David contra Goliat

Ayer en Pásalo se debatió sobre dos temas que van unidos: los efectos de los centros comerciales sobre la vida y el comercio de las ciudades y los pueblos y, por otro lado, cómo afectará la FNAC que abre hoy a las tiendas de libros y discos.

Este es un tema polémico y muy complejo. Yo no soy partidaria de los centros comerciales. En efecto, desertizan las ciudades, acaban con el pequeño comercio y hacen que todos actuemos como rebaños de ovejas. No me gusta el plan estadounidense de pasar todo el día metida en un centro consumiendo sin parar (compras, comida, videojuegos, cena y cine).

Por otra parte, las comparaciones son odiosas. La última vez que he ido a un cine de Bilbao me he quedado decepcionada porque no recordaba que la pantalla fuera tan pequeña, los sillones tan incómodos y el sonido tan penoso. A esto hay que añadirle que los centros comerciales tienen aparcamiento gratis, facilidades para llevar a niños y la comodidad que da tener todo lo necesario en el mismo recinto. Y para colmo, cuenta con restaurantes que no hay en ciudades (Hollywood, Los hijos de Gloria...). Cuando mi pareja se empeña en que vayamos a un centro comercial me quedo sin argumentos.

Lo mismo ocurre con las tiendas. Yo intento con toda mi buena intención ir a tiendas de ropa pequeñas y evitar las franquicias pero es que resulta que en esas tiendas la ropa es mucho más cara, a veces menos estilosa, y en tiendas muy especiales como Skunk Funk o Xili-Xili (se llamaba así, ¿no?) te dejas el sueldo de un año.

Por tanto, creo que el pequeño comercio no se puede quedar de brazos cruzados y lloriqueando mientras que ve que Goliat le quita el pan. ¿La solución? (Nada fácil, no me voy a hacer la lista) Aportar un valor añadido que no satisfagan los centros comerciales. Los principales son especialización y trato personalizado al cliente. Como comentaban ayer en el programa de ETB2, es imperdonable ir a una tienda pequeñita y que el dependiente te trate igual de mal que el dependiente de Zara.

Mi querida Cristina, daba ayer en su blog un ejemplo excelente. Hablaba de un pequeño cine barcelonés que cerró y ahora ha vuelto a abrir sus puertas ofreciendo dos productos que no se encuentran fácilmente: las películas en versión original subtitulada y las películas indias del llamado Bollywood. Como Renoir en Bilbao, que es una franquicia así que igual no vale, pero ofrece entre seis películas comerciales un par de ellas europeas o de cine independiente.

En cuanto al FNAC, en Pásalo detectaron una hipocresía en la que no había pensado. ¿Por qué preocupa la FNAC y se la critica y, en cambio, no se protesta contra Elkar Megadenda y Urretxindorra, dos establecimientos de similar tamaño? Desde las librerías no se muestran especialmente amenazados por la FNAC porque incluso opinan que puede hacer de polo de atracción y que nunca podrá reemplazar el papel del librero. Las tiendas de discos, en cambio, están seriamente preocupados porque el auge de las descargas de Internet les coloca en una situación crítica como para competir con otro gigante más. La solución una vez más: especialización, trato amable y ofrecer un producto minoritario.