Una verdad incómoda

Y no me refiero al documental de Al Gore sobre el cambio climático que ha ganado el Oscar sino a Babel, mi preferida para el Oscar a la mejor película y, sobre todo, al mejor director. Aunque no me suelo guiar por las patrias a la hora de elegir favoritos, me hubiera gustado que en un país que sigue siendo racista con los mexicanos fuera una película mexicana la que se alzara con la preciada estatuilla. Cualquiera de las dos actrices secundarias nominadas - Adriana Barraza en el papel de la señora de la limpieza inmigrante que cruza la frontera a México con los niños que cuida para ir a la boda de su hijo y Rinko Kikuchi, la adolescente sordomuda ávida de sentirse deseada- se merecían ganar. Pero era mucho esperar.

Infiltrados es una gran película, con un reparto estelar, una trama compleja y un desenlace sorprendente. Pero su gran ventaja sobre Babel es que apenas pone el dedo en la llaga (narrar las rivalidades entre FBI y policía nacional no es ni mucho menos algo atrevido). Era muy iluso pensar que ganaría una película que, entre otros escándalos, denuncia los terribles dramas que suceden en Tijuana a raíz de una ley de extranjería inhumana o que muestra la frustración de una adolescente sordomuda que busca desesperadamente encuentros sexuales para sentirse apreciada. Una pena.

Una amiga me contó una broma televisiva: se mostraba a visitantes del ARCO una serie de dibujos pintados por niños diciéndoles que eran codiciadas obras de arte contemporáneo. Todos las alababan y hacían interpretaciones de lo más descabelladas para dárselas de eruditos. No me gusta caer en eso así que digo sin complejos que no me gustó El laberinto del fauno. Me gusta la historia por lo que probablemente una novela así me encantaría, pero el resultado no me motiva nada, sobre todo por el acentillo maño de lo más falso y dos actrices que no me convencieron en ningún momento: Maribel Verdú y Ariadna Gil. Un último apunte sobre la gala: no estaría yo nada satisfecha de ser Penélope Cruz cuando en todas las tertulias de hoy se ha hablado mucho más de su vestido que de su interpretación en Volver.