domingo, noviembre 30, 2008

Cine para políticamente correctos


Ayer vi (mejor dicho, sufrí) en el cine una película recomendada por los políticamente incorrectos de los que hablábamos. La receta para poder presumir de ir a contracorriente: aderezar una consigna moral acon estereotipos y sensiblería.

El bodrio en cuestión se llama Bella. Una joven camarera de un restaurante mexicano en Nueva York (pongamos que se llama Lisa, porque no me quedé con los nombres) es despedida el mismo día que confirma que está embarazada. El chef y hermano del dueño del restaurante (pongamos que Roberto) se va con ella para consolarla. Lisa le confiesa que está embarazada y que va a abortar. Se ha quedado sin trabajo, el tío con el que se acostó no va a asumir la responsabilidad de ser padre y ella no está por la labor de tener 9 meses dentro a una personita y parirla para luego darla en adopción a unos extraños. Tampoco es que señale en ningún momento que ser madre entre dentro de su proyecto vital, supongo que porque ese deseo es inherente a tener un útero.

Durante el resto de la película, Roberto hace todo lo posible por convencerla de que no aborte. Le consigue un nuevo empleo en un abrir y cerrar de ojos, se la lleva a casa de sus amables padres mexicanos para que se empape de lo maravilloso que es el concepto de familia tradicional (entonces sabemos que la chica, como no podía ser de otra manera, pertenece a una familia desestructurada) y le cuenta su dramático pasado: era un futbolista apunto de ser fichado por un exitoso equipo, cuando atropelló con el coche a una niña pequeña. Estuvo cinco años en la cárcel por homicidio involuntario y ese episodio le atormenta cada día. Por cierto, en la película se sugiere que era todo un mujeriego en sus tiempos de futobolista, pero ahora ya no se deja llevar por la tentación de la carne.

Después de tal despliegue de exaltación de la vida y de la familia, Lisa accede a tener el bebé y dárselo en adopción a Roberto. De esa manera, ella no asesinará a un ser vivo y Roberto compensará salvando una vida el pecado de haber acabado con otra. La película acaba con la idílica imagen de Roberto y Bella, la niña, correteando por una playa 5 años después. Lisa acude por primera vez a conocer a su hija. Al verla, se echa a llorar y le pregunta: "¿Sabes quién soy?" Y la niña, con una sonrisa radiante, le contesta: "Claro, eres mi mamá". Los tres caminan de la mano. Fin.

La película es mala a rabiar, incluso si nos abstraemos del mensaje. Los personajes son simples y llanos. La trama, aburrida y predecible. Vierte algún mensaje políticamente correcto (fíjate tú por dónde) denunciando la explotación de los sin papeles. Sin embargo, el retrato de la familia mexicana no puede estar más plagada de estereotipos racistas y sexistas. La banda sonora no pega ni con cola: Alejandro Sanz, Caetano Veloso (al menos cantando Cucurrucú paloma; ¡viva México!) y merengue.

El actor protagonista me sonaba, y pronto recordé de qué. Resulta que lo vi promocionarla en un programa de la televisión Intereconomía. Los tertulianos (todos hombres, cómo no) alababan la cinta como un exponente de cine con valores y criticaban a las feministas por no reclamar medidas para que las mujeres embarazadas puedan dar a adopción a sus bebés o reciban ayudas económicas que les permitan ser madres. No conciben, claro, la posibilidad de que no quieran ser madres en ese momento o nunca, ni tengan porqué serlo. Ni una palabra tampoco sobre educación sexual.

El protagonista, y resulta que productor del bodrio, coincidía con sus opiniones y dio toda una lección de rectitud moral: "En una sociedad en la que es la televisión y no la familia la que educa a los niños, yo quiero hacer películas que puedan ver mi madre y mi abuela sin tener que taparles los ojos". Así piensan los políticamente incorrectos. No les gustan los eufemismos, así que corrijo: Así piensan los misóginos amargados que, a falta de valor para liberarse de sus corsés, se desquitan intentando encorsetarnos al resto.

6 comentarios:

RGAlmazán dijo...

Vaya culebrón con moralina fanático-cristiana.
Está bien que avises, no vaya a ser que fuera a verla.
Tremenda la fuerza, que a pesar de sus constantes desmanes, tienen las religiones y lo que calan en las conciencias.

Salud y República

NáN dijo...

¡Vaya, vaya, June! qué peliculicas que ves y qué cadena de TV. (confieso que lo hago a veces, hay que saber con quién te la juegas).

A ese productor que decide por su madre y por su abuela, sin preguntarlas claro, le dedico esta anécdota.

Una amiga, guía de turismo por Europa, llevaba un grupo grande en el que iban 5 viudas latinas de más de setenta años. El día en París era duro y terminaba por la noche con una opcional en un cabaret, de 11 a 1. Mi amiga les dijo que no les ofrecía el cabaret porque a esas horas estarían cansadas. Una de ellas respondió por todas: "Nos hemos pasado la vida obedeciendo a nuestro padre y después a nuestro marido. Ahora que somos libres nos apuntamos a todo".

Espero que ninguna de ellas fuera la abuela del productor (pero estoy seguro de que su abuela pensaría lo mismo).

Anónimo dijo...

¿Pero quién es el promotor de la pelícual, la Iglesia de la Cienciología? Por los dioses, ¡menudo peliculón! Se quedó agusto, ¿eh? Cómo ha retratado la condición humana, ahí, calando, dando en lo más profundo de... ¡jajajajajajaja! Perdón, o no, porque lo que sí creo es que retrata lo que todavía se considera bueno, lo normal, lo que hay que ser y hacer, y desgraciadamente este modelo no está muy lejos y tiene su partido político sentado en el parlamento español.

chus dijo...

Tenéis toda la razón. Si hay que retratar a la familia tradicional plagada de estereotipos racistas y sexistas, por lo menos que lo haga como Almodovar.

Anónimo dijo...

Chus, no creo que la familia tradicional sea la que ha acogido tan bien desde siempre a las solteras embarazadas.

entrenomadas dijo...

PA SALIR CORRIENDO!!!!