miércoles, diciembre 30, 2009

¡A bailar!


Como era de esperar, una de las cosas que más disfruté en mi breve estancia en Colombia fue la música (y la danza, claro). Teniendo como únicos referentes a Shakira, Juanes, Carlos Vives y el reggaeton, fue una gozada descubrir nuevos ritmos y sonidos. Como en todo, la diversidad musical de ese país es apabullante. En los taxis y autobuses sí que predominan la cumbia, el vallenato y el reggaeton, pero tuvimos ocasión de conocer otros géneros que me fascinaron. Además, lo bueno de la música es que te la puedes llevar a tu casa. Me compré tres discos y los escucho día y noche.

Empecemos por La Revuelta, un joven grupo de fusión que tuvimos el placer de ver en concierto (en la foto) en la imprescindible sala Quiebracanto, situada en el bohemio barrio de La Candelaria, en Bogotá. La Revuelta fusiona de una forma muy fresca la música del Pacífico colombiano, cuyas raíces son en gran medida africanas. La base es una clase específica de marimba; la marimba de chonta: se le añade mucha percusión africana, dos voces potentes de mujer, mezcla de letras tradicionales y de denuncia, el esquema este del coro repitiendo una frase (no sé cómo se llama), clarinete y bajo, y el resultado es espectacular. El disco suena genial, pero 30 mujeres periodistas bailando juntas en directo fue inolvidable.


Al día siguiente las organizadoras del encuentro nos prepararon otro concierto, y esta vez privado, de música de la otra costa, la Caribe. En este caso, los tres elementos fundamentales son los grandes tambores, unos instrumentos de viento llamados gaitas (nada que ver con las gallegas) y la peculiar forma de cantar de los gaiteros. Catársis total. Os pongo un vídeo de Los Gaiteros de San Jacinto, unos viejitos de ritmo endiablado que han sido premiados con un Grammy Latinos.


Mi tercera adquisición musical fue un disco de Totó La Momposina. Me guié por su sonoro nombre y por la recomendación de la dependienta, que la definió como la cantante más representativa del folklore colombiano, la cuál va recogiendo los diferentes ritmos y sonidos tradicionales de todo el territorio.


Me quedo con ganas de enseñaros una danza tradicional de La Guajira, diferente a lo que entendemos por bailes latinos. Se baila en pareja pero no agarrados ni pegaditos. Es una especie de cortejo, en el que el hombre ronda a la mujer mientras esta camina a pasitos pequeños, contoneándose. La gracia está, entre otras cosas, en que hay que mirarse a los ojos todo el rato, lo cuál despertaba al menos en mí más pudor que el reggaeton más salvaje. Bueno, me he pasado, pero es todo un reto. Una compañera de los Encuentros, natural de La Guajira, y uno de los músicos nos hicieron una demostración, y me encantó. Si alguien conoce el baile y nos puede pasar su nombre o un vídeo, le estaré muy agradecida.

¡Empecemos el Año Nuevo al son de los tambores!

viernes, diciembre 18, 2009

Vendo minutos


Una de las cosas que más nos llamó la atención nada más llegar a Bogotá fue que las calles estaban plagadas de puestos de fruta y chucherías en los que había llamativos carteles en los que ponía “SE VENDEN MINUTOS” o, simplemente, “MINUTOS”. ¿Qué sería eso? ¿Se podría en Colombia comprar el tiempo? La respuesta era mucho más prosaica pero no por ello poco pintoresca.

Se trata de un original servicio de llamadas que ha aflorado con éxito: no se estropea ni requiere de comprar tarjetas como las cabinas, no corres el riesgo de que tu llamada se corte por falta de crédito, como me ocurrió en un locutorio, y es especialmente útil para las personas sin recursos o sin ganas de tener su propio celular. A cada 20 metros, tanto en las grandes ciudades como en las medianas e incluso en los pueblitos, te encuentras o bien con puestos como los descritos o incluso con una persona que anuncia que vende minutos. La situación es la siguiente:

June: Hola, quiero hacer una llamada a un celular Comcel
Vendedor de minutos: ¿A celular o a fijo?
J: A celular
V: ¿A qué operadora?
J: Ummmm
V: Dígame cómo empieza
J: 313
V: Comcel. Tome.

El vendedor saca de su bolsillo un celular encadenado y me lo ofrece. Lleva tres o cuatro. Llamo como si fuera mi propio móvil, charlo, y me cobra por minutos: entre 100 y 300 pesos el minuto. Llamadas internacionales, se pueden encontrar minutos desde 250 pesos, hasta 500. Recordemos que 300 pesos son 10 céntimos de euro. Es muchísimo más barato que un locutorio, donde en una llamada te gastas fácilmente más 10.000 pesos.

¿Todo bien entonces? Evidentemente, la otra cara de la moneda es que se trata de un trabajo sumamente precario y sumergido, sin derechos y bajo el acoso policial. Lo ejercen todo tipo de personas, pero cabe destacar tres grupos: chicos jóvenes, mujeres de mediana edad, y sus hijos e hijas. La competencia entre los vendedores es salvaje. No hay tarifas establecidas, así que tiran los precios todo lo que pueden. Para mi sorpresa, ahora que estaba buscando información al respecto he encontrado una oferta de trabajo en Internet que indica que se puede trabajar por cuenta ajena:

“Trabaje como vendedor de minutos en la calle, usted administra su tiempo de trabajo y el lugar donde desee ubicarse solo debe cumplir con unas metas semanales en la venta de minutos, igualmente entre mas minutos venda, mayores van a ser los ingresos para usted, la persona debe ser responsable, trabajadora y cumplida. ingresos entre 400.000 y 600.000 mensuales”

No se cita quién es el anunciante ni se habla en ningún momento de contrato. 600.000 pesos son unos 200 euros. El salario mínimo mensual establecido por ley no llega a los 500.000 pesos.
Lo que no me queda claro es si esta actividad sigue estando perseguida por la policía, a instancias del Ministerio de Comunicaciones, como leo en un reportaje de 2007. En noticias posteriores encuentro que no sólo se les acosa y decomisan los móviles, sino que los discursos del gobierno les criminalizan acusándoles de suponer una competencia desleal para negocios legales como las cabinas. ¿Algún colombiano o colombiana nos puede explicar la situación actual?

PD: En la foto, yo comprando minutos en Pereira

miércoles, diciembre 16, 2009

El taxista uribista


El taxista es muy joven, moreno, lleva el pelo engominado hacia atrás y su ceñida camiseta blanca deja entrever tatuajes rudimentarios. Conduce temerariamente (como todos los taxistas, por otra parte) y en su radio atrona el reggaeton. Tras las dos preguntas de cortesía (“¿De dónde son? ¿Qué les pareció Colombia?”), empieza a alabar a Uribe. “Es que Colombia no tiene nada que ver con lo que era antes, gracias a nuestro presidente Uribe. Está siendo un gran presidente. Está terminando con la guerrilla y además ahora Bogotá es una ciudad segura”, nos dice entusiasta.

Cualquiera le lleva la contraria. Sobre todo porque, después de una semana rodeadas de profesorado universitario, periodistas, músicos y trabajadoras sociales, nos encontramos por primera vez ante una persona algo más representativa del grueso de la población colombiana.

No le preguntamos su nombre. Pongamos que se llama Jairo. Interrumpe, no por mucho tiempo, su fervor uribista para contarnos que él fue soldado profesional y ahí en el ejército le dio duro a la guerrilla.

Dejó de estudiar con sólo 9 años, para empezar a trabajar de lo que salía: limpiabotas, vendedor ambulante… Se alistó en el ejército en cuanto pudo. No nos dijo a qué edad pero sí que su sueldo de militar doblaba el salario mínimo del país. Se muestra orgulloso de su trabajo en el ejército. Además de servir a la patria, dice que disfrutaba. Sin embargo, a su madre le preocupaba que tuviera un oficio tan peligroso. Ella, viuda, consiguió emigrar hace unos años a Estados Unidos, donde ha tenido otro niño. “Tengo un hermano negrito; lo conoceré por primera vez estas Navidades”, nos cuenta emocionado Jairo. Su madre pudo prosperar en Estados Unidos y comprarle el taxi y la licencia para que dejara el Ejército.

Tiene 23 años y con esta estrenada estabilidad económica ha podido reanudar sus estudios. Se interesa mucho por nuestra posición económica, por cómo está la vida en España, cuánto se gana. Aún así, cada poco hace gala de patriotismo: “Amo tanto esta tierra que hasta llevo tatuado en el pecho Made in Colombia”.

Como buen santafereño, le encanta la Navidad, aunque le moleste que hayan prohibido el uso de pólvora durante los festejos. Y para que conste que cree en el espíritu navideño, cuando le damos un billete de 20.000 pesos para pagar el viaje (que cuesta 11.000) él mismo se cobra 1.000 de propina. “Es Navidad”, se justifica con picardía.

domingo, diciembre 13, 2009

Armenia, Colombia


Desde que me enteré de que existe en Colombia una ciudad llamada Armenia me inundó una enorme curiosidad que conseguí saciar de casualidad. Nos encontrábamos en Pereira, en el corazón del Eje Cafetero, impartiendo un taller en la universidad. Después pensábamos pasar un par de días haciendo alguna excursión por los alrededores de la ciudad. Nuestros planes cambiaron al conocer a Claudia, madre de María Teresa, la organizadora del taller.

Claudia vive en Salento, un hermoso pueblecito, muy turístico debido a sus casitas de colores plagadas de tiendas de artesanía, situado en el departamento vecino Quindío, también en el Eje Cafetero. Ella tiene una finca en la que cultiva hierbas medicinales, actividad que compagina con diversos proyectos como trabajadora social encaminados a promover el empoderamiento de las mujeres campesinas de la región a través de las artes. Nos dijo que no podíamos dejar de ir a Salento y nos convenció. Nos cogimos el autobús, al son dulzón del vallenato, ansiosas por desintoxicarnos de todo el ruido y la contaminación de Bogotá y Pereira. Encontramos a un entrañable compañero de viaje, un músico indigenista y místico, pero esa historia me la reservo para otra ocasión.

