lunes, diciembre 08, 2008

Cada oveja con su pareja


Hace un tiempo escribí sobre una investigación acerca de la emancipación de la juventud vasca. Entre otras muchas conclusiones interesantes, me quedé con una enorme paradoja que evidenciaba el informe: las personas menores de 30 años ya no suelen creer en las relaciones para toda la vida y, sin embargo, se atan a sus parejas firmando una hipoteca a 40 años. La razón es obvia: a día de hoy, por muy holgada que sea nuestra economía, pagar un piso en solitario resulta casi imposible. ¿Pero es es afirmación irrefutable?

El estudio hablaba de infinidad de transformaciones sociales: en apenas unas décadas ha cambiado mucho el modelo económico, los valores sociales, la construcción de la identidad, la concepción de la sexualidad... Sin embargo, la pareja aparentemente monógama y heterosexual sigue siendo la estructura básica que articula nuestra sociedad. Debido a esta crisis del ideal "hasta que la muerte nos separe", se viene reivindicando cada vez más la soltería. Por ejemplo, la prensa habla del aumento de adopciones por parte de madres solteras o incluso del auge de los productos pensados para singles (bricks de leche de medio litro...). Pero cuando no queremos vivir solas (ya sea por sentirnos solas o por no llegar a fin de mes), prácticamente la única alternativa que concebimos sigue siendo la pareja.

A partir de los veintitantos, al menos en los ambientes tradicionales, la cuadrilla es sustituida por grupos de parejas que se juntan para ir al cine, a cenar, a pasar el fin de semana en una casa rural... Si una se queda soltera, la obsesión del resto es emparejarla. En Sexo en Nueva York, Miranda (la abogada cínica) recurre a hacer comedia de su soltería cada vez que las casadas le preguntan si no sale con alguien especial. "No, pero salgo con muchos hombres corrientes", y demás. Las casadas se ríen y le dicen con un punto de compasión que esté tranquila, que ese alguien ya aparecerá. "Igual no aparece. Igual no hay alguien para cada persona", contesta con aplomo y serenidad al final del capítulo.

Existen alternativas a vivir en pareja, pero cuando nos las cuentan, yo al menos tengo que confesar que me pongo de lo más cínica y les auguro cuatro días. Personas que mantienen dos relaciones a la vez con consentimiento de ambas partes (sea hombre o mujer, y sean sus parejas del mismo sexo o de diferentes, me salen ramalazos sexistas, lo reconozco); hermanas que siguen viviendo juntas independientemente de su situación sentimental; parejas estables que sin embargo optan por vivir de por vida en casas separadas; amigas (incluso de diferente sexo) que deciden vivir juntas en vez de con sus parejas sentimentales; parejas tradicionales que mantienen un amor casi fraternal que combinan con relaciones sexuales con otras personas... Claro que muchos de esos modelos están ocultos, enmascarados detrás de familias aparentemente convencionales.

Vemos que parejas que llevan años y años rompen porque no sirven para convivir. ¿Por qué ha de ir todo en un pack? ¿No sería mejor elegir por separado (y si coinciden, pues mira qué bien) a las personas con las que mejor congeniemos para convivir, para tener descendencia, para follar, para vivir una relación romántica o para viajar? Se me ocurre que habría más posibilidades de mantener una relación sentimental satisfactoria si no entendiéramos la pareja como la principal estrategia de supervivencia o incluso el centro de nuestro proyecto vital. ¿Cómo lo véis? Yo tremendamente difícil. Me siento muy rígida cuando pienso en esas cosas.

12 comentarios:

momodice dijo...

No sé. Creo que la mejor construcción humana es el amor, y que adopta muy diferentes formas, según las sociedades. Preguntarse sobre ellas es interesante, pero probablemente lo mejor en este caso no es la pregunta, sino la respuesta de que cada cual se dote.

momodice dijo...

Pongo este nuevo comentario para que me lleguen los ecos, porque me he olvidado de marcar esa casilla antes.

chus dijo...

Hemos de agradecer la posibilidad que tenemos de inventar lo que queramos para nuestra relación. Puede que haya tenido una educación muy recta en lo tocante a este tema, pero yo creo que la vida en el amor pasa irremediablemente por una palabra un tanto difícil de asumir: "Responsabilidad". Creo que cuando dos personas(o las que sean)deciden afrontar una relación,ésta sólo llegará a buen término si su grado de responsabilidad está en el mismo entorno.
Me hace gracia cuando la gente se pregunta si el modelo tradicional es bueno, porque realmente es el único modelo del que se tienen más datos, del que encontramos más ejemplos e información. El modelo tradicional es el que és. Me apetece más preguntarme sobre los nuevos modelos de amor.
Lo que sí está muy muy claro es que los que han optado por un modelo no tradicional se están viendo jodidos porque todo está montado para aquel y eso no es muy justo.

NáN dijo...

