Ayer vi 21 días y me he propuesto no volver a hacerlo porque me amargó la noche. Ya sabéis: es ese programa de telerrealidad de espíritu "callejero" en el que una reportera chachiguay, de lo más intrépida y sensible a los problemas humanos, los vive en sus propias carnes para demostrar lo muuuuuuucho que sufre alguna gente: ha hecho de anoréxica, de sin techo y de fumadora compulsiva de porros. En el capítulo de ayer tocaba el más difícil todavía: vivir durante 21 días en un poblado gitano. Y ahí sí que me ha tocado la moral. Entiendo que anoréxicas, personas sin techo y fumadores (compulsivos o no) de cannabis se sientan ofendidos con esa imagen frívola y simplista de sus vidas. Pero si hay un colectivo discriminado históricamente, cuya imagen urge proteger, es el pueblo gitano.
Si la Samantha esta me lee, se indignará y proclamará que su trabajo no hace sino darles voz, ponerles rostro, demostrar que "esa gente tiene corazón"... Pero lo cierto es que el programa era terrible. Se recreaba en la insalubridad de los poblados y en el historial de delincuencia de sus habitantes. Sacaba a una paya casada con el único gitano que "ha conseguido salir del poblado" diciendo que al principio él le daba miedo, por ser gitano, verlo "tan negro", y que temía que le pegara o le prohibiera cosas.
A medio programa, Samantha dice indignada porque no tiene para comer, ya que las multas por pequeños hurtos dejan sin dinero a su nueva familia: "La verdad es que tenemos prejucios. Es verdad que esta gente comete delitos. Pero lo que no se nos dice es que pasan hambre". Y suelta un apasionado discurso indignándose porque los servicios sociales no actúen. Pero lo mejor viene cuando el día 20 concluye: "Tengo sentimientos contradictorios hacia estas personas. Son personas de buen corazón. Pero creo que hacen las cosas muy muy mal". Es decir, primero les prejuzga y cuando les conoce les juzga y condena. El día 21, se va llorando y recordando las palabras en caló que ha aprendido: padre, madre, pan, hambre, miedo... "Pero estas personas ya no se acuerdan de cómo se dice en su lengua progreso o esperanza", termina. Buuuuuuf.
No quiero alargarme más, así que os recomiendo que leáis el espléndido análisis sobre el programa publicado en Diagonal. En fin, ese es el periodismo comprometido que promueve Cuatro. ¿Qué opinará Gabilondo?
En la foto, Samantha de vagabunda
Si la Samantha esta me lee, se indignará y proclamará que su trabajo no hace sino darles voz, ponerles rostro, demostrar que "esa gente tiene corazón"... Pero lo cierto es que el programa era terrible. Se recreaba en la insalubridad de los poblados y en el historial de delincuencia de sus habitantes. Sacaba a una paya casada con el único gitano que "ha conseguido salir del poblado" diciendo que al principio él le daba miedo, por ser gitano, verlo "tan negro", y que temía que le pegara o le prohibiera cosas.
A medio programa, Samantha dice indignada porque no tiene para comer, ya que las multas por pequeños hurtos dejan sin dinero a su nueva familia: "La verdad es que tenemos prejucios. Es verdad que esta gente comete delitos. Pero lo que no se nos dice es que pasan hambre". Y suelta un apasionado discurso indignándose porque los servicios sociales no actúen. Pero lo mejor viene cuando el día 20 concluye: "Tengo sentimientos contradictorios hacia estas personas. Son personas de buen corazón. Pero creo que hacen las cosas muy muy mal". Es decir, primero les prejuzga y cuando les conoce les juzga y condena. El día 21, se va llorando y recordando las palabras en caló que ha aprendido: padre, madre, pan, hambre, miedo... "Pero estas personas ya no se acuerdan de cómo se dice en su lengua progreso o esperanza", termina. Buuuuuuf.
No quiero alargarme más, así que os recomiendo que leáis el espléndido análisis sobre el programa publicado en Diagonal. En fin, ese es el periodismo comprometido que promueve Cuatro. ¿Qué opinará Gabilondo?
En la foto, Samantha de vagabunda
3 comentarios:
Como dice un amigo, yo no he visto ese programa ni lo volveré a ver.
Completamente de acuerdo, cuando he dado cursos sobre documentales sociales siempre he puesto como un mal ejemplo "Callejeros", es decir, el reportaje más sensacionalista y falseador al servicio del "compromiso social", su visión de la realidad es parcial y falseadora, pero su marketing para venderse como producto de calidad indudablemente funciona.
Sobre 21días es una mezcla de Callejeros y 30 días, el programa de Morgan Spurlock, pero si en el programa de Spurlock se hace un análisis inteligente de las contradicciones de la sociedad norteamericana, aquí, como dices, todo se trata de una reportera pija que cuenta los días que le quedan para acabar el programa y el análisis, cero!
Por eso, me quedo con los besos y las sonrisas, hoy por cierto que los migrantes nos han dado una lección de valentía por aquí (no sigo que me enrollo)...
...y me has hecho tener tantas ganas de ver Rain...
Que lo llamen como quieran, pero eso no es periodismo o reporterismo. Un periodista se acerca a la gente que padece esos problemas y lo cuenta de la manera más rigurosa, documentada y atractiva posible. Sale a buscar historias, no a protagonizarlas.
Cuando un periodista crea el hecho... malo.
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