Ayer, en otro blog, me tomaron el pelo por defender dos veces en poco tiempo a Cuatro. "Tú no me engañas: o tienes acciones en Cuatro o eres pariente de Gabilondo", me decían. Pues esta vez me toca ponerles a parir.
El miércoles encendí expectante la televisión segura de que el nuevo programa de las mañanas iba a romper con los típicos magazines que tanto aburren ya. Pues de eso nada: Las mañanas de Cuatro es un calco del programa de Ana Rosa Quintana. Bloque de corazón, bloque de crónica negra y bloque de política. Ni un ápice de novedad ni en los temas, ni en los colaboradores ni siquiera en el decorado.
Por no hablar de Gonzalo Miró, el colaborador estrella. Un profesor de la uni me llamaba la mujer de hielo por lo inexpresiva que soy hablando. Si hubiera visto a Miró en acción yo le hubiera parecido hasta histriónica.
Pues eso, que ahora sí que no les compro acciones.
«Nuestra lengua es nuestra vida», de Alba Eiragi
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3 Poemas y 1 historia sagrada de Alba Eiragi
2 comentarios:
JAJAJA No he visto el programa, no suele ver ese tipo de formatos, pero qué se puede esperar de un programa en el que la presentadora queda relegada en la publicidad a uno de sus colaboradores cuyo único mérito conocido es ser hijo de una directora de cine.
JAJAJA No he visto el programa, no suele ver ese tipo de formatos, pero qué se puede esperar de un programa en el que la presentadora queda relegada en la publicidad a uno de sus colaboradores cuyo único mérito conocido es ser hijo de una directora de cine.
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