«Nuestra lengua es nuestra vida», de Alba Eiragi
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3 Poemas y 1 historia sagrada de Alba Eiragi
lunes, abril 02, 2007
Apartheid palestino
He encontrado un blog sobre islamofobia en el que se muestra este mapa de la expansión israelí (ver ampliado). Es abominable. No entiendo que alguien con un mínimo de bondad e inteligencia pueda justificar algo así.
La realidad que muestra ese mapa no es la de un pueblo históricamente perseguido que se reagrupa como puede para protegerse de la discriminación y superar el Holocausto. Es la de un Estado imperialista y terrorista. No sé de qué me asombro, si sabemos de sobre que el pueblo palestino ha perdido todas sus tierras para verse encarcelado en tres pequeñas regiones a cientos de kilómetros las unas de las otras, pero este mapa lo evidencia de manera escandalosa.
El actual mapa me hace pensar en cómo diantres (por no decir tacos) pretenden quienes hablan de una paz negociada (a lo que para mí no es una guerra sino una masacre, desde luego)con dos Estados que se reconocen mutuamente convertir tres pequeñas zonas tan alejadas y aisladas en un verdadero Estado. Es terrible.
Por si no fuera poco mi disgusto por todo ésto, el Observatorio de la Islamofobia difunde un sondeo realizado por el Center for the Campaign Against Racism en Israel, publicado el 20 de marzo de 2007 cuyos resultados son estremecedores:
Cultura: El 37 % de los judíos israelíes piensa que la cultura árabe es inferior a la cultura judía.
Arabofobia: Cuando oyen hablar en árabe, el 50 % de los judíos israelíes siente “miedo”, y el 31 % “odio”.
Seguridad: El 56 % de los judíos israelíes piensa que los árabes israelíes plantean un problema de seguridad al Estado de Israel.
Segregación: El 55 % de los judíos israelíes desea que los judíos y los árabes sean separados en los lugares de ocio.
Ciudadanía: El 40 % de los judíos israelíes piensa que los árabes israelíes deberían ser privados de su derecho al voto.
Es curioso que quienes han sido masacrados por racismo pasen de víctimas a verdugos. No sé si achacarlo a complicadas teorías de psicología social o a las simples ansias de poder y venganza de miles y miles de genocidas desalmados. Quien defienda a Israel que me explique por favor cómo puede dormir por las noches justficando todas estas atrocidades.
Por último, recomendaos Paradise Now (2005), una película -dirigida por Hany Abu-Assad- sobre la desesperación palestina realmente sobrecogedera. Narra las dudas, contradicciones y temores de un joven palestino el día antes de inmolarse. Refleja el contraste de la calidad de vida, el desarrollo y el nivel de pobreza en Israel y los territorios ocupados.
Yo me quedo además con la brutal fuerza de los primeros planos al protagonista, Säid (Kais Nashef). Destaca también la discusión entre Khaled (Ali Suliman), el amigo incondicional de Säid, y Suha (Lubna Azabal), una cooperante hija de un mártir que ha crecido en Occidente e intenta convencer (con el escaso éxito de una niña bien en un lugar asolado por la muerte y el dolor) de que los atentados no hacen sino recrudecer este drama.
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