jueves, septiembre 14, 2006

La espiral del odio


Le llaman conflicto político a lo que pasa en Euskal Herria pero no es sólo eso. El conflicto no es sólo entre partidos políticos ni entre una organización terrorista y un gobierno. El conflicto es entre cientos de miles de personas que llevan acumulando durante generaciones sufrimiento que deriva en odio y odio que deriva en sed de venganza. Por ello, para solucionar desde la raíz el conflicto no basta sólo con las negociaciones políticas sino que es impresdible algo mucho más complejo: salir de esta espiral de odio.

Como siempre, la clave es lograr generar empatía. Entender lo que sentiríamos si asesinaran a un ser querido, como ha ocurrido con las familias de las más de ochocientas personas (doy la cifra de memoria, igual estoy diciendo una burrada) que ha asesinado ETA. Sufrir también con la muerte de las decenas de personas que ha asesinado el GAL. Entender el drama de la familia que tiene que dejar su pueblo por amenazas y también el de la familia que cada semana recorre mil kilómetros para visitar a su hijo en la cárcel. Imaginar qué sería de nuestra vida si nuestro hermano preso se suicidara en la celda o si nuestra madre falleciera en un accidente de tráfico yendo a visitarle. Ponernos en la piel del adolescente que aguanta agresiones e insultos en el instituto por ser hijo de un político no nacionalista, y en la piel del que es detenido por estar en un gaztetxe, llevar cierta indumentaria o pertenecer a una de las tantas organizaciones que están criminalizadas por la Ley de Partidos.

Que quede claro que no pongo en el mismo nivel a los de un lado y el otro, pero sí que es cierto que en los dos bandos (por decirlo de alguna manera) ocurren dramas que alimentan con más odio el conflicto.

Ojalá algún día todas las personas que han sufrido consigan salir de esa círculo vicioso de venganza y deseen que nadie, ni siquiera quien le ocasionó el sufrimiento, tenga que pasar por lo mismo que ellos. En alguna ocasión, gente implicada en los dos lados del conflicto me han expresado ese deseo, y ha sido en esos momentos en los que más esperanza he tenido de que llegue el día en el que este infierno se solucione.

(Ahora que escribo esto se me ha venido a la cabeza una idea que contradice mi teoría. Aunque en la tele se oiga mucho que la paz nos conviene a todos, no puedo evitar pensar que hay un montón de desalmados que no dejarán de contaminar el proceso de paz por intereses políticos o económicos. Pero como quería que esta entrada hablara de sentimientos, hagamos como si este amargo paréntesis no existiera)

1 comentario:

Anónimo dijo...

La cuestion es que todavia, hay bastante odio por ambas partes, pero nada que el tiempo no cure, pero de eso solo el mismo tiempo sera testigo