lunes, octubre 01, 2007

Hoy me tomo unas cañitas en Entrevías...


...con Ojos de Brujo. Como os dije, he pasado el fin de semana en Madrid. He estado con buenos amigos y amigas, he comido pastelitos árabes en Lavapiés, he visto una obra de teatro infantil con mi hermano... Pero una de las experiencias que me ha hecho pensar más ha sido cuando el sábado al mediodía me fui de cañas (en mi caso de coca-colas) por Entrevías.

Fue curioso porque me sentí extraña en ese mundo. Si alguien es de por ahí, espero que no le moleste la mirada de una guiri burguesa, nada más lejos de mi intención. El tema es que me sentí diferente, extranjera pero de un modo nuevo para mí. No por la marginalidad, por ver pobreza extrema, que eso lo podemos ver en todas o casi todas las ciudades. Más bien porque me encontré con un barrio obrero, sencillo, humilde, y creo que eso es algo que en Bilbao no existe.

Me recordó a la estética de la (para mi gusto) formidable Barrio, de Fernando León de Aranoa. Atuendo ajeno a las modas, bares sin ningún criterio estético, hogares austeros pero cálidos... Todos los adultos se conocen y tienen conversaciones desenfadadas, y los niños y niñas viven en la calle, todavía algo a salvo de la influencia de la play station .

No lo estoy idealizando ni mucho menos. No voy a ser tan hipócrita de fingir envidia por un trabajo de obrera, un hogar sin demasiadas comodidades, o una juventud marcada por el coqueteo con la delincuencia y las drogas. Pero, no sé, me pareció una realidad auténtica a la que merece acercarse.

Al día siguiente tuve una conversación que tiene que ver con todo ésto. Comentábamos lo elitistas y ajenas a la realidad que pueden llegar a ser algunas experiencias progresistas. Esa persona me contaba que en una escuela libertaria de lo más ideal, los alumnos y alumnas sentían rechazo y consideraban inferiores a quienes se habían educado en centros públicos tradicionales. En un reportaje de El País Semanal, un habitante hippie de las Alpujarras relataba su idílica vida, y el alcalde contestaba algo como: "Estos hippies se sienten en el paraíso, pero no se han acercado en la vida al pueblo. No saben qué es la sequía, la escasez, las plagas, el trabajo de los jornaleros...".

Me ha tocado criarme en un entorno burgués. Con diez años tocaba el piano y practicaba ballet; había viajado a Estados Unidos y Perú; iba cada semana al cine; una vez al mes al teatro, y en vez de tener un diario tradicional, escribía en el ordenador mis vivencias para ir familiarizándome con la informática. Creo que he aprendido de todo eso, y que explica parte de mis convicciones y filosofía de vida. Pero me niego a sentirme mejor que aquellas personas sencillas de Entrevías cuyo día a día, lejos de los grandes proyectos, consiste en trabajar, sacar adelante una familia, tomarse una cañita al mediodía, y fumarse un porrito por la noche.

Esta semana he cantado mucho Ná en la nevera, cuyo espíritu entre festivo, irónico y amargo me recuerda al de estos barrios. Y la letra creo que plasma muy bien lo que quiero decir: que no somos nadie para menospreciar y juzgar a quien vive su vida lo mejor que puede y le dejan. La chica se enfada porque una persona que le echa dinero por la calle dude que se lo gaste en comida. Al día siguiente, se monta una juerga y (imagino) se lo gasta en hachís y bebida con los colegas.

No creo que la mejor forma de cambiar las cosas sea juzgar esas vidas, ni compadecerlas. Tal vez, mientras que concentramos los esfuerzos en combatir las desigualdades desde la raíz, deberíamos limitarnos a conocer todas las realidades posibles, fundirnos con ellas y aportar nuestra experiencia pero, sobre todo, permitirnos aprender y enriquecernos con la diferencia. Digo yo.

Os dejo con Ná en la nevera y, de paso, con Ventilaor R-80, también de Ojos de brujo.



