempla cambiar.

Si el comunismo es una dictadura porque implica economia planificada SI o SI, la democracia (esta democracia) tambien lo es puesto que implica economia de mercado SI o SI. Y el hecho de que en este pais por ejemplo mande el PP o el PSOE no cambia esto absolutamente nada.
Aqui si estas en contra de la OTAN te aguantas, si estas en contra de las ETTs te aguantas, si estas en contra de privilegiados como el Rey o la nobleza, te aguantas. No podras de ninguna forma bajo este regimen atacar estas vacas sagradas de la democracia

Lo que quiero decir con todo esto es que unas elecciones en absoluto son garantia de que la voluntad ciudadana quede reflejada.
luego yo no se quien es EEUU para hablar de dar lecciones de nada a nadie (mucho menos de terrorismo)

http://www.libertadparaloscinco.org.es/

http://es.wikipedia.org/wiki/Operaci%C3%B3n_Northwoods

Ni siquiera de democracia en un pais donde el poder pasa de padres a hijos (Bush papi, Bush junior)donde las elecciones estan mas amañadas que la eleccion de miss españa.

Ni de respeto a los derechos humanos. Que mejor forma de dejar esto en evidencia que recordar el caso de Guantánamo como hace June arriba. ¿es esta la Cuba de la libertad que quereis?
vaya parece ser que se puede ser como los nazis haciendo elecciones cada cuatro años.

luego alvaro, todos esos datos que aportas son un compendio de analisis económicos que dudo que entiendas del todo y que son una falacia en si mismos al partir de la premisa falsa de que el regimen cubano busca la eficiencia económica. No señor, no, eso es cosa del capitalismo,que todo lo relega a esto, incluida la salud del mismo planeta.

Se supone (y digo se supone porque no siempre lo ha hecho) que un gobierno comunista busca garantizar el acceso de todos a unas condiciones de vida dignas y a una cultura que les permita ser libres y conscientes.
Yo no diré que el capitalismo ha fracasado a este respecto porque estaria mintiendo...¡es que no lo ha intentado! porque no es a lo que responde.
De todas formas es justo señalar que nunca el mundo estuvo tan mal repartido como ahora...si si, el mejor de los sistemas.

Dices de la Deuda externa de Cuba...pero bueno hombre, eso es algo común a todos los paises que no sean del primer mundo capitalista. no pueden pagar ni los interes de la deuda porque se arruinarian y de esa forma estan atados de pies y manos con respecto a los gobiernosdel primer mundo...¿chantaje? que vaaaaaa, la democracia en todo su esplendor :)
el hecho de tener un bloqueo tampoco ayuda claro.
Esto es que me hace mucha gracia, criticas la incapacidad de cuba de optener "buenos" resultados económicos (desde el punto de vista capitalista no social, insisto) pero obvias que (voy a hacer una analogía con el deporte) en este partido hay un equipo que no puede marcar goles porque lo que juega es al baloncesto y por tanto quiere meter canastas pero es que encima llevan las manos atadas.
Por todo ello es imposible que ganen y es una tomadura de pelo que se diga a colacion de esto que aqui se ve como el comunismo es un fracaso.
Y tambien me alucina eso que dices de los “Si esto ocurriera, si se impusieran los valores democráticos, los retos económicos, por no hablar de los políticos, serían formidables, pero habría esperanza.”
¿Qué tienen que ver los valores democraticos con los retos económicos? Aiisss, si es que se os ve mucho el plumero, ahora va a resultar que la esperanza de la que hablas es esperanza de hacer negocios

“Sin democracia no habrá más que miseria”
muy buena frase que resume muy bien el carácter "pluralista" de la democracia neoliberal. Eso si, yo cambiaria democracia por capitalismo para que la frase fuera aun más exacta.

Álvaro dijo...

Es que partimos de ideas muy distintas. No creo que el comunismo evite la desigualdad, y yo no defiendo el capitalismo como un sistema de ricos, sino como el mejor sistema para que haya menos pobreza. Lo digo totalmente convecido.

Un saludo. Á. Matía.

PD: voy a ver si actualizo mi blog que llevo todo el día centrándome en este y tengo el ´mio abandonado, jeje. Si esto hubiera sido un debate de televisiòn aún seguiriamos hablando, jeje.

Álvaro dijo...

Os invito a todos a http://amatia1985.blogspot.com He colgado un artículo que me parece buenisimo. No tiene nada que ver con Cuba, lo prometo....jejeje


Un saludo.