Total, que después de encontrarnos con Claudia en Salento nos dijo: "¿Qué os parece hacer una entrevista en la radio universitaria de Armenia? Es para el único programa con perspectiva de género del departamento". ¿Cómo se dice que no a una petición así? Apenas nos dio tiempo de dejar las maletas en la pensión y tomarnos un café antes de meternos de nuevo en otro microbus rumbo a otra urbe.

"¿Por qué se llama Armenia?", preguntamos en cuanto tuvimos ocasión. Porque quienes habitaban esta región eran considerablemente ilustrados. Por lo que, al fundar la capital del Quindío en 1889, lejos de recurrir al nombre de una virgen, quisieron rendir homenaje a las víctimas de la guerra que estaba aconteciendo en Armenia.

La Armenia colombiana es conocida como "la ciudad milagro". Nos dijeron que era por lo bien que se recuperó tras el terremoto de 6.2 grados en la escala Richter que la asoló en 1999. Me sorprende ahora leer en Wikipedia que murieron 1230 personas. Supongo que dada la magnitud de la catástrofe, la cifra es mucho menor de la esperada.

En realidad apenas vimos la ciudad, sino que nos metimos a la Universidad del Quindío a realizar la entrevista. Era para un programa de medio ambiente conducido por el ambientalista Néstor Jaime Ocampo, en el que Xatlí Murillo, comunicadora social y buena amiga de Claudia, cuenta con un espacio en el que incorpora la perspectiva de género. La tuvimos que grabar en grabadora ya que una caída de la tensión suspendió el programa. Lo bueno es que durante la espera pudimos charlar con Xatlí y Néstor Jaime, dos encantadores docentes universitarios, apasionados por el ecologismo, que nos hablaron de las lacras que sufre la región, como la desertización debido al cultivo masivo de especies exóticas de pino.

Néstor Jaime nos contó una hazaña que, por lo que compruebo ahora rastreándole (adoro Google) le ha hecho popular. Compró una acción de la multinacional papelera Smurfit para poder plantarse en su junta de accionistas en Dublín y denunciar que se estaban lucrando a costa de perpetrar sendos crímenes ecológicos en Quindío.

Encuentro un reportaje que narra toda la historia. Os copio un fragmento: "El hecho [la intervención de Néstor Jaime en la asamblea de accionistas], registrado con profusión por la radio, los periódicos y la televisión irlandesa, tuvo alcances insospechados y hasta el famoso grupo musical de rock U2, liderado por Bono, resultó envuelto en el debate, cuando se descubrió que mediante malas mañas la multinacional insertó una foto del grupo en una de sus publicaciones, haciéndolo aparecer como avalador del manejo de la multinacional. Néstor Jaime escribió a Bono y el grupo condenó la acción de la Smurfit. Para concluir esta parte, digamos que la demanda instaurada por la poderosa Smurfit contra Néstor Jaime Ocampo no prosperó: los ambientalistas demostraron ante la justicia colombiana que las denuncias estaban respaldadas por hechos comprobados".

Un lujo pues escuchar esta historia en voz de su protagonista, y conocerlo tanto a él como a Xatlí, una pionera en divulgar sobre el nexo que une feminismo y ecologismo. Gracias a los dos.

miércoles, diciembre 09, 2009

Colombia


Como no sé ni por dónde empezar, creo que os iré contando pequeñas historias y anécdotas de nuestro viaje por fascículos. En fin, ha sido una experiencia maravillosa, tanto los encuentros como los días siguientes recorriendo Bogotá y el Eje Cafetero (Pereira, Armenia, Salento, Cocora...)

No hemos ido demasiado de turistas. Lo malo es que tal vez nos hayan quedado cosas imprescindibles por ver: monumentos, museos, paisajes... Lo bueno, que nos hemos inmerso mucho más de lo que pensaba en la sociedad colombiana. Más que los paisajes geográficos me interesan los humanos, y creo que para haber estado sólo una semana hemos podido atisbar al menos unos cuantos elementos característicos de las gentes paisas.

Una semana sólo ha sido suficiente para hacernos a la idea de todas las posibilidades que ofrece el país: su abrumadora diversidad social, étnica, cultural, política y social; cientos de reportajes, crónicas y entrevistas a realizar; decenas de ritmos que bailar; millones de personas peculiares que conocer... Dicen que García Márquez más que un excelente novelista, es un gran fotógrafo. Es decir, que Colombia es puro realismo mágico. Por lo poco que he visto, doy fe.

Estoy toda enmorriñada, pero la globalización tiene sus ventajas: hoy he comido arepas de pollo a ritmo de ballenato, y me he comprado una chocolatina de maní de postre. Mañana pienso desayunar zumo de guanábana en la Plaza Nueva, y contaré mis aventuras tanto a la dueña de ese local como a la chica de Cali del locutorio que frecuento. Mientras no pueda volver, sacaré el máximo jugo a esos gajos de Colombia que esconde el frío Bilbao.

En la imagen: la foto de familia de los encuentros

lunes, noviembre 23, 2009

El 25 de noviembre, a la mani; el 26, a ¡Colombia!


Se acerca el 25 de noviembre, Día Internacional contra la Violencia hacia las Mujeres, una jornada de luto, en la que toca recordar a las 57 mujeres asesinadas en lo que va de año por sus parejas o ex parejas, y a tantas otras muertas en años anteriores. Recordarlas nos suele generar rabia, nos lleva a cabrearnos con la insuficiente concienciación social, con el pésimo tratamiento mediático (en la mayoría de los casos), con las lagunas de las leyes, etc. Sin embargo, este año me he propuesto enfrentar la fecha con esperanza.

Claro que tenemos que ser críticas, pero creo que tenemos que conservar la alegría y la ilusión por las cosas bonitas que estamos haciendo para que no nos invada el derrotismo. No todo es una mierda. Supongo que lo veo así porque me encuentro rodeada de un montón de proyectos ilusionantes.

El más intenso es que el mismo jueves me voy a Colombia, a los III. Encuentros de la Red Internacional de Periodistas con Visión de Género. Recordad que de los segundos, hace dos años en Oviedo, vine con tal subidón que montamos una red vasca. Estoy segura de que este encuentro también va a dar buenos frutos. Qué duda cabe de que estoy emocionadísima por lo que supone a nivel personal, pero de todo lo que voy a disfrutar ya os informaré a su tiempo en alguna escapada al locutorio, tanto en Bogotá, donde es el encuentro, como en Pereira, donde impartiremos un taller sobre comunicación no sexista. Nos juntaremos cientos de periodistas sensibilizadas con la igualdad para debatir sobre estrategias de comunicación feminista y pensar cómo fortalecer nuestras redes.

Recién llegada, el día 4 de diciembre, me iré de la misma a las Jornadas Feministas Estatales de Granada. Otro subidón: miles de feministas debatiendo, compartiendo, disfrutando... Ver la programación marea.

Y justo ahora estoy terminando otro proyecto maravilloso. De la mano de la consultoría Sortzen, capitaneada por Norma Vázquez, Maite Asensio (mi compi de Red, de viaje a Colombia e irremplazable amiga) y yo hemos entrevistado a madres de mujeres vascas víctimas de violencia machista. Los testimonios que hemos redactado se leerán en un homenaje el 30 de noviembre en Barakaldo, cuyos objetivos son conocer quiénes eran esas mujeres, mostrar que no fueron asesinadas por ser débiles y dependientes sino porque se rebelaron, dar a conocer qué ocurre con las familias cuando los micrófonos y las grabadoras se olvidan de ellas, etc.

La experiencia ha sido impresionante y estoy muy satisfecha con el resultado. Espero que me dejen mostrároslo pronto.

Por todo ello, porque estamos caminando con paso firme, reflexionando y compartiendo estrategias, difundiendo nuestros principios y análisis, acercándonos y conociendo a las víctimas y a sus familias, no quiero hundirme en este 25 de noviembre. Necesitamos ilusionarnos para seguir adelante y enredar a cada vez más periodistas, porque como afirmaba un estudio reciente, informar bien sobre la violencia de género puede salvar vidas.

Nota: Abrumada por tanto proyecto ilusionante, quiero citar a las principales personas que me han acompañado en este proceso y que despertaron mis inquietudes. Por orden cronológico (de irrupción en mi vida): Karmele, Make, Tina, Lucía, Ritxar y Maite.

Nota 2: En la viñeta, un clásico de Forges.

viernes, noviembre 20, 2009

Menores


Estoy leyendo el libro "Menores migrantes sin referentes familiares", coordinado por Antonio S. Jiménez Hernández, con enorme interés. Recomiendo especialmente el artículo de Silvina Monteros, que aplica las teorías de Foucault y Butler al concepto de menores extranjeros no acompañados (en cuanto a construcción social que implica una performatividad pero no está libre de resistencias), y el de Nuria Empéz, sobre el derecho a vivir en familia.

Este es buenísimo, ya que desmonta el argumento políticamente correcto de que si se promueven las mal llamadas reagrupaciones (expulsiones encubiertas) es para garantizar el derecho de los menores a vivir en familia. Por una parte, Empéz recuerda que la mayoría de reagrupados no terminan con sus familias, sino en reformatorios en Marruecos o vuelven a intentar migrar. Pero lo que más me ha gustado es que compara ese pretexto cuando se trata de expulsarles, con las restricciones que hay para que inmigrantes adultos reagrupen a sus hijos menores. Es decir, cuando se trata de que los menores vengan, el derecho a vivir en familia nos importa bien poco.