11 comentarios:

Anónimo dijo...

Conozco dicho barrio de Madrid. Sin duda, uno de los más pobres de la capital, aunque ha mejorado mucho en comparación a hace años.

En España, tenemos mucha clase media. Es la base de nuestra sociedad. Luego, hay élite de ricos y también una minoría de gente que lo pasa mal.

un beso

RGAlmazán dijo...

Verdaderamente lo has descrito tal cual. Con muchas carencias pero con mucha solidaridad y un aprovechamiento a tope de la vida. Donde la familia y la amistad significan casi todo. Conozco el barrio y es así.
Me recuerda mi Madrid de hace cuarenta o cincuenta años, eso sí, entonces no había drogas.

Un sitio perdido de lo bueno y lo malo. No es envidiable pero tiene valores que seguramente nuestra sociedad del "primer mundo" ha perdido.

Salud y República

Anónimo dijo...

La mirada de alguien que mira por primera vez a menudo descubre detalles para quien lo ve todos los días. Así que es curioso y muy interesante leerte.

No vivo en Entrevías pero sí en un barrio madrileño similar en muchas cosas, y tu descripción me sirve para "remirar" :)

Gracias por compartirlo

Anónimo dijo...

Fernado, acaban de salir estadísticas sobre el tema y en MadridEspe, desde que llegó ella, la gente que está por debajo del umbral de pobreza ha subido del 8 al 12€. ¡No está mal por el ladrillazo que dieron con ayuda de Tamayo!

Estar en este país por debajo del nivel de pobreza es tremendo. De cada 100 madrileños, ahora hay 12 que lo están. Antes eran 8. Los años de crecimiento económico internacional, bien reflejados aquí, sirvieron para subir con uno al 8% y con la otra al 12%.

Me parece tremendo.

Anónimo dijo...

el signo del euro es una errata, es un %

Álvaro dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Álvaro dijo...

¿A qué te refieres con lo de experiencias progresistas?

Cristina dijo...

Pues entonces si vienes a Barcelona y te paseas por el barrio de la Mina o del Raval alucinarás con la interculturalidad (vaya palabrita). Yo estudié en un colegio al ladito de la Mina y viví en carne propia la relación entre payos y gitanos. Con 13 años fui a una boda gitana de una ...compañera de clase!!!!Increíble

June Fernández dijo...

Matía, ¿por qué has borrado tu comentario? Joe, ahora no recuerdo lo que decía y cuando lo he leído pensaba contestarte... Con experiencias progresistas me refiero a escuelas libertarias, comunas, poblados en plan hippie...

Nán, me fío de los datos. Supongo que con el PP haya podido lavarse la cara del barrio pero no el fondo.

Cris, no me refiero a la multiculturalidad. Aquí hay un barrio parecido a el Raval pero en pequeñito, San Francisco. Me refiero más bien a la gente de barrio, no sé...

Rafa, sí, a eso me refería, gracias. y David, me alegro, gracias a ti.

Joe, ¿a nadie le gusta Ná en la nevera?

JLuis dijo...

hmmmm!!! que recuerdos de niñez me trae tu entrada. Calle, mucha calle.

Para recuperar algo de aquello y que mi peque lo pueda disfrutar yo me he ido de un barrio ya cambiado, y me he echao, prácticamente, al campo... pero no es lo mismo.

Un abrazote.

Anónimo dijo...

Anoche lei esta entrada y hoy me he acordado mucho de ella.
Me han cambiado de zona de reparto y ahora trabajo en una de casas bajas de estracto social más bien bajo.
Se ven familias empobrecidas (sobre todo ancianos), casas con pintadas contra el IVIMA (que ponen de manifiesto la amenaza de desalojo sobre la que penden), ropa tendida que a veces tienes que esquivar para acceder a los portales pero eso si, una cercanía y naturalidad de la gente que no se ve en otros sitios.
Al segundo dia ya me saludaban todos como si fuera el cartero de toda la vida.