sábado, enero 27, 2007

No me irrites o la metamorfosis de Txus


Hace semanas copié un cuento del blog No llueve eternamente escrito por su autor, Txus (Jesús Martín, para ser más rigurosa) que imaginaba las horas antes en la vida de la última víctima mortal de ETA. El ejercicio era -además de original- conmovedor y generaba, al menos en mí, una profunda reflexión y una gran empatía hacia las víctimas del terrorismo. La nueva propuesta de Txus es ahora mucho más radical y a mí me ha dejado perpleja. Un gran ejemplo de cómo el odio, la estupidez y la mala leche no generan más que odio, estupidez y mala leche. Pues gracias al señor Martín, que, además de regalarnos reflexiones ingeniosas, confesiones íntimas y conocimiento científico, nos hace disfrutar con unos relatos cada vez más sorprendentes.

Estaba sentado el otro día delante de mi ordenador cuando me acordé de que tenía que llamar por teléfono a un compañero. Descolgué el auricular y marqué el número de memoria.
Me contestó un tipo con muy mal humor diciendo:
- ¿Qué quiere?
- Soy Ignacio Martínez, ¿podría hablar con Roberto Espárrago?- dije amablemente.
- Te has equivocado, gilipollas- me respondió y acto seguido colgó.
No daba crédito a lo que me estaba ocurriendo. Cogí mi agenda para buscar el número de mi compañero y comprobé que, efectivamente, me había equivocado.
Pero como aún recordaba el número erróneo que había marcado anteriormente, decidí volver a llamar a aquel tipo y cuando me cogió el teléfono no esperé a que contestase y le dije:
- Eres un hijoputa- y colgué rápidamente.
Inmediatamente apunté aquel número en mi agenda junto a la palabra "hijoputa".
Cada dos o tres semanas, cada vez que estaba cabreado (porque me llegaba una letra inesperada, o un aviso de multa, o discutía con mi mujer, o alguna situación por el estilo) volvía a llamarlo y sin dejarle contestar le decía:
- Eres un hijoputa.
Esto me servía de algún modo como terapia y me hacía sentirme mucho más relajado.
Unos meses después, la maldita Telefónica introdujo el servicio de identificación de llamadas, lo cual me deprimió un poco porque tuve que dejar de llamar al "hijoputa".
Pero de repente, un día se me ocurrió una idea: marqué su número de teléfono y cuando escuché su voz le dije:
- Hola, le llamo del departamento de ventas de Telefónica para ver si conoce nuestro servicio de identificación de llamadas.
- No- me dijo el tío grosero, y me colgó el teléfono.
Rápidamente lo volví a llamar y le dije:
- Eres un hijoputa.
Un mes después, estaba yo esperando con mi coche a que una anciana saliera de la plaza de aparcamiento del Hipercor. Esta lo hacía muy lentamente y cuando terminó la maniobra y me disponía yo a ocupar la plaza libre, apareció un Golf GTI negro a toda velocidad y se metió en el hueco que iba yo a ocupar. Comencé a tocar el claxon y a gritar:
- ¡Eh, oiga!, ¡que estaba yo esperando!, ¡no puede hacer eso!.
El tipo del Golf se bajo, cerró el coche y se fue hacia el centro comercial ignorándome como si no me hubiera oído.
Yo me quedé completamente frustrado y pensé: "Este tío es un hijoputa. El mundo está lleno de ellos". Justo en ese momento vi un letrero de SE VENDE en el cristal de atrás del Golf. Lógicamente anoté el número y me fui a buscar otra plaza de aparcamiento.
A los dos o tres días, vi en mi agenda el número del "hijoputa" y me acordé que había anotado el numero del tipo del Golf. Inmediatamente le llamé y le dije:
- Buenos días. ¿Es usted el dueño del Golf GTI negro que se vende?
- Sí, yo mismo
- ¿Podría decirme donde puedo ver el coche?
- Sí, por supuesto. Yo vivo en la calle de Don Ramón de la Cruz esquina con Montesa, es un bloque amarillo y el coche esta aparcado justo enfrente de La casa
- ¿Cómo se llama usted?
- Enrique Juárez
- ¿Que hora sería la mejor para encontrarme con usted y discutir los detalles de la operación, Enrique?
- Pues yo suelo estar en casa por las noches.
- ¿Puedo decirle algo, Enrique?
- Si, claro.
- Enrique, eres un hijoputa de la hostia, y colgué el teléfono.
Inmediatamente después de colgar anoté el numero en mi agenda al lado del otro, pero en este puse el nombre de "hijoputa II". Ahora tenía dos "hijoputas" para llamar y así estuve durante dos o tres meses, llamando ahora a uno, ahora a otro; hasta que comenzaba a aburrirme un poco.
Me puse a pensar en serio sobre como resolver este problemilla y al cabo de un par de whiskies se me ocurrió algo. Primero llamé al "hijoputa I":
- Dígame
- Hola hijoputa - pero esta vez no colgué.
- ¿Estas ahí todavía, verdad, cabrón?"
- Si, hijoputa.
- Deja ya de llamarme o...
- Noooooo.
- Si supiera quien eres te rompía la boca, me dijo.
- Me llamo Enrique Juárez y si tienes cojones vienes a buscarme. Vivo en la calle Don Ramón de la Cruz esquina Montesa, en un bloque amarillo, justo en la puerta donde hay aparcado un Golf GTI negro, so hijoputa.
- ¡¡¡Ahora mismo voy para allá!!! Tu sí que eres un hijoputa y ya puedes ir rezando todo lo que sepas. Te voy a matar a hostias
- ¿Si?. ¡Que miedo me das, hijoputa! y colgué el teléfono.
Inmediatamente llame al hijoputa II:
- Dígame
- Hola hijoputa- y no colgué.
- Como te pille algún día...
- ¿Que me vas a hacer, hijoputa?
- Te voy a patear las tripas, pedazo de cabrón
- ¿Sí?, pues a ver si es verdad, hijoputa. Ahora mismo voy hacia tu casa-
y colgué.
Por ultimo, cogí el teléfono y llame a la policía. Les dije que estaba en La calle Don Ramón de la Cruz esquina con Montesa y que iba a matar a mi novio homosexual en cuanto llegara a casa.
Luego hice otra llamada rápida a Madrid directo y les dije que iba a haber una pelea de pandillas en la calle Don Ramón de la Cruz esquina Montesa.
Y entonces me monté en mi coche y me fui para allá a toda leche. Te juro que es una experiencia que nunca olvidaré. La mayor pelea que he visto en mi vida. Hasta los cámaras de Telemadrid se llevaron lo suyo.
En fin, después de ésto espero que cuando te llame por teléfono me contestes en tono amable.


Ya sabes, no es bueno que yo me irrite.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Muy bueno el cuento! Espero que nadie adopte la idea...Tentaciones me dan.

Itsaso dijo...

que bueno...

Anónimo dijo...

jajajajajja
me he reido muchisimo.
Salud!

Anónimo dijo...

Aunque me hubiera encantado, no puedo apropiarme de el. La historia original me la mandaron hace tiempo por mail, y yo sólo puse unas pequeñas variaciones antes de reenviarla ;)
Aun asi, me alegra que os haya gustado :p

Cristina dijo...

Qué hartón de reir. Creo que a mi también me llegó por mail.

Anónimo dijo...

buenísimo! =)