
El sábado se montaron en el autobús una cuadrilla de adolescentes de distintas etnias (una blanca, una negra, latinoamericanos y magrebíes). Uno de los magrebíes no pasó el bono porque pensaba que el amigo lo había hecho por él. El conductor no le creyó, le gritó muchísimo, y casi le obliga a bajarse. Pasado el mosqueo, fueron en el viaje hablando alto y cantando, lo propio en unos adolescentes que van de fiesta. Pues una mujer les mandó callar, a lo que la negra le contestó el típico "señora, esto es un sitio público y sólo estamos hablando". La respuesta de la mujer: "Cállate y véte a tu puto país".
Si una cuadrilla tiene que aguantar dos reacciones racistas en un simple trayecto de autobús, multipliquemos y pensemos cuántas de esas situaciones vivirán al día. En los medios de comunicación dicen constantemente que la sociedad española es tolerante. No tengo ni idea de en qué se basan. Los inmigrantes tienen que integrarse, dicen. Pues yo contesto dos cosas: ¿Cómo se van a integrar si se les falta al respeto y se recela de ellos constantemente? Pero más aún. ¿Por qué se tienen que integrar? ¿Qué es integrarse? ¿Qué significa ese concepto en una sociedad individualista en la que ni nos saludamos en el ascensor? ¿Acaso los autóctonos estamos integrados en la sociedad?
Y una vez más el departamento de Educación sigue con la idea, respaldada por varios partido, de establecer cuotas en los colegios de manera que ninguno pueda tener más de un 30% de alumnado inmigrante. Para conseguirlo pretenden que los colegios concertados acojan a más extranjeros.
Contesta por mí el director de Inmigración del Gobierno vasco: ese tipo de repartos forma parte de un "discurso racista". "Que un colegio se convierta en un gueto no viene determinado porque supere una cuota de inmigrantes". Pero yo añado dos cosas: si fuera madre me negaría a que el gobierno decida por mí que educación va a recibir mi hija. Yo elijo una educación pública, con los valores que ello implica y no veo porqué hay que cambiarlo. Más aún teniendo en cuenta que muchos colegios concertados no acogen a inmigrantes deliberadamente y los valores que promulgan chocan con los principios de tolerancia e igualdad. Una buena educación en valores y no unas cuotas forzadas es la única vía para evitar la formación de guetos. Si los boicots lo permiten...