domingo, septiembre 02, 2007

La revista negra


Acabo de llegar de ver el musical La revista negra y estoy tan entusiasmada que os voy a hablar de él antes de empezar a bombardearos con entradas sobre el viaje y otros temas a los que doy vueltas últimamente. El Teatro Arriaga ha ofrecido durante varias semanas hasta hoy este espectáculo inspirado en la popular revista que protagonizaba la carismática Josephine Baker en el París de los años treinta.

Pero es mucho más que una revista. En la obra contemporánea de Jérôme Savary, un director de teatro busca entre las ruinas de la Nueva Orleans asolada por el huracán Katrina una bailarina con la que estrenar una adaptación de la Revue Nègre. Ese planteamiento permite al musical abarcar varias realidades históricas y artísticas.

Por un lado, se repasa la historia de la etnia negra, desde la abolición de la esclavitud, los zoos que exhibían a tribus negras en París hasta 1930, el racismo en Estados Unidos hasta los años 60, los movimientos de liberación negra y, por último, y lo que considero fundamental, se muestra a la población afroamericana como la gran víctima del Katrina. Los protagonistas, que buscan en una barca los pocos objetos personales que tenían, dicen que, pese a que la esclavitud se aboliera hace un siglo, siguen sintiéndose esclavos. "They tell us 'Fly me to the moon' but we are dancing in the shit", cantan al sueño americano.

Se hace un recorrido también por las distintos géneros musicales y disciplinas de danza que ha desarrollado la cultura negra: ritmos tribales, salsa, jazz, blues, soul y gospel por un lado, y danza africana, caribeña, boogie-woogie, claqué y contemporánea por otro. Los actores y actrices, a la vez bailarines, cantantes y algunos hasta músicos, son increíblemente buenos. Me producen una enorme admiración las personas que consiguen destacar de tal manera en varias disciplinas artísticas.

En definitiva: un espectáculo tan diverso y complejo como la etnia negra, probablemente la más maltratada a lo largo de toda la historia y que sigue especialmente expuesta a la precariedad y la discriminación. Es un musical que provoca sonrisas y lágrimas a partes iguales: el histriónico maestro de ceremonias, los conmovedores cantos a capella, la interacción con el público, las imágenes en video de Nueva Orleans inundada, los divertidos guiños sobre el euskera y la cultura vasca, las características muecas de Baker... No os la perdáis.

En la foto, la transgresora y comprometida Baker con su famosa falda de plátanos. Gracias, Carmen.

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