Ya sabéis que el Gobierno de Patxi López se ha propuesto hacer desaparecer la simbología pro-etarra de nuestras calles, lo cuál ha provocado unos cuantos incidentes en la Aste Nagusia bilbaína. Pues me voy a lanzar a opinar:
Es un tema sensible para mí, porque vivo en Bilbao La Vieja, uno de los barrios de Bilbao más plagados de carteles y pintadas (por ejemplo, de Txeroki Askatu) e incluso dos fachadas más allá de mi edificio hay una pintada enorme con el anagrama de ETA. Sí, tengo la desgracia de ver todos los días la puta serpiente y el hacha. Espero que por poco tiempo, porque hoy me he animado a llamar a la Ertzaintza para pedir que la borren. Ya os contaré.
Sin embargo, me parece que el Gobierno ha montado un paripé contraproducente. Creo sinceramente que ha priorizado el marketing político a la eficacia. ¿Es necesaria tanta puesta en escena? No he visto tanta simbología en las calles de Bilbao como este año, por lo que (y mira que me jode) estoy algo de acuerdo con Egibar. Un argumento que me ha convencido más es que la eficacia vendrá cuando a quienes se dedican a hacer pintadas les pasen la factura de multas astronómicas que les convencerán de no volver a las andadas. Me parece bien, pero creo que no soluciona el verdadero problema.
En mi opinión, el mensaje no hay que mandarlo a una minoría que hace apología de la violencia, sino a una mayoría que todavía no se siente capaz de desmarcarse de ella y criticarla de una forma abierta y normalizada. Creo que lo importante es hacer pedagogía social para que más ciudadanas como yo llamen a la policía para pedir que borre la pintada o retire el cartel que les amarga cada día. Más aún, tenemos que despertar de la anestesia a esa gente que no apoya a ETA pero para la que esos símbolos pasan desapercibidos, perfectamente integrados en el paisaje urbano en el que se han criado.
Fundamentalistas llenos de odio van a existir siempre. La clave en mi opinión es lograr que sea la ciudadanía la que exija abiertamente y con contundencia vivir libre de apología del terrorismo. Que expresemos nuestra indignación con la misma naturalidad que cuando nos encontramos con una esvástica o con los carteles misóginos de Revolución Antifeminista que inundaron Bilbao reciéntemente. Que arrancar un cartel que nos ofende, poner un ETA NO en Facebook o expresar nuestras convicciones pacifistas y a favor de los derechos humanos cuando se trata de hablar del llamado conflicto vasco dejen de ser pequeñas revoluciones cotidianas.
Hoy una compañera bloguera de Bilbao Jet Lag ha colgado un vídeo sobre una performance en la que se proponía a la gente vestir una camiseta con la leyenda ETATREGUA. Espero vuestras opiniones.
Sin embargo, me parece que el Gobierno ha montado un paripé contraproducente. Creo sinceramente que ha priorizado el marketing político a la eficacia. ¿Es necesaria tanta puesta en escena? No he visto tanta simbología en las calles de Bilbao como este año, por lo que (y mira que me jode) estoy algo de acuerdo con Egibar. Un argumento que me ha convencido más es que la eficacia vendrá cuando a quienes se dedican a hacer pintadas les pasen la factura de multas astronómicas que les convencerán de no volver a las andadas. Me parece bien, pero creo que no soluciona el verdadero problema.
En mi opinión, el mensaje no hay que mandarlo a una minoría que hace apología de la violencia, sino a una mayoría que todavía no se siente capaz de desmarcarse de ella y criticarla de una forma abierta y normalizada. Creo que lo importante es hacer pedagogía social para que más ciudadanas como yo llamen a la policía para pedir que borre la pintada o retire el cartel que les amarga cada día. Más aún, tenemos que despertar de la anestesia a esa gente que no apoya a ETA pero para la que esos símbolos pasan desapercibidos, perfectamente integrados en el paisaje urbano en el que se han criado.
Fundamentalistas llenos de odio van a existir siempre. La clave en mi opinión es lograr que sea la ciudadanía la que exija abiertamente y con contundencia vivir libre de apología del terrorismo. Que expresemos nuestra indignación con la misma naturalidad que cuando nos encontramos con una esvástica o con los carteles misóginos de Revolución Antifeminista que inundaron Bilbao reciéntemente. Que arrancar un cartel que nos ofende, poner un ETA NO en Facebook o expresar nuestras convicciones pacifistas y a favor de los derechos humanos cuando se trata de hablar del llamado conflicto vasco dejen de ser pequeñas revoluciones cotidianas.
Hoy una compañera bloguera de Bilbao Jet Lag ha colgado un vídeo sobre una performance en la que se proponía a la gente vestir una camiseta con la leyenda ETATREGUA. Espero vuestras opiniones.
9 comentarios:
Para mí es facil opinar desde la distancia, dar recomendaciones sobre problemas que no me afectan tan directamente, sabiendo que no me voy a encontrar con las consecuencias. Pero comparto tu opinión, desde mi desconocimiento de la realidad cotidiana de Euskadi.
Creo que la solución pasa por conseguir que la sociedad vasca se rebele contra la situación exija vivir en paz, posicionándose claramente en contra de los medios utilizados por los terroristas.
De todos modos, como te digo, hablar desde la barrera está tirao.