En fin, el libro no tiene desperdicio, pero hoy quería traeros un parrafito del artículo de Ainhoa Rodríguez García de Cortázar, ya que me parece un resumen estupendo de buena parte del fenómeno de los llamados MENA:

Resumiendo, las principales dificultades para la integración que viven los menores marroquíes no acompañados son la exclusión político.legal, de la que se deriva gran parte de la discriminación formativa y laboral, que les lleva en ocasiones a buscar alternativas de vida más o menos desviadas, cuya exageración mediática contribuye a su estigmatización social, e influye en parte del profesorado, empleadores y agentes del orden -además de en los propios menores- y al mismo tiempo fomenta la xenofobia hacia este colectivo.

Gran resumen, ¿verdad?

No quiero cerrar este post sin rendir un pequeño homenaje a Kadero, el joven argelino muerto ahogado en la Ría de Bilbao cuando huía de la policía; la cuál le perseguía por un robo que no había cometido. Una víctima más de la Ley de Extranjería, de la criminalización que sufren los inmigrantes y el terrible estigma que arrastran los menores no acompañados.

domingo, noviembre 01, 2009

Ordenes de expulsión


Creo que para entender lo tremedamente injusta e inhumana que es la Ley de Extranjería no funcionan tanto los grandes discursos como mostrar las consecuencias que tiene en lo concreto, en la vida de las personas. Una de las consecuencias que más me impactan son las órdenes de expulsión. No soy experta en esto, así que perdonadme si caigo en alguna inexactitud, pero la historia sería más o menos la siguiente:

Imaginemos el largo periplo que supone migrar de un pueblo de Senegal a Bilbao. Normalmente no se emigra en una sola fase: el proceso suele incluir migraciones dentro del propio país o región, pausas para trabajar y ahorrar dinero para el viaje, una estancia en un Centro de Internamiento para Extranjeros (CIE) en Canarias, deambular por diferentes provincias... Finalmente, tal vez años después de haber salido de su pueblo, la persona migrante se asienta en Bilbao.

Se empadrona y desde entonces necesita pasar tres años en situación irregular (por tanto, trabajando en la economía sumergida, sin poder reagrupar a familiares y con casi todos sus derechos negados) para poder tramitar un permiso de residencia y trabajo demostrando el arraigo social: prácticamente la única forma que les queda a las personas migrantes para regularizar su situación.

Imaginemos que cuando lleva algo más de dos años empadronado y ya está dando pasos para solicitar el permiso de trabajo, topa con una redada de la brigada de Extranjería de la Policía Nacional, en colaboración con la Policía Municipal de ayuntamientos como el de Bilbao o el de Barakaldo. La Policía Nacional le abre una orden de expulsión, la cuál implica el riesgo de ser trasladado a un CIE (actualmente, durante un plazo máximo de 40 días, pero con la reforma de la Ley pasará a ser 60) o ser repatriada.

En el caso de Euskadi, lo habitual es que la orden no se ejecute. Esto supone que la persona seguirá viviendo junto a nosotras pero con una pesada losa a sus espaldas. En primer lugar, tendrá que sumar un mínimo de 5 años en situación irregular (tres de prohibición de entrada en el país y dos hasta que prescriba la orden), es decir, prácticamente sin derechos. En segundo lugar, sentirá la presión que implica la amenaza de ser repatriado o trasladado a un CIE en cualquier momento.

En este punto conviene recordar que no tener papeles no es un delito sino una infracción administrativa comparable a una multa de tráfico. Sin embargo, vemos que el castigo no es una multa, sino tres consecuencias absolutamente desproporcionadas: la expulsión del país, el internamiento en un CIE (en regimen prácticamente carcelario) o ser abocada a la irregularidad durante otros cinco años.

Las cosas se pueden poner aún más feas. Por un lado, hay personas que van acumulando órdenes de expulsión. Por otro lado, está la cuestión de los antecedentes penales. Uno de los requisitos para poder regularizarse a través del arraigo social es no tener antecedentes penales. Imaginemos que este inmigrante senegalés, como tantos otros, se gana la vida ganando CDs. La policía le detiene y se le imputa un delito contra la propiedad intelectual. Hasta que no haya una sentencia favorable al acusado o prescriba el delito, éste le impedirá acceder a un permiso de residencia y trabajo.

La integración (concepto que me repatea) es en todo caso un proceso que exige cierta reciprocidad. Tú no puedes integrarte en una sociedad que no te reconoce ni te respeta, que te aboca a vivir sin derecho durante hasta más de una década.

No sé cómo lo véis, pero a mí esto me parece estremecedor. He tenido la suerte de poner cara a esta realidad a través de conocer a los integrantes de la plataforma por los derechos de las personas migrantes Mbolo Moy Doole. Son en su mayoría senegaleses en situación irregular, muchos de ellos vendedores ambulantes afectados por la tipificación de la venta de CDs y DVDs como delito.

Una de sus principales luchas, como es he contado en otra ocasión y como se ve en la foto, es protestar por el encarcelamiento de un compañero que ya lleva 4 meses en prisión por llevar CDs en la mochila. También se están organizando para que cuando uno de ellos sea detenido el resto se enteren y se organicen para apoyarle y hacer una denuncia pública. Por último, con ayuda de los compañeros de la Comisión Jurídica de SOS Racismo, se están formando para conocer sus derechos, en lo relativo a cuestiones como las órdenes de expulsión. Me enorgullece y me llena de confianza y esperanza conocer a personas así, que ante la adversidad optan por apoyarse las unas a las otras y organizarse. Aunque el Gobierno les niegue ese estatus, ellos sí que son ciudadanos ejemplares.

viernes, octubre 16, 2009

Intercambio de sonrisas



Me sabe mal tener este blog tan abandonado y sobre todo los vuestros. Tenía pensado escribir un post sobre pedofilia en clave de género, repasando varias cositas. Entre otras:

- La polémica sobre las fotos de Brooke Shields. He seguido con mucho interés el debate en Sindrogámico

- Lydia Cacho arremetiendo sobre Memoria de mis putas tristes porque hace apología de la pedofilia

- Una patética noticia que destaca la ínfima presencia de mujeres en una red de pederestas. Esto lo analiza mi compi Itziar en la red de periodistas

Tengo ganas de presentar mis opiniones y contradicciones sobre la pedofilia, la libertad de expresión, el arte, los condicionantes de género y tantas otras cosas, pero llego a casa después de currar y hablar de pedofilia es lo que menos me apetece. Así que, por lo pronto, hasta que saque ganas para analizar este tema, os invito a que opinéis sobre lo que os apetezca.

Y como ya os digo que estoy más necesitada de sonrisas que de análisis sesudos, os propongo que intercambiemos vídeos, canciones, artículos o lo que sea que os hayan hecho disfrutar. Mi propuesta, un vídeo de lindy hop, un estilo de baile a ritmo de jazz al que se ha apuntado Tomara y que me tiene alucinada. ¡A bailar!

domingo, septiembre 27, 2009

Para distraernos de lo que ustedes saben


Hace tiempo que abandoné la sana costumbre de entregarme al peloteo de mis amistades en mis posts, pero no puedo dejar de recomendaros las crónicas que ha escrito Ander Izagirre en su blog durante su viaje a Bolivia.

Creo que la mayoría sabéis quién es Ander (San Sebastián, 1976), periodista y escritor de viajes que conocí a raíz de que Lucía nos mandara leer en la carrera su maravilloso (y literalmente tórrido) libro Los sótanos del mundo. Tres años después puedo presumir de contarle entre mis amigos, tanto blogueros como terrenales.

Gracias a su blog, hemos sido partícipes de sus andaduras bolivianas. Hemos llegado incluso a sentir con él, o al menos intuir lo que él sentía. Le he imaginado aturdido pero muy divertido en medio de la algarabía de las asambleas populares; profundamente consternado al conocer a Abigaíl, una adolescente de 14 años que trabaja en las minas en condiciones de explotación; disfrutando de un curioso partido de fútbol de mujeres indígenas... Todo un terremoto emocional que espero que nos pueda contar largo y tendido cuando se recupere.

Mientras esperamos a ver publicados los reportajes en la prensa, os dejo con la historia de estas futbolistas guaraníes que dan teta entre gol y gol. Me gusta porque, si bien denuncia la terrible situación de las mujeres guaraníes, se queda sobre todo con su capacidad para organizarse, ilusionarse y disfrutar. La foto la sacó el también periodista Daniel Burgui, compañero de viaje de Ander, quien cuenta el partido y mucho más en su blog.

Para distraernos de lo que ustedes saben

El partido entre los equipos de Urundaiti y Boyuibe se retrasa unos minutos: Susana, una de las jugadoras, está detrás del córner dando el pecho a su bebé (ved esta foto de Dani).

Susana, guaraní de 25 años y madre de seis hijos, salta por fin al campo y se instala en el borde de su área, donde no dejará pasar ni una bola en todo el partido: una defensa central infranqueable. El campo es una gran explanada de tierra irregular, despejada en medio de la aldea guaraní de Urundaiti, en el Chaco boliviano.

(Más fotos del partido, también de Dani).

El partido sufre otro pequeño retraso: el entrenador Carlos advierte que tres de las jugadoras de Urundaiti están embarazadas y no deberían participar. Se reorganiza el equipo. Unas señoras obesas de unos 35 años se visten la equipación y salen al campo en sustitución de las embarazadas. Junto a ellas juegan mujeres de 25 o 26 años con media docena de hijos cada una y hasta una chica de 14 años que también ha estado amamantando a su bebé unos minutos antes del partido.