Siempre he pensado que tres es, racionalmente, el número ideal. Dos hombres y una mujer (no me voy a alargar ahora en las razones) libres y que se quieran. Pero nunca lo conseguí (y cuando lo intenté fue un fracaso estrepitoso).

Ahora mantengo desde hace 35 años una relación de pareja que es un éxito. Pero mi pareja, por motivos de trabajo, pasa 4 o 5 meses fuera de España. Los dos pensamos que eso es la base del éxito de nuestra relación.

El aire.

Como los silencios para la música.

(el modelo tradicional es un contrato de una pequeña empresa de bienes y servicios, tras la que se esconde mucha variedad, ¿no?)

Itsaso dijo...

Volvere a leer tu post, me interesa el tema!

Ya esta disponible la actualización de http://pleasuresites.blogspot.com/

Un día lo visitaste, he aquí la invitación a volver!

Anónimo dijo...

La infancia, la adolescencia y la juventud son cortas, están delimitas, tienen su momento que pasa, etc., pero cuando llevas cuatro o cinco años en la llamada etapa madura llega un momento en que ya no sabes qué hacer. Falta imaginación.

Bueno, creo que también se trata de cuestión de planteamientos posible: si tu a un niño pequeño le preguntas si tiene novia una y otra vez y no si tiene novio y toda la vida se le lanza la misma pregunta con la connotación de que ser marica es malo, difícilmente se planteará tener novio alguna vez, sólo se planteará tener novia. Y si lo hace, lo hará con inseguridad, con dudas, con miedos, con frustraciones. Las preguntas dan miedo.

Luego está el tema ese de que todos piensan que “te falta algo” si no llegas a vivir nunca en pareja. Es como a las mujeres que deciden no tener hijos: los demás siempre pensarán que no es una mujer completa.

También que cuando decides que no es una si no varias personas con las que quieres compartir tu vida, el resto piensa que es que no te quieres comprometer, que no asumes responsabilidades, que eres incapaz de sentir amor.

Tantas cosa que flotan en el aire y que como él se nos mete dentro…

NáN dijo...

Antes de la experiencia, viene experimentar.

El miedo solo nos permite reproducir.

Esas cosas que flotan en el aire, Magapola, se pueden ir lamiendo. No es necesario comérselas de un bocado. Y vas probando gustos. Es que me ha gustado mucho cómo lo has expuesto en tu comentario.

Claro que el que quiera ser un hombre hecho y derecho, o una mujer-mujer... pues hala, a hacer lo que dicen y acabar teniendo un coche de buena cilindrada, casita con jardín y mucha cerveza en la nevera para ver el fúmbol. (o para servírsela a quien lo ve). O no tener nada de eso y envidiarlo. (no sé que será peor).

El caso es que la tradición es un paquete completo, del que, ¡me cachis en la mar!, se han caído las emociones y los sentimientos.

Itsaso dijo...

El vivir con alguien se ha convertido en pura necesidad. Yo vivo en pareja y la mar de agusto; mi cuñado vive con un amigo y la mar de agusto; tengo amigos que viven en pareja y comparten el piso con otra persona para que les salga económico y tan agusto.

Hay mil alternativas para poder emanciparse, el truco esta en acertar con la de cada uno.

chus dijo...

mientras no te apetezca vivir sólo itsaso...

Anónimo dijo...

Vivir sólo no es estar sólo, igual que vivir con alguien no significa no sentirse sólo.

Itsaso dijo...

El otro día vi un reportaje sobre una urbanización creo que era en Valencia o Alicante. Alquilaban pisos a jóvenes y mayores en el mismo bloque por un buen precio. Los jóvenes tenían que comprometerse a realizar tareas con los mayores, como cursos de internet o de cultivo de huertos. Cada jóven adquiere su piso por un precio accesible, vive solo, pero en una comunidad donde no se va sentir solo.

Otra alternativa para los que quieren vivir solos o tienen que hacerlo son los alquileres sociales.

Anónimo dijo...

lo que está claro es que hay un modelo cerrado y que se sobrevive como se puede (imaginación al poder) cuando no nos convence apostar por una relación o una vida en pareja, pero la presión y la cerrada educación que recibimos nos pueden llegar a ahogar si no nos lo "trabajamos"(lo de salirnos del modelo establecido).

Y cuando llegas a un estado ideal (personal, y no basado en lo que el resto se imagine)rodeada de amor sin el cuestionamiento de esa idea imperante (pareja) se plantean otras sensaciones del tipo seré egoista?, individualista?, o tendré demasiado anhelo de libertad si no me convence la idea de compartir mi vida con una (o dos, tres,..) personas "especiales"?
vaya kakao, el caso es que me ha parecido curiosa y muy interesante tu reflexión june, no te habré dicho nada nuevo y dudo haber aportado algo al debate pero me había planteado escribirte algo y aquí está. un beso!
abajo los modelos imperantes y viva la diversidad