domingo, abril 22, 2007

Coherencia bajo lupa


Esta es una de esas entradas tipo diario, cuyo fin es desahogarme y sentirme mejor, y de las que nunca estoy convencida de si es buena idea publicarlas. Lo hago porque probablemente os sintáis identificados, y así hacemos un poco de terapia de grupo.

El tema es que hoy he venido harta (artísima, que diría el colectivo de artistas) de que los amigos en vez de confiar en una y admirar sus principios, se empeñen en cuestionarlos. No ocurre sólo conmigo sino con toda persona mínimamente idealista.

Ejemplo nº1: una amiga dice que ella quiere ser profesora e investigadora universitaria no por dinero o estabilidad sino por vocación. El resto se pone a decirle que ya verá qué poco le dura, que en pocos años se cansará y lo hará sólo por dinero. Vamos bien: en vez de apoyar a una estudiante de 18 que quiere aportar algo a la ciencia, le advertimos de que tarde o temprano se convertirá en una funcionaria apática.

Ejemplo nº2: Le he contado a una amiga que mi primo (que leerá ésto que no pretende ser más que un pequeño ejemplo) duda si estudiar física, la carrera que desde niño le ha apasionado, o ingeniería, que considera una opción más conveniente por varias razones. Mi amiga decía: "Si estudia ingeniería tendrá trabajo, si hace física terminará en Telepizza". Es que yo no concibo esa posibilidad, ni la concebí cuando me decían que Periodismo no tiene salidas. Desde mi punto de vista, las posibilidades son ser un destacado físico que revolucione la ciencia o ser un ingeniero mediocre. ¿Por qué un chico inteligente, con vocación, luchador y maduro iba a terminar en Telepizza? Y si termina ahí lo hará como parte de un proceso de aprendizaje del que en el futuro estoy segura de que no se arrepentirá.

Ejemplo nº3: Soy una defensora y usuaria incondicional del transporte público por ser una opción más sostenibles. Quiero comprarme un coche para practicar cuando me saque el carné, y que además me vendrá bien en ocasiones puntuales. Imaginaos el mensaje machacón: "Ya verás luego cómo te aficionas a la comodidad del coche y pasas del bus". Pues no, resulta que para mí es más importante sentir que llevo una vida lo más sostenible posible que la comodidad (irreal, porque el coche supone casi siempre un mayor gasto de dinero y tiempo).

Para la gente de izquierdas es constante que miren con lupa tus conductas y argumentos para detectar complacientes la más mímima incoherencia. Si quieres ser íntegra, te machacan con que tarde o temprano cambiarás, parece que deseosos de que eso ocurra para decirte que te habían avisado. Es deprimente ver cómo la gente se ha vuelto tan egoísta y víctima de sus frustraciones que prefiere boicotear a quienes logran mantenerse fieles a unos principios que el sistema se empeña en destruir.

La imagen, del portal de contrainformación Kaos en la Red, se debe a que estoy cansada como para rastrear Google en busca de otra mejor.

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