Los equipos y los partidos están organizados por Momim (Movimiento de mujeres indígenas del mundo), una asociación dirigida por la inagotable Margoth Segovia, que lleva años peleando por mejorar la vida de las mujeres del Chaco. En una sociedad como la guaraní, que según Margoth es tremendamente machista, y cuyas familias a menudo trabajan en régimen de servidumbre para los grandes terratenientes de la zona, las mujeres apenas tienen oportunidades para desarrollar ningún oficio ni ninguna afición. Abundan los malos tratos, el alcoholismo de los hombres, la violencia en las casas, las mujeres abandonadas con un montón de hijos o la subordinación total a los maridos. Incluso las que no padecen esos problemas apenas tienen tiempo para nada más que cuidar a la prole y llevar la casa.

-Nos reunimos para disfrutar todas juntas del deporte -dice Margoth a las jugadoras de ambos equipos, en el discursito previo al partido-. No se trata de jugar a muerte. Queremos que perdure la amistad, el respeto y la solidaridad entre todas nosotras. Hacemos deporte para distraernos de lo que ustedes saben.

La doctora española Pilar Mateo (inventora de una pintura especial que acaba con las vinchucas, transmisoras del mal de Chagas) y Margoth Segovia impulsaron una asociación en la que imparten cursos para enseñar oficios a las mujeres, les ofrecen asesoría legal para los problemas domésticos y para que conozcan sus derechos, organizan un programa de radio semanal y hasta organizan campeonatos de fútbol.

Yobinka Guzmán, arquera del equipo de Boyuibe, tiene 29 años, cuatro hijos y un sobrino adoptado en su propia casa. Todos los días se levanta a las seis de la mañana, da la leche a su chiquito de 2 años, prepara el desayuno a los hijos mayores y sale al trabajo: es educadora en una escuelita de la aldea guaraní de Pueblo Nuevo, donde atiende a niños de 2 a 4 años. Al mediodía prepara la comida para su familia y arregla a los hijos para que vayan al colegio por la tarde. Luego dedica varias horas a limpiar las ropas y la casa. Y por la noche acude a los entrenamientos del equipo de fútbol.

-Duermo como muerta -dice, entre risas.

(Los goles y las mejores jugadas, las mujeres embarazadas que sueñan con dar a luz a tiempo para participar en la Donosti Cup 2010 y la jugadora sofocada que en el descanso pide una teta fría para amamantar a su bebé aparecerán en el reportaje que espero publicar más o menos pronto).

sábado, septiembre 12, 2009

Prostitución, hipocresía y Ley de Extranjería

Es el título del artículo de opinión que me han publicado, por ahora, en Diario de Noticias de Gipuzkoa y Mujeres en Red. En Público lo han resumido para sacarlo como carta de los lectores. Tengo la esperanza de que salga en algún sitio más en euskera. Espero que os guste y que debatamos.

Prostitución, hipocresía y Ley de Extranjería

por June Fernández

U
NAS sórdidas y denigrantes fotos publicadas la semana pasada por un destacado diario español que mostraban escenas de sexo explícito en pleno centro de Barcelona han reabierto el debate sobre cómo han de actuar las instituciones ante la prostitución. Un debate necesario pero que, lamentablemente, se está tratando como un mero problema de orden público. Lo que inquieta a la opinión pública no es la situación de discriminación múltiple, invisibilidad y vulneración de derechos en la que viven las mujeres -en su mayoría inmigrantes sin papeles- que ejercen la prostitución, sino que sus barrios se vean salpicados por escenas marginales.

Euskadi no es ajena a ese debate. El Ayuntamiento de Bilbao, por ejemplo, lleva meses preparando una ordenanza municipal a semejanza de la barcelonesa. El objetivo, una vez más, no es proteger a las mujeres nigerianas sin papeles que ofrecen servicios sexuales en las calles de nuestra ciudad, sino mantenerlas dispersadas y ocultas (lo que dificulta la intervención sociosanitaria con ellas) para evitar que manchen la imagen de la villa.

Pero las fotos de Barcelona han servido también para reabrir la recurrente discusión entre si la solución final pasa por abolir la prostitución o regularla. Quienes presionan para vaciar la vía pública de mujeres que ejercen la prostitución reclaman la segunda opción. En nuestra opinión, sin embargo, el debate abolición versus regulación ha sido superado por la realidad social. No tiene sentido hablar de regulación cuando alrededor del 90% de las prostitutas son inmigrantes, y la práctica totalidad de las que ejercen en la calle están en situación de irregularidad.

En la actualidad, la única vía factible de regularización para cualquier persona inmigrante es el arraigo social, que exige demostrar la residencia continuada en el Estado español durante tres años y presentar un contrato de trabajo. El ministro Corbacho ha reducido prácticamente a cero la otra vía, la de la contratación en origen, y resulta improbable que interprete que la prostitución es un trabajo de difícil cobertura que requiera de mano de obra extrajera. Es decir, que para que una prostituta pudiera regularizarse tendría que vivir primero tres años sin papeles y presentar una oferta de empleo por cuenta ajena; para trabajar en un club. ¿No se pueden hacer autónomas? Basta con mirar los requisitos para que una persona inmigrante se acoja al estatuto del trabajo autónomo para entender que es completamente inviable.

En definitiva, por mucho que se legalizase la actividad, el sector seguiría inmerso en la economía sumergida: los dueños de los clubs se seguirían lucrando a costa de trabajadoras en situación irregular, sin derechos ni opción de establecerse por cuenta propia. Si la presidenta de Madrid Esperanza Aguirre afirma que no apostar por regular la prostitución "es una hipocresía", desde nuestro punto de vista lo hipócrita es obviar que dicha opción no mejoraría la situación de la gran mayoría de las prostitutas debido a un marco normativo que discrimina a la población inmigrante en todos los ámbitos de su vida.

La conclusión es clara: si de algo son víctimas esas mujeres, además de las desigualdades de género, es de la Ley de Extranjería, que reduce sus opciones laborales a las más precarias y alienantes, como la prostitución y el trabajo doméstico. Se suele apelar a las mafias para justificar las actuaciones contra la prostitución, y se las señala como origen del problema. En nuestra opinión, las mafias no hacen sino aprovecharse de la situación que genera el blindaje de fronteras; al impedir a las mujeres emprender un proyecto migratorio autónomo, las arroja a estas redes de explotación sexual.

Por si fuera poco, incluso el Plan Nacional contra la Trata aprobado el pasado año reconoce que a las mujeres víctimas de trata el miedo a ser expulsadas con arreglo a la Ley de Extranjería les frena a denunciar a sus explotadores y agresores. El mismo Plan, en cambio, supedita la protección de las víctimas a que colaboren con la Policía, una condición que nos parece inadmisible y que muestra que se sigue priorizando la persecución a las mafias, en vez de primar que se garanticen la seguridad y los derechos básicos de sus víctimas.

Paradójicamente, lejos de entender la Ley de Extranjería como un problema que agrava el fenómeno de la prostitución (controlado en buena medida por las redes de trata), responsables políticos como el alcalde de Barcelona proponen como solución endurecer su aplicación contra las inmigrantes que la ejercen. En otras palabras, como la Policía no las puede detener por su actividad, ya que no es ilegal, les abre una orden de expulsión por estar en situación irregular. Los mismos responsables políticos que afirman actuar contra la prostitución porque oprime a las mujeres proponen para ellas el doble castigo de ser expulsadas después de permanecer en nuestra sociedad invisibles, sin derechos y expuestas a los riesgos para la salud física y emocional, las agresiones y coacciones ligadas a dicha actividad. Por otro lado, se habla de "salvarlas", cuando lo que piden estas mujeres no es que nadie les salve de la estrategia de supervivencia que han elegido, sino que sean reconocidas como ciudadanas con voz e iguales en derechos que la población local.

Por último, si bien se multiplican los mensajes que culpan y estigmatizan a las prostitutas, u otros que las victimizan señalando como últimas responsables a las redes de explotación sexual, llama poderosamente la atención que apenas se cite al otro colectivo protagonista, sin el que la prostitución desaparecería: los puteros. Es de cajón: no hay oferta sin demanda. Sin embargo, que esa demanda no sólo siga existiendo, sino que esté en plena forma e incluso cada vez más aceptada como una opción sexual más en una sociedad en la que todo está en venta, apenas despierta reflexiones.

¿Qué piensan y sienten esos chicos jóvenes occidentales sin reparos para penetrar en plena calle a mujeres sin derechos relegadas a la categoría de ciudadanas de tercera? ¿Por qué si se acepta que la prostitución supone una forma de opresión contra las mujeres no se señala a los opresores; los clientes que alimentan el negocio? Echo en falta más iniciativas de sensibilización con perspectiva de género que, frente a la idea frívola de "ir de putas" como un plan de ocio más, conciencien a los hombres del papel que juegan cuando deciden contratar servicios sexuales.

En definitiva, combinar una mirada antirracista y feminista se presenta indispensable para entender las causas y los elementos que alimentan la prostitución y, por tanto, poder desarrollar políticas justas y efectivas para combatirla.

* Integrante de SOS Racismo

jueves, septiembre 10, 2009

¿Dónde están las vándalas?


Cada vez tengo más claro que la perspectiva de género es fundamental para comprender prácticamente toda realidad social. El trabajo centenario de las feministas ha permitido avanzar mucho en analizar el impacto que las diferentes políticas, tendencias, etc. tienen sobre las mujeres. La Ley Vasca de la Igualdad insta incluso a que toda iniciativa de las instituciones vascas mida el diferente efecto que tendrá sobre mujeres y hombres.

Sin embargo, la parte de los hombres está muy verde. Los accidentes laborales, las drogas, la violencia en general, la pedofilia(esto merece un post aparte)... Existen infinidad de problemas con rostro de hombre, asociados íntimamente a los valores sobre los que se construye la identidad masculina. Mientras que eso siga sin reconocerse, será imposible articular políticas efectivas.

