lunes, octubre 29, 2007

Igualdad vs. Excelencia


Un reportaje publicado hoy plantea un debate que me ha parecido interesante. Parte de la tesis de que la formación secundaria, en sus políticas de diversidad, se esfuerza en atender a los estudiantes con dificultades, pero no a los que sobresalen. Eso hace que haya igualdad de oportunidades pero que los resultados sean mediocres: buenos de media pero sin que los mejores alumnos despunten porque no se les apoya lo suficiente, con lo que "se pierde talento y motivación". Por tanto, plantea: ¿hay que centrarse en las élites o en la calidad del conjunto?

Esa idea da pie a muchas preguntas: ¿Los estudiantes brillantes necesitan apoyo desde secundaria para desarrollar todas sus potencialidades? ¿O el instituto debe garantizar la igualdad, una buena educación para todos, y dejar que la excelencia se logre en la universidad? ¿Cuál es la mejor fórmula para educar atendiendo a la diversidad sin formar grupos de 'tontos' y 'listos'?

En el artículo citan lo que se hace en otros países:

-EEUU: Es "un gran supermercado". "Se ofrece al alumno un amplísimo abanico de programas, desde peluquería a análisis matemático, y todos valen lo mismo para obtener el título. Los que se hacen un programa más académico son los que luego alcanzan la universidad. Depende del alumno y de su familia", explica el experto en educación comparada de la OCDE Francesc Pedró.

- Gran Bretaña: Los alumnos se concentran en dos o tres materias básicas y también eligen el nivel, ordinario o avanzado. De nuevo, toda la responsabilidad recae en el alumno y su familia.

- Modelo nórdico(Finlandia cosecha los mejores resultados académicos de Europa): Es el de la atención a la diversidad. El profesor no da la clase para la media del grupo, sino que adapta lo que enseña a los que necesita cada alumno.

- Modelo germánico (Alemania, Austria, Suiza o Luxemburgo): Consiste, básicamente, en separar en escuelas distintas a los alumnos a los 10 u 11 años: unos hacia la universidad, otros hacia la FP. Aparte de que los documentos de la UE desaconsejan la segregación temprana, "ésta no ofrece garantías ni de que el grupo de los mejores reciba una educación de calidad ni, desde luego, cabe esperar que eso ocurra en el grupo de los peor considerados. Entre otras cosas, porque en ninguno de los dos supuestos, la homogeneidad se logra", asegura Juan Manuel Escudero, catedrático de Didáctica de la Universidad de Murcia. Pero el hecho es que muchos de estos países (Suiza o Austria) han obtenido mejores resultados en PISA que España.

Los modelos de separación no me convencen por varios motivos. En primer lugar, dudo que un estudiante de 12 años o su familia tengan datos para tomar una buena elección tan temprana. Por otro lado, me parece inadecuada la división "universidad=listos; FP=tontos". Conozco a personas que, sin destacar por su inteligencia, han logrado sacar bien una licenciatura con esfuerzo e ilusión, y a personas muy inteligentes a las que les atraía una formación práctica y más orientada al mundo laboral como la que ofrece FP, o en áreas en las que no hay una titulación universitaria (Estética, por ejemplo). Por otro lado, creo que tanto como la formación académica, hay que cuidar la formación en valores de los niños y niñas. Y dudo que estas fórmulas segregadoras inculquen valores humanos.

Así, parece que la idea de conseguir que el profesorado atienda diferentes ritmos sin segregar, como ocurre en Finlandia, es el ideal, pero no deja claro cómo se consigue. Parece que combinan refuerzo y desdobles con programas individualizados.

El reportaje destaca algo muy a tener en cuenta: la importancia de que las instituciones apuesten por la educación. Porque para atender la diversidad hace falta contar con recursos. Su sistema (el de Finlandia)se ha convertido en la prueba de que es posible combinar excelencia y equidad "cuando para un país la educación es una prioridad social y política" Las administraciones finlandesas dedican a Educación el 6,1% del Producto Interior Bruto y las españolas, el 4,8%. Así, mientras la equidad finlandesa ha logrado igualar los resultados hacia arriba, en la parte alta, España lo ha hecho en la parte media-baja.

Pese a que haya que mejorar los instrumentos para lograrlo, me parece una buena noticia que el Gobierno muestre la sensibilidad de educar atendiendo a la diversidad. Eso no tiene que ver sólo con las diferentes capacidades intelectuales, sino con mejorar la integración y los derechos de colectivos como las personas discapacitadas o las inmigrantes. En definitiva, se trata de transmitir a la sociedad que la diversidad no supone una amenaza para la calidad de la enseñanza sino una oportunidad de que los niños y niñas se enriquezcan aprendiendo de diferentes realidades.

En la foto, un chico y una chica sacados de Google.

4 comentarios:

RGAlmazán dijo...

De acuerdo, hay que educar atendiendo a la diversidad. Lo que ocurre es que, como bien dices, se necesitan medios.
En Finlandia que es el modelo que me gusta, no tengo el dato, pero seguro que la inversión por alumno está muy por encima de la de la mayoría (desde luego de la nuestra). Por otro lado, seguro que no hay la competencia que por ejemplo existe en la Educación en USA.

Salud y República

Anónimo dijo...

Educar en la igualdad me parece bien, me parece bien que se quiera que los alumnos a los que les cueste más, por cualquier razón, alcancen un nivel educativo que se considera bueno para ellos y se les ayude para ello. Pero hay que perderle el miedo a los inteligentes, a los que sobresalen de la media. Y ello porqu eson inteligentes para algunas cosas, tal vez sean torpes para otras. La élite existe y tenemos que aprovecharnos todos de ella: que trabaje la élite, que consiga éxitos = que eso me beneficie.

Anónimo dijo...

No creo que haya un sistema perfecto, aunque sí, quizá, uno ideal, pero también lo dejo en cuarentena porque no todos los fracasos personales son achacables al sistema. Un amigo mío, por ejemplo, iba para arquitecto y se estancó, cambió a Empresariales, hizo una media de notable y hoy es un gran profesional. Hay muchas variables que inciden en la enseñanza de las personas, desde la cultura de su entorno hasta la elección de profesión, sin olvidar la vocación, la enseñanza en los primeros años, el ejemplo familiar y un largo etcétera. Quizá mi aportación sea un tanto caótica, pero conozco tantos casos tan diversos que no puedo evitar apuntar en todas direcciones. Saludos.

Anónimo dijo...

me disgusta que se plantee la educacion desde el punto de vista de la competencia.
Hablar de igualdad de oportunidades y de resultados mediocres es plantear esto como una carrera y mercantilizar el conocimiento que aqui no sería sino la manera de estratificar una sociedad.

Creo que hay que diferenciar el conocimiento y la educacion de la formacion en sentido profesional.

La educacion en los colegios hoy en dia es el arte de la doma. Aqui los niños entienden conceptos como la autoridad y ven por primera vez como se les divide entre "buenos y malos, listos y tontos, etc".
aprenden a aceptar este sistema como digo de estratificacion pero no desarrollan la responsabilidad personal ni la ética ni la empatía hacia los demas.

Por tanto hablar de exito o fracaso del sistema educativo me parece muy relativo porque en la medida en que este estratifica ya ha sido un exito.

¿cuantos estudiantes brillantes hay que luego no brillan en absoluto en ninguna de las otras facetas de la vida?
¿se puede ser un buen profesional a la par que un perfecto ignorante?
¿debe ser el sistema educativo una primera preparacion para el mundo laboral? ¿para la empresa y la libre competencia?

Supongo que a algunos os parecera radical pero es mi opinión.
Saludos!