Coincido plenamente con tu punto de vista. Las acciones de gobierno en este sentido tienen mucho de márketing político y poco de acción social. Después de tantos años de soportar el crimen etarra, a veces tengo la impresión de que no hemos aprendido lo suficiente como para tomar decisiones propias y más decididas. Aceptamos las palabras vacías de contenido, las de los discursos de siempre, con un halo de peligrosa e interminable resignación. Actuamos como si ellos, como personas, estuviesen vacunadas contra el miedo. Quizá lo estén. En ese caso, los demás deberíamos inocularnos algún antídoto.
Biquiños.
Los ciudadanos deben tomar convencidos la decisión de que es mejor vivir en paz. Coincido con tus opiniones y creo que el marketing político no tendrá el éxito de la acción individual y popular de los individuos, es decir de los propios vascos.
Anoche pillé empezada la película "Todos estamos invitados" de Gutiérrez Aragón. No me convenció del todo, porque a la hermosa idea del etarra que ha perdido la memoria creo que no le saca todo el jugo (la convierte en instrumental).
Pero lo que sí me dejó helado es que cuando al personaje lo denuncia a ETA se convierta en un muerto en vida. Como dice a sus amigos en lo que evidentemente va a ser su última cena, "algunos os atrevéis a darme una palmada en la espalda, pero solo cuando estáis seguros de que nadie os ve". En ese momento, un amigo viejo, mirando al suelo, lo abraza.
¿Cómo se puede vivir así?
Ese miedo, por ejemplo en el sur de Italia, cuando se alía con los políticos de la derecha y la extrema derecha, trae las consecuencia que trae. (O en la "democrática Colombia, con 300.000 desaparecidos en los últimos 10 años, más de 90 al día, casi todos indios, o pobres o izquierdistas).
Tu acto de denuncia hace que cada vez me caigas mejor. Estoy entrando ya en fase de la admiración clara. Pero no es ese el tema de hoy. Aunque sea márketing, la visibilidad de la campaña tendrá sus efectos útiles. Es una voz desacostumbrada allí.
Enhorabuena y un furte abrazo.
Creo que el "marketing político" de la retirada de carteles tiene precisamente el efecto de hacer que esos elementos de exaltación del terrorismo dejen de pasar desapercibidos para la mayoría. Un poco como la fábula esa del emperador desnudo: la gente no empieza a ver las partes pudendas del Rey hasta que uno se pone a señalarle y a gritar: "oiga, que está desnudo". El ciudadano que pase ahora delante de altares con fotos de presos y símbolos de ETA dirá "uy, que mal está esto aquí... va a venir la charaina y se lo va a llevar"... y a raíz de eso tendrá que posicionarse: le parece bien o le parece mal que esté eso ahí, pero no puede hacer como que no ve esa parte del paisaje, porque esa parte del paisaje tiene una serie de consecuencias que también le pueden envolver a él... (Para empezar, parece que puede llevarse algún pelotazo de goma sólo pasar por ahí).
En Euskadi llevamos mucho tiempo viviendo con algo que se nos ha hecho cotidiano, fotos de presos, anagramas de ETA, pintadas....
Pero creo que la cosa no es tan sencilla como borrar todas las pintadas y quitar todos los carteles con el objetivo de que no se haga apología del terrorismo.
Yo tengo mis dudas. Realizar una pintada en la que se lea "gora eta" o "eta mátalos", en mi opinión sería apología. Pero las manifas de Gestoras en las que los familiares portan las fotos de sus hijos, hermanos, etc, ¿es hacer apología? Yo creo que no.
Coincido contigo, en que hay que hacer pedagogía social y que debe ser importantísimo impulsar una educación en valores, pero también creo que los partidos políticos utilizan cualquier cosa en beneficio propio.
¿Que se consigue quitando las fotos de los presos en las txoznas si a los 5 minutos ya están otra vez puestas??
Y sí, estoy cansadísimo de la politización de todas las fiestas de este país.
Si fuera por el PP no habría txoznas; si fuera por el PSE, las pondrían o no dependiendo de los beneficios que le aportaran; si fuera por el PNV, iriamos todos con "kaiku" a oir conciertos de Kepa Junkera, y si fuera por la izquierda abertzale.....el que no llevara una foto de un preso de su barrio.... no entraría en el recinto de fiestas.
Ke asko de polítika
http://blogs.publico.es/joseaperez/57/ser-cabron-no-es-delito/
chapeau
Coincido con tu percepción: ¡Los esencial es que la sociedad sea sociedad! (valga la redundancia)... Que la llamada "sociedad civil" está cada vez más desmantelada es un mal real, también en Euskadi.
A filla do mar: a veces desde la barrera las cosas se ven más claras. Completamente de acuerdo.
Migra: Pues sí, igual tenemos que conseguir unas dosis.
Martín: De acuerdo.
Nán: Eso de la palmada en la espalda cuando nadie te ve lo cuentan mucho los políticos no nacionalistas y siempre me ha parecido terrible. Te has pasado con lo de la admiración, hombre. (Aunque a mí también me pasa contigo)
David: Ke asko, sí. Comparto tus dudas sobre dónde poner el límite de la apología.
Sergio: Fíjate que tu argumento también me convence. Le daré vueltas. Completamnete de acuerdo con el bloguero de Público.
Félix: Tu redundancia no sólo vale sino que me encanta. Gracias por pasarte por aquí.
En fin, es un tema complejo. Veremos cómo lo vamos gestionando.
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