El compañero del movimiento de los hombres por la igualdad Ritxar Bacete ha dado un primer paso fundamental, nombrando en la prensa la relación entre la violencia juvenil y la construcción de la identidad masculina. Lo hace evidenciando que, si bien se buscaron decenas de explicaciones sociológicas a lo ocurrido en los disturbios de Lekeitio y Pozuelo de Alarcón, nadie reparó en una realidad tan obvia como abrumadora: que todos los jóvenes que tanto en Bizkaia como en Madrid se lo pasaban bomba persiguiendo a polis y causando destrozos eran hombres. Espero que disfrutéis su artículo, que publican hoy Deia y Diario de Noticias de Gipuzkoa, y que lo debatamos.


¿Dónde están las vándalas? Una mirada feminista de Lekeitio a Pozuelo de Alarcón

Imaginemos que un equipo de investigación de la Universidad Autónoma de Venus se encontrara la noche del pasado domingo -casualidades del cosmos- realizando un estudio comparativo entre los usos y costumbres de las gentes de Pozuelo de Alarcón y Lekeitio. Cuando se trata de hacer un análisis antropológico, me apasiona imaginar cuál realizarían los y las alienígenas, tratar de aprovechar la capacidad de extrañamiento de alguien que viene desde muy lejos y que no tiene por costumbre normalizar la insolencia bruta que supone siempre la violencia. El grupo investigador extraterrestre se habría encontrado con jóvenes detenidos, violencia, heridos, ataques a la policía, destrozos, insultos de fuerte contenido sexista, cargas policiales, coches y contenedores ardiendo? ¿Cómo explicaría lo ocurrido?

Si se guiara por las opiniones y teorías manejadas por especialistas terrícolas (de la calle, la academia o la política), encontraría que los gemelos alardes de violencia Lekeitio-Alarcón habrían estado motivados por el exceso de ingesta de alcohol, el "clima político", el exceso de bienestar de los jóvenes, la rebeldía frente al orden establecido, la falta de límites en la educación, la crisis, el paro, la conculcación del derecho a la autodeterminación o al ocio botellonero?

El alcalde vizcaíno ligó la reyerta a la "barbarie y violencia infringida por los radicales" y "el calentamiento global que el país ha sufrido durante el verano", mientras que su homólogo madrileño atribuyó los altercados a "un grupo de energúmenos de fuera" y matizó que los disturbios fueron "un hecho aislado". De sobra sabemos que el calentamiento global poco tiene que ver con las opciones violentas de cada cuál (que son sólo suyas, libres e intransferibles) y difícilmente un hecho protagonizado por más de 200 jóvenes puede ser un hecho aislado. Algún tertuliano ha apuntado a la crisis económica como un factor fundamental para entender lo ocurrido, algo difícilmente explicable en uno de los municipios con mayor renta per cápita del estado. Un sociólogo con bigote decimonónico habla del alcohol y el señor Urra, ex Defensor del Menor o José Antonio Marina, de la importancia de que tras los graves acontecimientos se conozcan los castigos, para que otros jóvenes no se animen a hacer lo mismo.

Puede que una de las investigadoras venusinas, insatisfecha con dichas explicaciones, se preguntara: "¿Cuántas mujeres fueron detenidas? ¿Cuántas protagonizaron los actos de violencia? ¿Por qué son los hombres la inmensa mayoría de las personas que tanto en Euskadi como en Madrid son protagonistas de actos violentos? ¿Por qué más del 90% de las personas condenadas por la comisión de delitos son hombres?" Y el mayor giro epistemológico llegaría cuando se plantease: "¿Será que en el planeta Tierra las mujeres están en peligro de extinción?"

Mi objetivo con esta pequeña licencia literaria es proponer un giro feminista a nuestra mirada que nos permita reparar en lo obvio pero invisibilizado. ¿Cómo es que en ninguna tertulia se ha mencionado algo tan evidente como que en las imágenes de ambos sucesos y en la lista de detenciones apenas hay presencia femenina? ¿Y por qué no la hay? ¿Es que el domingo por la noche las mujeres pasaron de las fiestas y se quedaron en casa?

En nuestra sociedad, la legitimación de la violencia sigue perviviendo como un elemento central en la construcción de las identidades masculinas. No cabe duda que entender y tratar de explicar cualquier fenómeno social entraña una gran complejidad y no conviene simplificar, pero me da qué pensar y me genera desasosiego que ese vínculo entre virilidad y violencia se niegue, oculte o invisibilice sistemáticamente. Claro que deslegitimar la violencia a todos los niveles implicaría poner en la llaga; cuestionar la extraña, tóxica e invisible raíz patriarcal en la que se sigue sustentando nuestra realidad, tanto en el ámbito social como en la esfera más personal.

Si los sucesos de Lekeitio-Pozuelo hubieran sido protagonizados por jóvenes rumanos, subsaharianos, "travestís", "putas" de Barcelona, sin papeles o antisistema, el diagnóstico estaría claro: "han sido los otros". Nuestros estáticos códigos culturales, nuestras encimas simplificadoras de la realidad, están cargados de prejuicios cotidianos que nos proporcionan respuestas rápidas y cómodas de ese tipo. Pero, una vez más, el problema está en el "nosotros", en lo "normal" y en "lo nuestro"; lo de toda la vida, vaya. Y esa normalidad viene estructurada en base al sexismo, y a la asignación de roles y expectativas diferenciadas a hombres y a mujeres. No podemos ni debemos escapar de este debate, ya que lo ocurrido en Lekeitio-Pozuelo tiene rostro, sesgo y protagonismo de género: es en definitiva consecuencia del modelo de masculinidad hegemónico. Y para muestra, un botón etnográfico: ¿Saben que gritaba a los policías que trataban de refugiarse uno de los jóvenes que grabó los incidentes en Pozuelo? "Homosexuales, que sois todos unos homosexuales". Sin comentarios.

Sin embargo, el análisis de género no aparece en las versiones oficiales y es invisible en las tertulias. Así, se ignora el mínimo común denominador de ambas situaciones: jóvenes varones emplean la violencia contra las personas y las cosas. La persistencia de las violencias masculinas es un hecho constatable tanto de forma cuantitativa como cualitativa. ¿Por qué no se investiga, se nombra y se pone luz a los mecanismos que hacen que algunos hombres jóvenes opten de forma personal y colectiva por la violencia? ¿Qué falla? ¿Qué hay detrás? ¿Por qué no se generalizan las políticas de igualdad dirigidas a promover el cambio en los hombres hacia posiciones más igualitarias y pacíficas? Como escribiera Simone de Beauvoir en El segundo sexo, "la mujer no nace, se hace". Con los hombres, los jóvenes de Lekeitio y Pozuelo, ocurre lo mismo: se hacen. Esa es la pregunta que nos deberíamos hacer: ¿Por qué nuestra sociedad sigue produciendo hombres que creen legítimo el uso de la violencia?

Todo acto de violencia, hasta el que se ejerce por motivos supuestamente nobles, precisa de un discurso legitimador: "la policía cargó", "estoy deprimido", "había bebido", "los jóvenes atacaron primero", "no hay futuro", "hace falta más mano dura". Se suele recordar a Gandhi como alternativa a esa tendencia, pero se me ocurre que quizás un antídoto mejor aún para generar relaciones pacíficas, reivindicativas y cuidadoras entre las personas sean las teorías y prácticas feministas. En dos siglos de lucha, las feministas han transformado el mundo, haciéndolo mejor, sin quemar contenedores ni derramar una sola gota de sangre.

* Antropólogo y Trabajador Social. Miembro del Movimiento de Hombres por la Igualdad

miércoles, septiembre 09, 2009

Las malas


Viñeta de Territorio Vergara sobre las fotos denigrantes publicadas por EL PAÍS de las que hablamos aquí. Gracias, anónimo.

lunes, septiembre 07, 2009

El pudor también es machista


Imagínate que tú, mujer europea, viajas a un poblado africano para realizar una investigación antropológica, escribir un reportaje o participar en un proyecto de cooperación al desarrollo. Nada más llegar, te indican que, si quieres integrarte, debes utilizar la vestimenta local, lo que implica llevar el pecho desnudo. ¿Cómo te lo tomarías? ¿No sería un palo? ¿No reivindicarías tu derecho a convivir con esa comunidad desde el respeto a la diferencia? Puede que algo parecido sea lo que sienta una inmigrante musulmana cuando se le insta a quitarse el velo.

La comparación no es mía, sino del profesor Jorge Magfud, quien la plantea en un artículo de opinión publicado en Gara. Todas las comparaciones son odiosas y no me atrevo a defender ésta, pero me parece una provocación interesante y estimulante para replantear el hiper manido debate del velo. Ojo: no hablo del burka, que me parece otro cantar del que ya hablaremos otro día, sino del pañuelo que sólo cubre el cabello y no el rostro ni el cuerpo.

Sabéis mi opinión: el velo no es el problema, sino el síntoma. El machismo es un problema universal que lastra a la humanidad. Ese mismo problema adopta unos síntomas u otros en cada sociedad: por ejemplo, la anorexia y los accidentes de tráfico en la nuestra; la lapidación de mujeres adúlteras en Nigeria; el aborto selectivo en China... Me parece estéril entrar a comparar cuál de esas realidades es más dramática u oprime en mayor grado a las mujeres. Me parece más práctico reconocer el problema global y atajarlo para que vayan desapareciendo con él todos los síntomas. Tal vez sea utópico, pero es lo que pienso. Y lo importante de entender el velo como un síntoma y no como el problema es que evita que machaquemos a quienes deciden llevarlo. Es decir, que una vez más, la responsabilidad y ese concepto tan cristiano que es la culpa, recaiga sobre las mujeres y entremos en la contradictoria dinámica de victimizarlas y culparlas al mismo tiempo.

Cuando escuchamos a una parlamentaria europea de origen árabe y de fe musulmana afirmar que el velo la hace libre nos llevamos las manos a la cabeza y pensamos que tiene un síndrome de Estocolmo de caballo. Sin embargo, lo que está expresando es que, dado que en su cultura (machista) se le otorga un gran erotismo al cabello, se sentiría sexualizada si lo mostrase. En nuestra cultura (machista) los pechos son una de las zonas más sexualizadas. Por ello, si en esa tribu africana viviéramos en top-less, sentiríamos que los hombres no nos miran más que a las tetas.

¿No es la misma raíz? En ambos casos, una cultura patriarcal mantiene a las mujeres sexualizadas, reducidas a objetos de deseo (no sujetos) para disfrute de la mirada masculina. En un caso, el deseo se concentra en el cabello, y en otro en las tetas. Desde luego que es discriminatorio que las mujeres árabes tengan que (o al menos se les eduque para) cubrir su cabello en público. Pero también lo es que las mujeres occidentales tengan que ocultar sus pechos. Imaginaros otra situación: comida popular en las fiestas del pueblo, en agosto. 40º a la sombra y los hombres en seguida empiezan a quitarse la camiseta. A ver quién es la guapa que osa ponerse en sujetador; no te digo ya en tetas. ¿Y eso por qué? Porque somos las hijas de Eva, la tentación personificada. Enseñar los pechos es provocar al macho.

Ya digo que no comparo. Existen mujeres asesinadas por haber osado quitarse el velo. ¿Que le ocurriría a la mujer que se pone en tetas en una romería? Se le tacharía de loca, fresca, se le humillaría y acosaría. Por otro lado, en esta sociedad se siguen escuchando comentarios (más o menos convencidos) como que: "Y luego se quejan de que hay violaciones: ¡si van vestidas como putas!". El nivel de represión varía de una transgresión a otra pero, repito, me parece más enriquecedor reconocer todas las caras del machismo sin empecinarse en medir cuál es más dramática.

De lo contrario, resultará que casi siempre nos parecerá que la más dramática es la que sufren las otras. Nosotras siempre nos sentiremos más libres. Necesitamos aferrarnos al burka como las del burka necesitan aferrarse al bótox y la bulimia. Es humano, supongo.

En la imagen, una escena de Persépolis, película (y cómic) imprescindible para reflexionar sobre las mujeres en Oriente y Occidente.

(Este post va dedicado a Tomara, con quien he mantenido una interesante discusión antes de animarme a publicarlo. ¡Opina, lindo!)

viernes, septiembre 04, 2009

Putas


Son la comidilla de esta semana. Tengo que decir que mi cabreo, lejos de menguar, va creciendo día a día. Los hechos son los siguientes: EL PAÍS, ese diario que va perdiendo calidad, ética y buen gusto a pasos acelerados (abrió la veda con la picha empalmada del amigo de Berlusconi), publicó el pasado lunes unas fotografías pornográficas que mostraban sexo en plena calle, junto al Mercado de la Boquería de Barcelona. Algunas prostitutas nigerianas eran penetradas por unos hombres blanquitos y jovencitos, y otras les practicaban felaciones. Es tan evidente que no me apetece argumentar por qué resultan denigrantes para esas mujeres (por mucho que sus ojos estén borrados), para el resto de prostitutas y para todas las mujeres. También para los hombres con un mínimo de sensibilidad.

Sólo una comparación: los periódicos muestran cadáveres de Afganistán no del 11-M. De la misma manera, sería impensable mostrar a personas que reconocemos como iguales siendo sodomizadas (con todo lo que la idea de "ser dada por culo" simboliza en esta sociedad) y haciendo mamadas. Se muestra a estas porque pertenecen a esa masa homogénea y amenazante de "los otros". Son "las otras", no tienen nada que ver con nosotros, no son ciudadanas de bien sino putas ilegales negras, por lo que podemos infrahumanizarlas y humillarlas todo lo que haga falta para forrarnos a costa de sus miserias.

Acompañaban a un reportaje que trataba la prostitución como un mero problema de orden público. Todas las fuentes, miembros de asociaciones vecinales a quienes los derechos de esas mujeres les importan bien poco, abogaban por sacar esas incívicas escenas de la vía pública. Se citaba de soslayo que las putas pueden ser en muchos casos víctimas de trata. No se les daba voz, y esos miembros de asociaciones vecinales nos ilustraban proponiendo soluciones milagrosas como crear cooperativas autogestionadas. De los puteros ni se hablaba, aunque sea evidente que sin demanda no hay oferta.

Ese lamentable producto infraperiodístico ha reabierto, como se jactaba hoy EL PAÍS en un no menos lamentable editorial, el debate sobre cómo quitarnos de en medio a las putas. No nos molestan los puteros, no, aunque se aprovechen para echar un triste polvo de aquellas que, debido a las múltiples discriminaciones que sufren por de ser mujer, inmigrante, pobre, negra y sin papeles, encuentran en la prostitución una de las pocas vías para subsistir. Nos molestan ellas. Precisamente por todo eso, porque son mujeres inmigrantes, pobres, negras y sin papeles que aféan nuestras calles. Y además a veces hasta roban, se repite machaconamente.

Las mafias nos importan un poquito más, pero no por sus víctimas, no, (a quienes se les abren órdenes de expulsión de todas formas y se les exige que colaboren con la policía para recibir protección) sino como pretexto para seguir desarrollando políticas represivas y fardar de efectividad policial. El debate al que estamos asistiendo es terrible. Se reclama como solución que la policía se vuelque más en aplicar la Ley de Extranjería para castigarlas. Es decir, como no podemos detenerlas por ser putas, las detenemos por no tener papeles. Ala, así no tenemos que complicarnos la vida y decidir entre abolición y regulación.

Un debate -el de abolición vs. regulación- ya superado por la realidad, por cierto, ya que el 90% de las putas son inmigrantes en situación irregular. Es decir, en el caso de que se legalizara la prostitución, ese 90% sólo se beneficiaría de la siguiente manera: podría aportar una oferta de trabajo en un club de alterne para intentar regularizarse a través del arraigo social, un proceso que exige haber permanecido en España en situación irregular durante tres años.

Es decir, aquellas que quieran trabajar por cuenta ajena tendrán que hacerlo primero durante tres años en la economía sumergida. Tres años en el mejor de los casos, porque cuando te abren una orden de expulsión vuelves al principio del proceso. Los beneficiados son una vez más los proxenetas y los puteros. Para ejercer por cuenta propia, una inmigrante tendría que lograr los papeles de alguna manera, y luego hacerse autónoma justificando su negocio y demás. Algo inviable para una puta, vaya.

La conclusión es clara: el debate es la Ley de Extranjería. Sí, sí, esa que se utiliza contra la prostitución es la que la alimenta. Es la que reduce las salidas laborales de las mujeres inmigrantes; la que las arroja a las mafias al no poder inmigrar de forma autónoma; la que les frena cuando se plantean denunciar a sus explotadores y agresores. Una Ley de Extranjería aprobada con el beneplácito de la mayoría de grupos políticos y sindicales, y que buena parte de la ciudadanía aboga por endurecer. Ese es el marco. A quienes lo defienden y se permiten hablar de los derechos de las mujeres inmigrantes y de las víctimas de trata se les debería caer la cara de vergüenza.

martes, agosto 25, 2009

Tolerancia cero



Ya sabéis que el Gobierno de Patxi López se ha propuesto hacer desaparecer la simbología pro-etarra de nuestras calles, lo cuál ha provocado unos cuantos incidentes en la Aste Nagusia bilbaína. Pues me voy a lanzar a opinar:

Es un tema sensible para mí, porque vivo en Bilbao La Vieja, uno de los barrios de Bilbao más plagados de carteles y pintadas (por ejemplo, de Txeroki Askatu) e incluso dos fachadas más allá de mi edificio hay una pintada enorme con el anagrama de ETA. Sí, tengo la desgracia de ver todos los días la puta serpiente y el hacha. Espero que por poco tiempo, porque hoy me he animado a llamar a la Ertzaintza para pedir que la borren. Ya os contaré.

Sin embargo, me parece que el Gobierno ha montado un paripé contraproducente. Creo sinceramente que ha priorizado el marketing político a la eficacia. ¿Es necesaria tanta puesta en escena? No he visto tanta simbología en las calles de Bilbao como este año, por lo que (y mira que me jode) estoy algo de acuerdo con Egibar. Un argumento que me ha convencido más es que la eficacia vendrá cuando a quienes se dedican a hacer pintadas les pasen la factura de multas astronómicas que les convencerán de no volver a las andadas. Me parece bien, pero creo que no soluciona el verdadero problema.

En mi opinión, el mensaje no hay que mandarlo a una minoría que hace apología de la violencia, sino a una mayoría que todavía no se siente capaz de desmarcarse de ella y criticarla de una forma abierta y normalizada. Creo que lo importante es hacer pedagogía social para que más ciudadanas como yo llamen a la policía para pedir que borre la pintada o retire el cartel que les amarga cada día. Más aún, tenemos que despertar de la anestesia a esa gente que no apoya a ETA pero para la que esos símbolos pasan desapercibidos, perfectamente integrados en el paisaje urbano en el que se han criado.

Fundamentalistas llenos de odio van a existir siempre. La clave en mi opinión es lograr que sea la ciudadanía la que exija abiertamente y con contundencia vivir libre de apología del terrorismo. Que expresemos nuestra indignación con la misma naturalidad que cuando nos encontramos con una esvástica o con los carteles misóginos de Revolución Antifeminista que inundaron Bilbao reciéntemente. Que arrancar un cartel que nos ofende, poner un ETA NO en Facebook o expresar nuestras convicciones pacifistas y a favor de los derechos humanos cuando se trata de hablar del llamado conflicto vasco dejen de ser pequeñas revoluciones cotidianas.

Hoy una compañera bloguera de Bilbao Jet Lag ha colgado un vídeo sobre una performance en la que se proponía a la gente vestir una camiseta con la leyenda ETATREGUA. Espero vuestras opiniones.

viernes, agosto 21, 2009

Reportaje impecable sobre transexualidad


Me indigna que una adolescente transexual en tratamiento psicológico que cuenta con la autorización de sus padres y de su médico para realizar un proceso de reasignación sexual tenga que pedir también permiso a un juez. Un juez no necesariamente experto en transexualidad y, probablemente, sin perspectiva de género. Puede que incluso le toque un juez con prejuicios transfobos.

Andaba yo pensando en estas cosas cuando me he encontrado con un reportaje asombrósamente impecable sobre el tema. Lo firma Emilio de Benito en EL PAÍS. La primera grata sorpresa es que habla de la transexual en femenino y le asigna un nombre de mujer, María. Es la primera vez que escucho en los medios referirse de ella de acuerdo al género en el que ha decidido vivir y no al sexo con el que nación. La segunda grata sorpresa es la diversidad de fuentes a las que acude, no sólo los habituales médicos, jueces y políticos, sino un buen número de colectivos pro derechos de las personas transexuales. La tercera y probablemente más inesperada sorpresa es que introduce el debate de la disforia de género: da voz a quienes exponen que la transexualidad no es una enfermedad.

Sin más, os invito a leerlo:

Jueces metidos a médicos

Emilio de Benito

Un juez tiene en sus manos facilitar o retrasar que María, de 16 años, haga una vida normal. La joven transexual (nombre supuesto) ha estado durante el último año y medio hormonándose para tener el cuerpo de mujer con el que se identifica. Seguramente viste y se comporta como la chica que siente que es, aunque ello le ha costado cambiar de centro escolar y un rechazo que le ha llevado a intentar suicidarse. Ahora ha pedido autorización para ir más allá y operarse para modificar los rasgos masculinos con los que nació. Su familia y su médico están de acuerdo. Pero eso no basta.


La imagen es de Guerrilla Travolaka

miércoles, agosto 19, 2009

Los blogos


Estos días cumplo 3 años de Puntos suspensivos. Ya véis que no estoy en mi momento más bloguero, hasta el punto de no apetecerme soplar velas, hacer grandes balances ni homenajes como otras veces. Estoy intentando que la brisilla del mar me carga las pilas para recuperar el ritmo en septiembre.

Me ayuda en ese buen propósito la entrada que Nán publicó recientemente. Estoy segura de que os identificaréis con mucho de lo que dice: la mezcla de cansancio, inseguridades e ilusiones que marca nuestra vida bloguera. Os pego la segunda mitad, pero os animo mucho a leer la entrada completa. Es sobre todo una excusa para que hablemos de cómo nos sentimos en esta aventura que compartimos. ¿Qué mejor forma de celebrar estos tres años?

La fatiga del blogo
Yo me meto en la blogoesfera a aprender del ser humano y a tender puentes. Cuando me los cortan del otro lado o los convierten en levadizos, ahora lo bajo o ahora lo subo, noto que me han cortado un pedacito de mí. Pero lo cierto es que tendemos a cansarnos: todos. A dudar de lo que estamos haciendo. Los porqué, para qué, cómo, cuándo. Toda esa mierda que nos hace temer que nos estemos mirando el ombligo y nos lleva a abandonar las acciones para, ahora sí de verdad, quedarnos inactivos mirándonos el ombligo y los dedos de los pies. Hay también causas“razonables”; como la mía, je, jé: he ampliado tanto el campo que por falta de tiempo me cuesta seguir a los que quiero seguir. Y luego, razón real, el prudente abandono del puesto de trabajo como avanzadilla de la lectura y el comentario de “mis” blogs. Contra eso no se puede decir nada: baja el tiempo dedicado. Personalmente, el jersey deja de “dar de sí” y empieza a quedarnos ridículo, con la panzota oprimida y esos brazos que no deberían seguir creciendo pero crecen (o la lana se apelotona y mengua). Pero dudamos y nos dejamos afectar por ese ataque implacable que suelen lanzarnos algunos, que es el segundo subtema:
El exhibicionismo de los blogos
Hasta llegamos a creérnoslo, nos da miedo y nos cortamos. Pues bien: en todos los blogs “míos”, o sea en los vuestros, encuentro un puntito de aprecio de uno mismo. ¿Qué se podía esperar? Pero no hay una exhibición de “pero qué chulo/chula soy”. Habrá de esos, pero no me he enganchado a ninguno. Somos personas que comunicamos bastante lo que somos, muchas veces aventando los fallos. O comunicamos nuestra literatura, que es parecido a empelotarse. ¡¿Y qué?! Por eso nos conocemos y queremos. Los elogios, a veces excesivos, suelen venir en los comentarios. ¿Qué tiene de extraño? Hablando de mi experiencia, por cada uno que frecuento hay 20 que he conocido y rechazado. ¿Cómo no voy a adorar a aquellos que he elegido? Cuando comento, lo hago llevado por el cariño pero también por el entusiasmo fundamentado: es como releer a tus autores favoritos, pero en unas dosis tan pequeñas que no te cansas. Cada uno es como es, pero se encuentran los que tienen que encontrarse. Apuesto a que, en mayor o menor grado, sois como yo: desde hace mucho tiempo mi acción favorita ha sido la conversación con amigos, contarles cómo eres, lo que te pasa, discutirlo. Y a cambio, hacer de voyeur y que me contaran, tratar de llegar a las fibras más interiores que pudiera. Era así y serlo me ha hecho más así todavía. ¿No es esto lo que hacemos en los blogs? Entonces, ¿qué tontería es esa del exhibicionismo y el voyeurismo? Nuestra naturaleza es la comunicación, lo que me lleva al tercer subtema:
La amistad de los blogos
Y me refiero a una amistad real, a abrazos virtuales que a veces se han hecho realidad. De la blogosfera procede la mayor parte de mis amigos. Amigos reales. Cuando les pasa algo me inquieto y les escribo, y cuando me notan “bajo” hacen lo mismo. Los encuentros físicos han sido todos felicísimos, sin excepción. Me siento acompañado y sé que os pasa lo mismo a vosotros. Es una verdadera bendición. A lo que se une una mejora real y constatable de nuestra escritura. ¿Qué da más?
Conclusión
No puede ser otra que aceptar los cansancios cuando se producen. Bajar el ritmo o desaparecer un tiempito para coger fuerzas. Pasa lo mismo con los amigos reales (y con los escritos reales que hacemos fuera del blog). A veces tendemos a la soledad y la introspección. Pero la clave de tantas cosas buenas se resume en una palabra: persistencia.

lunes, agosto 10, 2009

Me sube la testosteronaaaa


Me parece súmamente peligroso el debate de la castración química, es decir, pensar que inyectar hormonas a un violador para disminuir sus niveles de testosterona es una solución para prevenir que vuelva a reincidir. Esto implica admitir que las agresiones sexuales tienen una causa biológica: los biomachos son víctimas de subidas incontroladas de testosterona, que son las responsables de que recurran a saciar su irrefrenable deseo forzando a una hembra.

NO SE PUEDEN PREVENIR LAS AGRESIONES SEXUALES SIN ENTENDERLAS COMO UNA EXPRESIÓN DE PODER EN UNA SOCIEDAD MACHISTA

Quien no entienda que violar es una forma de algunos hombres de someter a las mujeres y reafirmar así su poder, no podrá lanzar políticas preventivas efectivas. No es una cuestión de hormonas sino de poder. Es sabido que a muchos violadores ni siquiera se les levanta. Los violadores no son enfermos mentales con exceso de testosterona. La que está enferma es esta sociedad que sigue educando a los hombres para que ejerzan el poder sobre el resto de las personas y la que sigue enseñando a las mujeres que estar disponible, servir, satisfacer deseos y cuidar son los fines que dan sentido a su existencia.

¿Qué será lo siguiente? ¿Estará la testosterona implicada también en los asesinatos machistas (ira incontrolada)? ¿Debemos pensar que un transexual masculino o una bio-mujer como Beatriz Preciado que se administra testosterona puede convertirse en un violador potencial?

Soy partidaria de la libre circulación de las hormonas. Que cada cuál (al menos mayor de edad) se chute lo que quiera. Ya sea Preciado que el violador de turno para intentar lavar su conciencia (a poca que tenga no lo conseguirá). De lo que no soy partidaria es de que un Gobierno autonómico defienda una solución biologicista a un gravísimo problema social como es el de la violencia machista. Y menos aún de que respalde el argumentario de los pobrecitos violadores que mira si no pueden controlarse que piden ser hormonados (¡te crecen tetas y todo! ¡dejas de ser hombre! ¡fíjate a qué aberración están dispuestos a someterse!) para no volver a pecar.

Con ese titular, la Generalitat se ahorra profundizar en el problema con un programa integral serio con perspectiva de género y ayuda a los violadores a limpiar su conciencia culpando de todo a un desajuste hormonal. Se me ocurren pocas medidas más irresponsables. Repito:

LA VIOLENCIA MACHISTA NO ES UN PROBLEMA DE HORMONAS

¿Cuántas mujeres asesinadas y violadas más hacen falta para que la clase política se entere?

viernes, julio 31, 2009

Do not save me

Os pego el post que he publicado en el blog de Jet Lag Bio:

Vengo de la concentración en repulsa por el asesinato a manos de la organización terrorista ETA de dos personas ayer en Mallorca. Destaco en negrita “asesinato” y “terrorista” porque son de esas palabras que desgraciadamente todavía son tabú o al menos nos cuesta decir abiertamente. Me importa poco que fueran guardias civiles; me parece más importante, dado que escribo en este blog, destacar que eran jóvenes, muy jóvenes.

Una vez más, me ha apenado comprobar que la media de edad en la concentración rondaba los 55 años. No he sabido cómo interpretarlo. ¿Es que manifestarse en público contra una banda que asesina y aterroriza en nombre de Euskal Herria exige madurez? ¿O debemos esperar que dentro de 30 años queden sólo cuatro gatos dispuestos a salir a las calles a expresar su hartazgo?

Coinciden los últimos dos atentados de ETA (aparte de con su macabro 50 aniversario) con la presentación del avance de un informe del Ararteko que revela que un 15% de la juventud vasca entre 12 y 16 años no rechaza o justifica la violencia de ETA, mientras otro 14,8% se muestra indiferente o no se define. Se han hecho lecturas muy dramáticas sobre esos resultados que no sé si comparto. Este tipo de estudios sobre las actitudes de la población adolescente suelen ser alarmantes, ya sea las relacionadas con la igualdad de género, la diversidad sexual o la inmigración. No creo que la juventud sea insensible, sino que buena parte repite las tesis que escucha en su entorno y considera más populares (sigue siendo más cómodo apuntarse a llamar maricón al compañero que reclamar respeto), mientras que una parte mayor aún no se atreve a expresar sus convicciones. Si hay algo que me preocupa es el silencio.

Y más que pensar en grandes medidas para romper ese silencio, creo que la solución pasa porque la gente adulta y, más aún, la joven (con quien la adolescente se identificará más) tratemos de realizar pequeños gestos cotidianos que normalicen la defensa abierta de los derechos humanos, también cuando se trata de ETA. Por ejemplo, en mi instituto, cada vez que ETA asesinaba, había un grupo ínfimo de profesorado que se concentraba en el patio y al que el resto de personas miraban con cierto desdén. Qué duda cabe de que eso les honraba, pero me parece más efectivo el comentario espontáneo en clase. Es decir, no puede ser que una organización terrorista vasca asesine a una persona y que en las aulas no se haga una mención a ello y a sus implicaciones sociales, políticas y éticas. Eso es educar.

Por tanto, creo que es responsabilidad de toda la ciudadanía visibilizar nuestra condena sin paliativos. Y ya hay quien lo está haciendo, también entre la juventud y utilizando los recursos que ofrecen las redes sociales. Muchas de mis amistades del Facebook han sustituido su foto de perfil por el mensaje ETA EZ-ETA NO. Un amigo ha publicado en su muro un mensaje que me ha gustado y mucho:

EMAN BAKEA BEHINGOZ. Ez nazazue salba. No me salvéis. Do not save me

Pertenece a un blog, Do not save me, cuyo autor o autora, cada vez que ETA mata, publica un post similar al de ayer:

Atzo 40 zauritu Burgosen. Gaur bi hildako Mallorcan. Salbatzaileek halaxe ulertzen dute Euskal Herriaren aldeko diplomazia. Ez zaituztegu behar. Ez zaituztegu nahi. Eman bakea behingoz!!! Ez nazazue salba.


Ayer 40 heridos en Burgos. Hoy 2 muertos en Mallorca. Así entienden la diplomacia a favor de Euskal Herria los salvadores. No os necesitamos. No os queremos. Dejadnos en paz. No me salvéis.
40 injured in Burgos yesterday. 2 killed in Mallorca today. That’s how our saviors understand diplomacy in favor of Euskal Herria. We don’t need you. We don’t want you. Leave us alone. Do not save me.

Ese Do not save me ha corrido como la pólvora por las redes sociales; un ejemplo más de la utilidad de éstas para facilitar un tipo de activismo más dinámico y autónomo.

Lo dicho: dado que este blog trata de expresiones jóvenes, animo a la juventud vasca a que rompa el silencio y se exprese contra esta salvaje y sistemática vulneración de los derechos humanos que tanto está lastrando el bienestar y la convivencia en nuestra sociedad.

sábado, julio 25, 2009

¡Sobrevivir no es un delito!


Es uno de los lemas de la concentración que ha convocado para este lunes a las 10.30 en el Palacio de Justicia de Bilbao (c/ Barroeta Aldamar) la plataforma por los derechos de las personas migrantes Mbolo Moye Doole para denunciar un nuevo atropello de los derechos humanos en nombre de la propiedad intelectual. Porque añado yo, sobrevivir no es un delito pero lo que practica la SGAE sí, o al menos debiera ser considerado como tal.

Un vecino de Bilbao de origen senegalés está preso en la cárcel de Basauri. Su delito ha sido llevar CDs pirata en la mochila. Os copio la información que ha proporcionado el colectivo y os invito a leer los reportajes que ha dedicado la prensa vasca al tema.

EL CORREO: Del top manta a la cárcel
DEIA:
'Manteros' bilbainos se unen para pedir la despenalización de la venta ambulante

El 3 de agosto de 2008 dos vecinos senegaleses de Bilbao, sin antecedentes penales y en situación irregular, son detenidos en Torrelavega porque en su bolsa llevaban Cds y DVDs Piratas.

El 5 de septiembre de 2008 el juez del Juzgado de lo Penal 2 de Santander les condena a 6 meses de prisión, 900 € de multa y mas de 650€ de indemnización a la SGAE.

El 27 de noviembre de 2008 la Audiencia Provincial de Santander confirma la condena.

Posteriormente el Juez del Juzgado Penal 2 de Santander sustituye la pena de prisión por la expulsión.

A principios de julio ordena el ingreso en prisión de uno de los condenados hasta su expulsión, a pesar de que ambos mantienen su domicilio y continúan yendo a firmar al juzgado todos los primeros y quinces del mes.

Profesores de derecho, jueces, fiscales y abogados consideran que tales medidas son desproporcionadas y que lesiona buena parte de los principios del Derecho penal en un Estado social y democrático de Derecho. Asociaciones de derechos humanos y de inmigrantes denuncian que es un modo de criminalizar la pobreza y subrayan que es una reacción tremendamente injusta. Incluso numerosos artistas han pedido que no se encarcele a estas personas en su nombre.

Sin embargo son cerca de un centenar los extranjeros que están en prisión por vender Cds piratas, sin contar los que han sido enviados a Centros de Internamiento.

Por eso, en este momento que un compañero está preso en la cárcel de Basauri y con motivo de la presentación de la solicitud de indulto para él y otro compañero convocamos a una CONCENTRACIÓN el próximo lunes día 27 ante la Audiencia Provincial de Bilbao (calle Barroeta Aldamar) a las 10,30 de la mañana e invitamos a todos los medios de comunicación a RUEDA DE PRENSA a las 11,00 en el mismo lugar.

  • Por la puesta en libertad del compañero encarcelado en la cárcel de Basauri.
  • Contra el acoso por parte de las policías y las graves consecuencias que las denuncias tienen para las y los vendedores ambulantes de CDs.
  • Por el indulto de todos los manteros condenados.
  • Por la reforma del Código Penal y la despenalización de la venta para proporcionar la respuesta penal a su desvalor social en los delitos contra la Propiedad Intelectual.

Mbolo moye doole

-plataforma para la defensa de los derechos de las personas migrantes - etorkinen eskubideen aldeko elkartea

SOS Racismo-Bizkaiko SOS Arrazakeria – Izangai – CEAR Euskadi

sábado, julio 11, 2009

¡Liberada!



Tengo este blog algo abandonado desde hace unos meses y creo que ha llegado la hora de explicaros por qué. Después de unos meses de precariedad e incertidumbre en EL PAÍS que me afectaron a más niveles, decidí cambiar de rumbo. En los medios de comunicación en este momento de doble crisis (la económica y la del periodismo de papel) es prácticamente imposible encontrar unas condiciones dignas y un ambiente laboral no tóxico.

En vez de hundirme, me di cuenta que trabajar como periodista no es un fin sino un medio para comunicar. Y no se trata de comunicar por comunicar, sino de expresar aquello que quiero contar. ¿Y qué quiero contar? Este blog es una clara prueba: sobre todo, lo relacionado con el género, la interculturalidad y la diversidad. Tras llegar a esa conclusión decidí reorientar mi carrera hacia ahí a medio-largo plazo, ampliando mis colaboraciones en revistas especializadas (ya lo he hecho) y planteándome cursar el Master de Estudios Feministas de la UPV. La asignatura pendiente era el corto plazo, de qué iba a vivir.

Y ahí apareció una posibilidad maravillosa y, aunque me daba vértido, me he lanzado a la piscina. Llevo dos semanas trabajando como liberada de SOS Racismo-Bizkaia (sabéis que es la organización en la que milito) ¡y me siento liberada! Condiciones dignas, trato respetuoso y, sobre todo, dedicarme a contar aquello en lo que creo. Estoy encantada porque me dedicaré sobre todo a comunicación y sensibilización, por lo que supone estar inmersa en el mundillo pero desde el otro lado, lo cuál me parece muy estimulante. A la vez, ser liberada supone ser chica para todo, así que creo que voy a aprender un montón. Estoy feliz y quería contároslo.

Recuperada la estabilidad, espero poder resucitar el blog y volver a visitaros tanto como me gustaría. Sin embargo, en mi búsqueda de trabajo, me metí en un proyecto durante unos meses que me impedirá escribir tanto aquí como me gustaría. Se trata de escribir en un blog sobre un festival de expresiones jóvenes urbanas que se celebrará en noviembre en Bilbao. Tal vez enlace aquí los post que escriba en él, y así seguís teniendo noticias mías. Por otro lado, este verano este blog cumple ya tres añitos, así que creo que se ha convertido en algo suficientemente sólido que se puede permitir alguna temporada más floja...

Muchos besos a todas y a todas, perdonad que os tenga abandonadas y sabed que os echo mucho mucho de menos.